jueves, 8 de mayo de 2014

Dentro de una manada

La cebra es un animal cuadrúpedo que tiene casi la misma morfología que un caballo, con la diferencia de que su pelaje es negro con rayas blancas, pero esta característica más que hacerlo una especie exótica, le ayuda a defenderse.
Para empezar, las rayas verticales contribuyen a poder esconderse entre las hierbas. A pesar de que esto puede parecer absurdo a primera vista, teniendo en cuenta que las plantas no son ni blancas ni negras, se supone que este "disfraz" es efectivo contra su depredador principal, el león, el cual es daltónico. Teóricamente, una cebra que permanezca quieta entre hierbas altas podría pasar desapercibida para un león.
Además, como las cebras son animales que viven en manada, las rayas ayudan a confundir a otros carnívoros que les acechan. Es decir, varias cebras que estén o se muevan juntas, pueden parecer un único y gran animal, haciendo que el león tenga problemas a la hora de elegir a un solo miembro para atacar. Un rebaño de cebras que se disperse para huir de su atacante, dará la impresión de ser una masa confusa de rayas verticales moviéndose en direcciones diferentes, haciendo que a un animal como el león, le cueste seguir visualmente a un individuo que no se separe de sus compañeros.
Por eso, una cebra apartada de su manada podría ser presa fácil para cualquier depredador.
Algo similar suele pasar en la vida de un creyente. Cuando uno se aleja de la iglesia es presa fácil del enemigo. Generalmente, quien se aparta se expone a recaer en viejos pecados, las ganas de orar y de buscar a Dios disminuyen notoriamente, se suelen retomar viejas y malas amistades, se apaga el fuego de la pasión que se sentía en el primer amor, los frutos del Espíritu Santo son cambiados por las obras de la carne, se es fácilmente arrastrado por pasiones desordenadas, etc. Poco a poco, el corazón se hace más duro, llegando a sentirse cada vez más alejado de Jesús.

¿A dónde corres? - Reflexiones

Un amigo mío cuenta la historia de algo que sucedió mientras su papá estaba cazando ciervos en los bosques de Oregón.
Con el rifle acunado en el hueco de sus brazos, su padre iba por un antiguo camino de leñadores, casi borrado por la exuberante espesura. Caía la tarde y estaba pensando en regresar al campamento, cuando oyó un ruido en los arbustos cerca de él. Antes de que tuviera la oportunidad de levantar el rifle, un bultito castaño y blanco corrió hacia él a toda velocidad. Mi amigo se ríe cuando cuenta la historia.
Todo sucedió tan rápido, que papá apenas tuvo tiempo de pensar. Miró hacia abajo y allí estaba un conejito castaño, sumamente agotado, acurrucado contra sus piernas, entre sus botas. La cosita temblaba como una hoja, pero allí estaba sin moverse.
Era muy extraño. Los conejos silvestres tienen miedo de la gente, y ni siquiera es fácil llegar a ver alguno… mucho menos que uno venga y se siente a nuestros pies.
Mientras papá trataba de encontrarle explicación a aquello, otro actor entró en escena: Más abajo, una comadreja saltó al camino, y cuando vio a mi padre, que la consideraba su presa, el predador quedó congelado, con el hocico jadeante y los ojos de un rojo brillante.
Entonces, papá comprendió que había irrumpido en un pequeño drama de vida y muerte en el bosque. El conejito, exhausto por la persecución, estaba a sólo minutos de la muerte. Papá era su última esperanza de refugio. Y olvidando su natural recelo y miedo, el animalito instintivamente, se había pegado a él buscando protección ante los afilados dientes de su implacable enemigo.
El padre de mi amigo no lo decepcionó: alzó su rifle, apuntó y disparó al suelo, justo debajo de la comadreja. El animal pareció saltar en el aire casi un metro y entró disparado hacia el bosque de nuevo, a toda la velocidad que sus patas se lo permitían.
Durante un rato el conejito no se movió. Siguió echado allí, acurrucado entre los pies del hombre, mientras la tarde caía poco a poco, y él le hablaba suavemente.
¿A dónde fue, chiquitín? No creo que te moleste por un tiempo. Parece que esta noche te has librado de la trampa.
Y el conejito se fue saltando, alejándose de su protector para entrar en el bosque.

Hombres De Valor - Familia

Cada padre de familia, que tiene la responsabilidad de ser el líder de una familia, debe ser un hombre de valor. 
Un hombre de valor es uno que ama a Dios con todas sus fuerzas y lo enseña a su familia.
Un hombre de valor es alguien que procura ser el líder espiritual de su hogar.
 Un hombre de valor es uno que ama a su familia, que está dispuesto a vencer el egoísmo y el orgullo para convertirse en un servidor para su familia.
 Un hombre de valor es uno que atiende las necesidades de su familia.
Sabe atender las prioridades de su familia antes que las suyas.
Un hombre de valor es alguien que reconoce sus errores y se dispone a pedir perdón a quien haya lastimado, comenzando por su esposa e hijos.
Un hombre de valor es uno que enseña a sus hijos principios de vida bíblicos y los modela con ellos. 
Es alguien que se esfuerza para proveer a su familia.

Amor, Respeto Y Sexo

La dificultad es que la mujer desea y piensa en términos de una sola cosa, y los hombres desean y piensan en términos de otra. Somos propensos a dar a la otra persona lo que queremos y no lo que ellos quieren...
“Por eso les repito: cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido.” Efesios 5.33
Los hombres y las mujeres somos diferentes. Hay diferencias obvias y hay diferencias que subyacen porque las creamos. Este versículo anterior, remarca las segundas diferencias. En la mayoría de las relaciones, el tipo de amor que las mujeres quieren, tiene que ver con el deseo de amor, el nutrir y el cuidado. Esto no insinúa debilidad, sino más bien impera el deseo de ser queridas y tratadas con amor. Por esta razón es recomendable que los esposos amen a sus esposas.
Por el contrario, los hombres tienen un tipo de necesidad diferente. El tipo de amor que ellos desean, tiene que ver con el ser lo suficientemente buenos. Ellos quieren ser reconocidos por su capacidad y habilidad. Por esta razón se les anima a las esposas a que respeten a sus esposos.
La dificultad es que la mujer desea y piensa en términos de una sola cosa, y los hombres desean y piensan en términos de otra. Por naturaleza, somos propensos a dar a la otra persona lo que queremos y no lo que ellos quieren. Dar el tipo de amor correcto debe ser intencionado, de lo contrario no va a suceder por sí solo.

El Amor Crucificado - Poema


¿Por qué mirando a la cruz
nuestros ojos se humedecen?
¿Por qué el alma se enternece
cuando contempla a Jesús,
de tal manera sufriendo
por la humanidad perdida?
¿Será que el alma dormida
su pecado allí esta viendo?
Pensamos: ¿Cómo es posible
que nadie de Él se conduela?
El corazón se rebela
ante un crimen tan horrible.
Siendo Dios, muy bien podía
evitar aquel suplicio;
mas aceptó el sacrificio
con estoica valentía.
Quien a la cruz le sujeta,
no son los clavos punzantes.
Es su Amor, Su Amor triunfante,
quien logra que allí esté quieta
Su incomparable figura.
Aquel cuerpo inmaculado,
que carga con el pecado
de las humanas criaturas.
No existe razón más fuerte.
Es ese Amor escondido
en la cruz, que reverente,
hasta el más indiferente
lo contempla conmovido,
viendo en él, la bondad.
El Amor crucificado
El Cordero Inmaculado
que salva a la humanidad.
Ante esa cruz soy culpable,
pues yo debía ocuparla.
¿Puede haber, quien al mirarla
no se sienta responsable?