domingo, 12 de enero de 2014

¿Es la seguridad eterna una licencia para pecar? - Preguntas y respuestas bíblicas

Repito este tema por lo trascendente que parece, ¡no!, por lo trascendente que es.
La objeción más frecuente a la doctrina de la seguridad eterna es que, supuestamente ésta promueve la idea de que los cristianos pueden vivir de la manera que les plazca y aún así ser salvos. Aunque esto es “técnicamente” cierto, esta no es la “esencia” de la seguridad eterna. Una persona que verdaderamente ha aceptado a Jesucristo como su Salvador puede llevar una vida pecaminosa, pero “no lo hará”. Debemos establecer una diferencia entre cómo debe vivir un verdadero cristiano y lo que debe hacer una persona para recibir la salvación.

La Biblia es extensamente clara en que la salvación es solamente por gracia, únicamente a través de la fe en Jesucristo (Juan 3:16; Efesios 2:8-9; Juan 14:6). Una persona es salvada por la fe y solamente por la fe. Desde el preciso 
momento en el que una persona verdaderamente cree en Jesucristo, es salvada y asegurada en esa salvación. Y la salvación no es ganada por la fe y luego mantenida por las obras. El apóstol Pablo aborda este punto en Gálatas 3:3 “¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” Si somos salvados por fe, nuestra salvación también es mantenida y asegurada por la fe. Nosotros solos no podemos ganar nuestra propia salvación. Por lo tanto, tampoco podemos ganar el mantenimiento de ella. Es Dios quien mantiene nuestra salvación (Judas Tadeo, verso 24). Es la mano de Dios la que nos sostiene firmemente asidos. (Juan 10:28-29). Nada nos puede separar del amor de Dios (Romanos 8:38-39).


Cualquier negativa de la seguridad eterna es, en esencia, una creencia de que nosotros debemos mantener nuestra propia salvación por medio de nuestras buenas obras. Esto es totalmente contrario a la salvación por gracia. Somos salvos por los méritos de Cristo, no por los nuestros (Romanos 4:3-8). Declarar que debemos obedecer la Palabra de Dios o vivir una vida santa para mantener nuestra salvación, es igual que decir que la muerte de Jesús no fue suficiente para pagar la condena por nuestros pecados. Las buenas obras y la ausencia de una vida cuya base sea el pecado, son consecuencias de la autenticidad de nuestra vida como cristianos, ¡ojo, que no estoy diciendo que el cristiano esté exento de pecar, sólo que ello no es su esencia! Consideremos, además, que la muerte de Jesús fue absolutamente suficiente para pagar por todos nuestros pecados –pasados, presentes y futuros-, pre-salvación y post-salvación (Romanos 5:8; 1 Corintios 15:3; 2 Corintios 5:21).

Él le enseña y le encamina

“Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir.”
Isaías 48:17
El hecho de que vaya a tener mucho dinero, no quiere decir que no se le vaya a escapar de entre los dedos. Si usted no tiene la sabiduría proveniente de la Palabra y no administra correctamente lo que tiene, se le va a escapar aunque tenga un millón de dólares. Por eso debe tener presente los beneficios que tiene como hijo de Dios.
Usted es un diezmador, y un diezmador siempre sabe administrar. Deje a un lado, de momento, verse como un religioso y legalista, véase como una persona libre al que no le dominan las finanzas. Usted sabe cómo se administra lo financiero en su vida, qué es lo que va primero, lo de Dios, y Él le enseña que todo el que le coloque primero será bendecido en el resto de las casos. 
Su fuente es Dios. Leemos todos los éxitos y progresos que tuvo Ezequías, y vemos que “Dios le prosperó”. Leemos que cuando Nehemías hablaba de progreso y prosperidad decía: “el Dios de los cielos nos prosperará”. Los evangelios mencionan 176 casos puntuales en los que Dios es el proveedor de la prosperidad. Y también lo menciona Jesús como que Él es el proveedor y la fuente de bendición.

Espada de dos filos - Familia

Es enorme el poder que tienen las palabras que salen de nuestra boca:
"Lo peor que me ha sucedido en la vida es que tú hubieras nacido.
No sirves para nada, eres un tonto, nunca triunfarás en la vida, nunca llegarás a la meta. 
No te amo, eres la causante de todos los problemas en esta casa, eres de mente cerrada, contigo no se puede vivir, eres como una cáscara de huevo, amas la pelea, etc, etc.
Me siento orgulloso de ti. Eres especial. Te amo. Doy gracias a Dios por tu vida. Aprecio tu apoyo".

Son mensajes lanzados a muchos, y al ver los resultados, notamos que las palabras son como una espada de dos filos.

¿Por qué estáis así, amedrentados?

En la vida nos enfrentaremos a tormentas muy fuertes, tormentas que en ocasiones nos pueden hacer creer que nos destruirán; porque ciertamente hay tormentas en nuestra vida que nos asustan mucho, que nos bajan el ánimo y hacen tambalear nuestra fe.
Quizá estés pasando por uno de los episodios más difíciles de tu vida, en el que las olas están golpeando fuertemente la barca de tu vida y en el que los vientos fuertes te son contrarios, momentos en donde lo más fácil es creer que todo terminará mal.
Pero aún en medio de las tormentas más fuertes de tu vida, debes guardar la calma, porque no todo está perdido, recuerda que a tu lado está Dios Todopoderoso.

En una ocasión, los discípulos de Jesús estaban afrontando una de las tormentas más fuertes de su vida, estaban en la barca y Jesús estaba allí con ellos, pero estaba dormido. Los discípulos, amedrentados, asustados, le despertaron a gritos temiendo por su vida; Jesús despertó, se puso en pie, reprendió con su voz al viento y al mar, y les dijo: “¡calla, enmudece, cálmate!”, y el viento cesó y el mar se calmó (Marcos 4:37-39). Luego Jesús dirigiéndose a sus discípulos les dijo:

“Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?”

Marcos 4:40 (Reina-Valera 1960)

Cabeza dura

A veces pasamos la vida dándonos golpes contra la pared. Interiormente pensamos que nosotros tenemos la razón y que todos los demás están equivocados, o que lisa y llanamente no nos entienden. Esta actitud nos lleva a vivir una vida dominada por la terquedad, el orgullo y los caprichos, que nos convierten en personas incapaces de pedir ayuda.
De esta misma manera rechazamos el consejo de nuestros padres, por considerar que no entienden la nueva forma de vivir y se han quedado en la era de los dinosaurios…
Man slamming his head into a brick wall, isolated on a white backgroundY a veces ni tan siquiera somos capaces de entender tener una relación con Dios. La Biblia y la iglesia nos parecen aburridos, lo que nos lleva a comenzar a vivir apartados de Él.
Muchos pasan la vida dándose golpes contra la pared. Una y otra vez, y fracasan sin poder hallar la salida a sus problemas. Tal pareciera que el ser humano no puede encontrar la puerta de escape al vacío que hay en su interior, porque en su obstinación prefiere golpearse una y otra vez con el fracaso, antes de darle una oportunidad a Dios.
¿Sabías que el ser humano es el único que tropieza varias veces en la misma piedra? No nos gusta ir por la vida recibiendo golpes, pero nuestra terquedad invariablemente nos conduce, una y otra vez, a experimentar el dolor sin ni siquiera permitimos que alguien nos aconseje.
Abre tus ojos, mira la puerta que está abierta el día de hoy, mira a Cristo, Él es tu salvación. Él es al que buscabas, Él es el que dará sentido a tu vida; no lo pienses más, deja tu orgullo atrás y entrégate de lleno a Él.
 “Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios: No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual también nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica “. 2 Corintios 3:4-6