EFESIOS 4:31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia, y toda malicia.
Vivimos en un mundo muy convulsionado donde la gente cada vez vive más nerviosa e irritada, como si cada vez costara más encontrar un lugar tranquilo para habitar. Las peleas se originan en las calles entre los conductores de coches como consecuencia de un accidente; las discusiones entre la gente y el personal de un banco o negocio; las discusiones con los vecinos del barrio, etc. Por todos lados vemos gritería, enojo, ira, maledicencia...
Lo triste de todo es que cuando llegamos a nuestro hogar, pensando encontrar un lugar de refugio, nos damos cuenta que allí también se originan las mismas o peores fricciones. El problema no radica en el peligro de las calles, el trabajo o los vecinos. El problema está en el interior del ser humano; donde éste habite siempre habrá problemas.
Lo triste de todo es que cuando llegamos a nuestro hogar, pensando encontrar un lugar de refugio, nos damos cuenta que allí también se originan las mismas o peores fricciones. El problema no radica en el peligro de las calles, el trabajo o los vecinos. El problema está en el interior del ser humano; donde éste habite siempre habrá problemas.