lunes, 30 de septiembre de 2013

¿Tuvo Jesús hermanos y hermanas? - Preguntas y respuestas bíblicas - Vídeo

Los hermanos de Jesús son mencionados varias veces en los textos de la Biblia. Mateo 12:46, Lucas 8:19, y Marcos 3:31 dicen que la madre y los hermanos de Jesús llegaron a verle, que estuvieron con él. La Biblia nos dice que Jesús tuvo cuatro hermanos; Santiago (Jacobo), José, Simón y Judas (Mateo 13:55). También nos dice que Jesús tuvo hermanas, pero ellas no son nombradas ni se dice el número de ellas (Mateo 13:56). En Juan 7:1-10, dice que sus hermanos fueron al festival mientras Jesús se quedó en Galilea. En Hechos 1:14, Su madre y sus hermanos son mencionados orando junto con los discípulos. Después en Gálatas 1:19, dice que Santiago era hermano de Jesús. La conclusión más natural de estos pasajes es interpretar que Jesús sí tuvo hermanos directos (hijos de la misma madre).

Algunos católicos romanos dicen que estos “hermanos” en realidad fueron primos de Jesús. Sin embargo, en cada uno y en todos los casos es usada la palabra griega específica para “hermano”. Mientras que la palabra puede referirse a otros parientes, su significado normal y literal es el de un hermano directo. Había entonces una palabra griega para primo, y no fue utilizada. Más aún, si hubieran sido primos de Jesús, ¿por qué son mencionados con tanta frecuencia como acompañantes de María, la madre de Jesús? No hay nada en el contexto de las visitas de Su madre y hermanos, que cuando menos sugiera que fueran sus medios-hermanos o primos.

El poder del perdón - Devocional

Un hombre que había perdido a su hijo en un accidente ocurrido 17 años antes, continuaba sumido en la amargura y el dolor por aquella triste pérdida. Tal era su estado de depresión y tristeza que la relación con su familia se fue deteriorando, hasta el punto de convertirse en un hombre que permanecía siempre enojado con todos los que le rodeaban, incluso con el mundo y hasta con Dios.
rencorcvcSe sentía culpable por la muerte de su hijo de tan solo 5 años. Así, ahogado por el odio y la culpa, se convirtió en un hombre de mal genio, discriminador y criticador agudo de todo lo que le rodeaba. El nivel de exigencia que tenía con los demás alcanzaba su punto máximo en la relación con su esposa y con su otro hijo mayor.
Se preguntaba una y otra vez ¿qué clase de Dios permitiría que su hijo muriera?, y además, ¿por qué volvieron a ocurrir más tragedias en su familia? Desesperado y en busca de respuestas, encontró a un sabio que le dijo lo siguiente:
“El perdón ha cambiado la historia, ha forjado amistades. Ha liberado a la gente de la esclavitud emocional y física, ha cambiado innumerables vidas para bien. Cierto es que sin justicia no hay paz, pero si falta la misericordia no se resolverán establemente los conflictos.”
El poder del perdón muestra lo que ocurre cuando vamos más allá de nuestra inclinación humana, más allá de amar sólo a aquellos que nos aman, pues es fácil amar a nuestros seres queridos, pero es difícil amar a aquellos que nos han hecho daño.

Fe a prueba de fuego - Ánimo en mensaje - Vídeo

Fe a prueba de fuego
Latía la amenaza... y la guerra se hizo presente, pero en medio de nuestras pruebas Dios desea darnos la victoria. 
A través de la Biblia vemos ejemplos de hombres y mujeres valientes que estuvieron dispuestos a pagar el precio de la fe. Se enfrentaron con valor a sus enemigos sabiendo que Dios era su fortaleza. Dejaron a un lado sus intereses, todo, con el firme propósito de cumplir la voluntad de Dios. Y sus vidas no carecieron de sentido, fueron transformados y hoy podemos dar testimonio de sus hazañas. Unos murieron, otros sufrieron; pero su fe nunca faltó.

¿Cómo está tu fe? ¿Está debilitada o fortalecida a través de las pruebas? ¿Reaccionamos con fe o preocupación? ¿Nos atemorizamos o clamamos a Dios?
Las luchas vendrán y no nos queda otra que seguir firmes y hacia adelante. Será difícil si dependemos de nosotros mismos ya que no habremos puesto nuestra fe en Dios.
¿Cuál es tu lucha? ¿Qué te inquieta? ¿Quién quiere robarte tu gozo?

Conocerte -Devocional

Creemos conocer a Dios, hablamos y contamos de Él, sin embargo la realidad es que la única forma de conocerle es a través de sus facetas, de sus ayudas. No podemos conocer a un Dios sanador si no pasamos por una enfermedad, no podemos conocer al Dios proveedor si no pasamos por escaseces, no podemos conocer al Dios Todopoderoso si no afrontamos situaciones imposibles de solucionar como humanos.
A veces ponemos en duda la sabiduría de Dios, queremos decirle qué hacer, cómo hacerlo y en qué momento llevarlo a cabo, y también decimos cosas incoherentes, cosas que no alcanzamos a comprender, porque a lo mejor todavía no le hemos conocido de cerca.
Pero no hay forma de conocer a Dios si no es de cerca. Si nosotros le tratamos alejadamente es muy difícil conocerle, pero cuando nos acercamos a Él, cuando le seguimos de cerca, cuando experimentamos situaciones que ponen a prueba nuestra fe, es cuando más y mejor conocemos a Dios.
Job, uno de los personajes de la Biblia que tuvo que pasar por situaciones muy, pero que muy difíciles, conoció mejor a Dios en medio de sus problemas y tribulaciones; escribió algo que realmente llega al corazón y hace reflexionar en las veces que uno mismo ha actuado de la misma manera.

José Roberto y su padre - El cuaderno de tapa roja - Vídeo


El cartero extendió el telegrama.
José Roberto, se lo agradeció, y mientras lo abría, una profunda arruga surcó su frente. Una expresión de sorpresa más que de dolor. Palabras breves y precisas:

– Tu padre falleció. Entierro 18 horas. Mamá.
José Roberto continúo parado, mirando al vacío. Ninguna lágrima, ningún dolor.¡Nada! Era como si hubiera muerto un extraño. ¿Por qué no sentía nada por la muerte del viejo?
Como un torbellino de pensamientos confusos, avisó a la esposa, tomó una linterna y se fue, venciendo los silenciosos kilómetros de ruta mientras la cabeza giraba a mil. En su interior no quería ir al funeral y si estaba en camino era sólo para que la madre no estuviera más triste. Ella sabía que padre e hijo no se llevaban bien.

La cuestión había llegado al final el día que, después de una lluvia de acusaciones, José Roberto había hecho las maletas y partido prometiendo nunca más poner los pies en aquella casa.
Un empleo razonable, boda, llamadas a la madre para Navidad, Año Nuevo o Pascua… Se había desligado casi por completo de la familia, no pensaba en el padre y la última cosa 
que deseaba en la vida era ser parecido a él. En el velatorio: Pocas personas.

La madre pálida, helada, llorona. Cuando vio al hijo, las lágrimas corrieron silenciosas, fue un abrazo de desesperado silencio. Después, vio el cuerpo sereno envuelto por una manta de rosas rojas, como las que al padre le gustaba cultivar. José Roberto no vertió una sola lágrima, su corazón no podía. Era como estar delante de un desconocido, un extraño, un…

Se quedó en casa con la madre hasta la noche, la besó y le prometió que volvería trayendo los nietos y la esposa para conocerla. Ahora podría volver a casa, porque aquel que no le amaba, ya no estaba más para darle consejos ácidos ni para criticarle.