jueves, 15 de enero de 2015

El orgullo - la soberbia - sus caídas

Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas y al fin, uno puso en fuga al otro. Resignadamente, se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio el vencedor, orgulloso, se subió a una tapia alta poniéndose a cantar con gran estruendo. 
Pero no tardó un águila en caer, atacarlo y raptarlo. Desde entonces, el gallo que había perdido la riña se quedó con todo el gallinero.

A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecérsele quien se los arrebate.
Reflexionemos: La cura para los malos deseos es la humildad. El orgullo nos hace egocéntricos y nos lleva a pensar que tenemos derecho a todo lo que podemos ver, tocar o imaginar. Crea apetitos codiciosos de obtener más de lo que necesitamos.
Pero podemos ser librados de nuestros deseos egocéntricos al humillarnos delante de Dios, tomando conciencia de que lo único que necesitamos es su aprobación. Cuando su Espíritu Santo nos llena, nos damos cuenta de que las atracciones seductoras del mundo son solo sustitutos baratos en comparación con lo que Dios nos ofrece.

Proverbios 16:18-19 Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu. Mejor es humillar el espíritu con los humildes.

Una palabra para los líderes

Antes de que Israel entrara en la Tierra Prometida, Dios dio dos instrucciones importantísimas: 
La primera, a Josué: “Esfuérzate y sé valiente...” (Josué 1:6). Tu vida se agrandará o se reducirá en proporción a la valentía que demuestres. Si estás dispuesto a asumir riesgos, llegarás mucho más lejos que aquéllos que siguen temerosamente el camino seguro y predecible.
valentia corajeAlguien escribió: “"En el momento en que decidas agarrarte a la vida con toda tu capacidad, para sacar el máximo provecho a cualquier precio, sacrificando todas tus ambiciones secundarias en favor de tu único gran objetivo, liberándote de todo lo que pueda interferir con ese objetivo, estando solo pero firme en tu propósito, pase lo que pase, entonces pondrás en marcha el vigor que está arraigado en tu interior para tu crecimiento personal. Vive de acuerdo con tu determinación, trabaja en lo que Dios predeterminó que hicieras para el perfeccionamiento de su plan, y serás invencible. Ninguna fuerza en la Tierra podrá hacer que no triunfes”.

Buscado entre muchos

Dios siempre buscó entre las multitudes un corazón dispuesto; no buscó alguien con títulos y reconocimientos o con un currículum grande y sorprendente. Lamentablemente, muchas veces nos subestimamos creyendo que, por algún fracaso o por alguna caída, no somos capaces de hacer grandes cosas, olvidando que fuimos creados para un propósito.
Veamos el ejemplo de María, la madre de Jesús. Había muchas mujeres que tenían la misma constitución y salud que ella para dar a luz a un niño, pero Dios buscó entre las multitudes y encontró gracia en una mujer que vivía en un pequeño pueblo, para que fuera la madre de Jesús, quien sería el Salvador del mundo. “Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios. Y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamarás su nombre Jesús.” Lucas 1:30-31
Otro ejemplo es el de Noé. Nos dice la Biblia que todo el mundo estaba corrompido, pero Dios buscó, entre mucha gente y pueblos, a alguien que procurara con su corazón agradarlo, y ese hombre era Noé. Una vez hallado, Dios dispuso acabar con todo ser viviente menos con ese varón y su familia pues también halló gracia en él. ” Y Jehová dijo a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación.” Génesis 7:1

Cristianos, no abusemos De Nuestro Poder

“…el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo…” (Mateo 20:27)

¿Tienes un puesto de mando? Si es así, solo es para una cosa: para servir a los demás. Esto es fácil de olvidar, ya que el poder es seductivo. El Presidente de los Estados Unidos John Adams dijo: “Ningún hombre es lo suficientemente sabio o bueno como para confiarle un poder ilimitado”. Cuando te acostumbras a tener poder, si no tienes cuidado y no oras abusarás con él, y hasta pondrás tu carácter en peligro con tal de conservarlo. 
Los que abusan del poder ven las cosas como Robert Greene lo describió en su libro "Las cuarenta y ocho Leyes del Poder": “Mantén a la gente desconcertada, en la oscuridad, y sin revelarle nunca el verdadero propósito que hay detrás de tus acciones. Si no tienen ni idea de lo que persigues, no podrán prepararse para defenderse. Guíales lo bastante lejos por el camino equivocado, envuélvelos en una “nube de humo”, y cuando se den cuenta de tus intenciones ya será demasiado tarde… porque la reputación es la piedra angular del poder. Solo por medio de ella puedes intimidar y ganar; sin embargo, desde el momento que des un resbalón, serás vulnerable y te atacarán por todas partes. Por lo tanto, haz que tu reputación sea intachable”.

Cuatro Leyes De La Bendición De Dios

Te Bendeciré y en ti Serán benditas las Familias de La tierra.  Génesis 12:2
Mantén en la mente Las Cuatro Leyes de la Bendición de Dios.
1. PRIMERA LEY. Nuestras bendiciones deben fluir en otros.
 La Biblia nos enseña que cuando somos bendecidos, no es solo para que nos sintamos bien, felices y confortables, sino para que también bendigamos a otros. Cuando Dios bendijo a Abraham en Génesis 12, le dijo: “ Te bendeciré y tú serás de bendición a otros”. Esta es la primera ley de la Bendición…y es que la Bendición debe fluir.
2. SEGUNDA LEY. Cuando bendecimos a otros, Dios tendrá cuidado de nuestras necesidades. 
Eso lo promete Dios. Él se encargará de nuestras necesidades. No hay nada que Dios no hará en favor de aquel que ayuda a otros, de hecho, Dios garantiza esta bendición. Lucas 18; 29.30 dice: “Les garantizo esto. Quien da alguna cosa para el Reino de Dios, ciertamente recibirá muchas veces más en esta vida y en la Vida eterna en el mundo venidero”
Cuando usted se preocupa por ayudar a otros, Dios asume la responsabilidad de s
us problemas y esto es una bendición real, porque Él sabe manejar tus dificultades más de lo que tu puedes.