miércoles, 6 de mayo de 2015

Llamados a dar paz…

EFESIOS 4:31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia, y toda malicia.
Vivimos en un mundo muy convulsionado donde la gente cada vez vive más nerviosa e irritada, como si cada vez costara más encontrar un lugar tranquilo para habitar. Las peleas se originan en las calles entre los conductores de coches como consecuencia de un accidente; las discusiones entre la gente y el personal de un banco o negocio; las discusiones con los vecinos del barrio, etc. Por todos lados vemos gritería, enojo, ira, maledicencia...
Lo triste de todo es que cuando llegamos a nuestro hogar, pensando encontrar un lugar de refugio, nos damos cuenta que allí también se originan las mismas o peores fricciones. El problema no radica en el peligro de las calles, el trabajo o los vecinos. El problema está en el interior del ser humano;
 donde éste habite siempre habrá problemas.

Perdido en el bosque

La historia trata de un niño llamado Carlitos. Estaba muy entusiasmado jugando en el jardín de su casa, cuando salió su madre para decirle que debía entrar en ella. Había notado que el clima había cambiado y que pronto se dejaría caer la tormenta. 
Carlitos, enojado, cuando sintió que la puerta se cerraba, corrió para salir del jardín y se internó en el bosque; había decidido ser libre, y no ser mandado por nadie. Y se sentó a descansar a los pies de un árbol, contento con lo que había hecho. 
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No había pasado mucho tiempo, cuando gruesas gotas de agua humedecieron su rostro, luego fue a más, y a más, hasta caer un verdadero aguacero. Intentó retomar el camino a casa, y le fue imposible, había barro por todas partes, y lo más grave es que estaba totalmente desorientado. Se acordó de los brazos cálidos de su madre, y de pronto, se hirió en su cabeza al perder el equilibrio, golpeándose con una gran piedra. 
Mientras, su madre junto a su otra hija, desesperadamente trataban de encontrarlo. Iban con linternas en la mano, lo llamaban, hasta que fue encontrado tendido en el suelo, sin conocimiento, empapado y muy, muy helado. Carlos, despertó sobre su cama, arropado, curada su herida, y con mamá a su lado. 
-Mamá, perdóname por no obedecerte, creí que podía guiarme solo, dijo. 
-Te basta con la experiencia que has tenido, Cuando se trate de obedecer, recuerda lo que has vivido en estas horas.

Hasta el final

“Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará,” Mateo 24:12 NVI
hasta el finalDiariamente vemos en las noticias las atrocidades que están ocurriendo en el mundo, la violencia que abunda en las familias, en los países, en todas partes; y tristemente, vemos cómo personas que dicen llamarse “cristianos”, también son partícipes de este tipo de actos deplorables. Pero el Señor Jesucristo no nos llamó a ser violentos, porque dice su palabra que los violentos son los que arrebatan el reino de los cielos (Mateo 11:12), no de manera literal sino espiritual. Se necesitan violentos, sí, pero que su violencia sea estar dispuestos a pararse en la brecha intercediendo por los perdidos, por los que necesitan reencontrarse con Dios para ser encarrilados al camino que lleva a la salvación y vida eterna, personas que demuestren el amor de nuestro Señor a los demás, que sepan dar una palabra de aliento, personas que estén dispuestas a morir si es necesario, por amor a Cristo.
“Pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.” Mateo 24:13 NTV.
Es necesario que nosotros, los cristianos permanezcamos firmes y siempre dispuestos a hacer la obra que se nos ha encomendado, para que ese amor que Jesús demostró muriendo en la cruz del calvario y que ha sido colocado en nuestros corazones, en nuestras vidas, no se apague sino que continuamente se avive y trascienda a los demás, que ese fuego derrita esos corazones de hielo y empiecen a encenderse con el fuego del Espíritu Santo y de la presencia de nuestro Rey. Dios no nos ha escogido para escondernos ni para rendirnos, sino para que cada día Él crezca más en nosotros, y llegar hasta la meta, hasta cumplir nuestro propósito en esta tierra.
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:13-14 RVR1960.

No mires hacia atrás

Dios te enseña que tu pasado no determina tu futuro, tu futuro ha sido diseñado por Dios
Cuando miramos atrás tropezamos con lo que tenemos delante, no nos percatamos de los peligros que pueden venir, no marchamos hacia un destino concreto y permanecemos atrapados en escenas del pasado. Hasta que no aprendamos a mirar hacia adelante, no podremos proyectarnos y continuar el plan que Dios diseñó para nuestras vidas.
No interesa lo que viviste en el pasado, porque tu futuro es más poderoso que aquel. No debes permitir que las cosas que hiciste, que te hicieron y que atravesaste sean obstáculos para cumplir el plan que Dios ha trazado para ti. Muchas personas en este momento, están caminando hacia adelante pero mirando hacia atrás, y es imposible que se superen, crezcan y maduren porque su mirada está puesta en su pasado y no en su futuro.
Lucas 17:32 “Acordaos de la mujer de Lot”.
Cuando citamos este versículo, a todos se nos viene la idea de una estatua de sal, y aquellos que no conocen la historia dicen: ¿Quién fue la mujer de Lot? Esta mujer, aunque había recibido la orden de no mirar hacia atrás, miró por la vida que había tenido en esas ciudades de Sodoma y Gomorra, que no quería olvidar. Puede que fueran muchas las cosas que experimentaste antes de venir al Camino de la Verdad; traiciones, robo, adulterio, fornicación, pornografía, mal carácter, depresiones y un sin número de experiencias que te traumatizaron de tal manera que pensaste que la vida era injusta, que estabas marcado para vivir siempre en derrota, en escasez, en pobreza y limitación.
Pero ya es tiempo de que dejes de estar mirando hacia atrás, porque cuando tienes tu mirada puesta en lo que fuiste estás tirando por la borda aquello que Dios quiere que seas. Tu pasado no determina tu futuro, tu futuro ha sido diseñado por Dios; pero hacia donde estés mirando en el presente, sí marca tu camino a seguir. Si le diste la espalda a personas que se consideraban “amigos”, pero que realmente te llevaban a descarriarte y salirte del propósito de Dios, no mires atrás si ya dejaste el vicio que te causaban.

En Casa, en la Presencia de Dios

Señor, a lo largo de todas las generaciones, tú has sido nuestro hogar. Salmos 90:1 NTV

Al terminar el día, es bueno volver a casa, a un lugar que conoces, donde puedes sacarte los zapatos, andar de un lado a otro en bata y no preocuparte con lo que piensan los demás. Y hablando reverentemente, la presencia de Dios puede volverse así de agradable para ti también. Con el tiempo, puedes aprender a llegar a ella en busca de fuerza, protección y dirección.
Dios quiere que te sientas como en casa en Su presencia, que seas consciente de que Él siempre está cerca de ti. Pensamos en Dios como una divinidad que vale la pena discutir en vez de un lugar en donde podemos habitar, pero Dios quiere que lo veamos como Aquél en el cual estar. (Hechos 17:28 NVI).
Cuando Dios condujo a los hijos de Israel al desierto, Él no aparecía solamente una vez al día para, luego, desaparecer. ¡No! La columna de fuego estaba presente con ellos durante toda la noche, y la nube de humo los acompañaba durante todo el día. Dios nunca nos abandona. Jesús lo prometíó: (Mateo 28:20 NVI).
El salmista dijo: (Salmos 27:4 NTV). Tú dices: no. Totalmente lo contrario: estás solamente a una decisión de la presencia de tu Padre. No necesitas cambiar tu dirección, solo tu percepción. Donde quiera que vayas hoy, sin importar cuál sea la dificultad que tengas que enfrentar hoy, acuérdate.