viernes, 29 de noviembre de 2019

¿Qué significa: “La letra mata, pero el espíritu vivifica”?

Las malinterpretaciones de la Biblia pierden toda la gracia cuando han arruinado la vida de una persona. Hasta cierto punto, éste era el caso de un muchacho, llamémoslo Pedro, que había asistido durante años a una iglesia supuestamente cristiana. Comenzó a leer la Biblia y se percató de que algunas de las prácticas habituales en su congregación eran contrarias a las Escrituras.
Decidió entonces, hablar con su pastor y le expuso sus inquietudes mostrándole algunos textos bíblicos, a lo que su pastor respondió: “Estás enfocándote demasiado en el texto. Recuerda: la letra mata, pero el espíritu vivifica”.

Malinterpretando el texto

Tomar literalmente un pasaje como 2 Corintios 3:6 (el cual asimismo nos capacitó para ser ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu, porque la letra mata, pero el Espíritu da vida)y darle una interpretación incorrecta es bastante serio. Aunque somos humanos falibles interpretando la Palabra de Dios infalible, el Señor nos hace responsables de cómo usamos la Biblia, especialmente si somos maestros de ella (Santiago 3:1). Para las personas que enseñan lo que Dios no dice, Dios tiene reservada una condenación más grande.

Resultado de imagen de ¿Qué significa: “La letra mata, pero el espíritu vivifica”?Cuatro veces en el Nuevo Testamento se habla de personas que recibirán “mayor condenación” (Mateo 23:14Marcos 12:40Lucas 20:47Santiago 3:1), y todas tienen que ver con líderes religiosos que abusan de la fe para imponer mandamientos que no provienen de Dios. Esta es una gran blasfemia porque intentan usurpar el nombre de Dios. Para personas así, Dios tiene reservada una condenación más grande.

2 Corintios 3:6 es uno de esos versos que ha sido malinterpretado desde los primeros siglos de la Iglesia cristiana. Por ejemplo, Orígenes, quien murió en el siglo III y es famoso por sus alegorías de la Biblia, interpretaba “la letra” en el sentido gramatical del texto, mientras que “el espíritu” se refería a la interpretación espiritual. De acuerdo a Orígenes, el sentido gramático era inferior al espiritual. Él usó este versículo para justificar sus interpretaciones alegóricas, y después muchos siguieron su ejemplo, malinterpretando incontables versículos por toda la Biblia.

Hoy en día, este verso se usa para justificar una falta de seriedad al estudiar la Palabra. Hay diversas variaciones de lo mismo. Si un muchacho quiere estudiar en el seminario, alguna persona, quizá con buena intención, puede tomarlo aparte para advertirle que “la letra mata, pero el espíritu vivifica”. Cuando un joven (como Pedro) encuentra prácticas antibíblicas en su iglesia, su voz es reprimida con este mismo texto.
Este verso, sin embargo, no tiene nada que ver con el sentido espiritual de un pasaje, ni con el peligro de estudiar teología. Mucho menos debe usarse para justificar en la iglesia cosas que son contrarias a la Palabra de Dios.
Para entender el sentido del pasaje, debemos estudiar el contexto.

¿Qué es Toda la armadura de Dios?

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La frase “toda la armadura de Dios” viene de Efesios 6:13-17: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”.

Efesios 6:12
 indica claram
ente que el conflicto con Satanás es espiritual y por lo tanto, ningún arma material es efectiva contra él y sus demonios. No se nos da una lista de tácticas específicas que él usará. Sin embargo, el pasaje es muy claro en que si seguimos fielmente todas las instrucciones, podremos permanecer firmes y obtendremos la victoria, a pesar de sus ofensivas.

El primer elemento de nuestra armadura es la verdad (versículo 14). Esto es fácil de entender puesto que Jesús dice que Satanás es “el padre de la mentira” (Juan 8:44). El engaño es una de las cosas que Dios considera abominables. Una “lengua mentirosa” es una de las cosas que describe como “aborrecibles para Él” (Proverbios 6:16-19). Por lo tanto, somos exhortados a revestirnos de la verdad para nuestra santificación y liberación, y para beneficio de aquellos ante quienes somos testigos.

También en el versículo 14, se nos dice que nos vistamos con la coraza de justicia. Una coraza debía proteger al guerrero de una herida fatal en el corazón y otros órganos vitales. Esta justicia no se refiere a las obras de justicia hechas por los hombres, sino más bien, se trata de la justicia de Cristo, imputada a nosotros por Dios y recibida por fe, la cual guarda nuestros corazones contra las acusaciones y cargos de Satanás, y protege nuestro ser interior de sus ataques.

El versículo 15 habla de la preparación de los pies para el conflicto espiritual. En la guerra, algunas veces el enemigo ponía peligrosos obstáculos en el camino de avanzada de los soldados. La idea de la preparación con el evangelio de la paz como calzado, sugiere que necesitamos avanzar en el territorio de Satanás, en terreno peligroso, conscientes de que habrá trampas, con el mensaje de la gracia tan esencial para ganar almas para Cristo. Satanás tiene muchos obstáculos colocados en el camino para detener la propagación del evangelio.

La historia del Cristianismo

Resultado de imagen de ¿Cuál es la historia del Cristianismo?La historia del cristianismo es en realidad la historia de la civilización occidental. El cristianismo ha tenido una gran y extensa influencia en la sociedad; el arte, el idioma, la política, las leyes, la vida familiar, las fechas del calendario, la música y la manera misma en que pensamos, todo ha sido influenciado por el cristianismo durante dos milenios. Por lo tanto, es importante que se conozca la historia de la iglesia.

El inicio de la Iglesia

La iglesia comenzó 50 días después de la resurrección de Jesucristo. Jesús había prometido que Él edificaría Su iglesia (Mateo 16:18), y con la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4), la iglesia - ekklesia (“asamblea de los apartados”) comenzó oficialmente. Tres mil personas respondieron al sermón de Pedro ese día y decidieron seguir a Cristo.

Los primeros convertidos al cristianismo fueron judíos o prosélitos del judaísmo, y la iglesia estaba centrada en Jerusalén. Por esta razón, inicialmente el cristianismo fue visto como una secta judía, semejante a los fariseos, saduceos, o esenios. Sin embargo, lo que los apóstoles predicaban era radicalmente distinto de lo que otros grupos judíos estaban enseñando. Jesús era el Mesías judío (el Rey ungido), quien había venido para cumplir la Ley (Mateo 5:17) e instituir un Nuevo Pacto basado en Su muerte (Marcos 14:24). Este mensaje, con la acusación de que ellos habían matado a su propio Mesías, enfureció a muchos líderes judíos, y algunos, como Saulo de Tarso, reaccionaron para acabar con “el Camino” (Hechos 9:1-2).

Es correcto entonces, decir que el cristianismo tiene sus raíces en el judaísmo. El Antiguo Testamento proporcionó el fundamento para el Nuevo, y es imposible comprender plenamente el cristianismo sin un conocimiento básico del Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento explica la necesidad de un Mesías, contiene la historia del pueblo del Mesías, y predice la llegada del Mesías. En consecuencia, todo el Nuevo Testamento tiene que ver con la llegada del Mesías y Su obra para salvarnos del pecado. En Su vida, Jesús cumplió más de 300 profecías específicas, probando que Él era Aquel de quien el Antiguo Testamento había profetizado.

El Crecimiento de la Iglesia Primitiva

No mucho después de Pentecostés, las puertas de la iglesia fueron abiertas a los no-judíos. El evangelista Felipe predicó a los samaritanos (Hechos 8:5), y muchos de ellos creyeron en Cristo. El apóstol Pedro predicó a los gentiles de la casa de Cornelio (Hechos 10), y ellos también recibieron el Espíritu Santo. El apóstol Pablo (el antes perseguidor de la iglesia) esparció el evangelio por todo el mundo greco-romano, llegando tan lejos como a la misma Roma (Hechos 28:16) y posiblemente hasta España.

En el año 70 d.C., Jerusalén fue destruida, pero los libros del Nuevo Testamento habían sido completados y ya estaban circulando entre las iglesias. Durante los siguientes 240 años, los cristianos fueron perseguidos por Roma, algunas veces por azar y otras veces por edictos gubernamentales.

En los siglos II y III, el liderazgo de la iglesia se volvió más y más jerárquico conforme crecían en número. Muchas herejías fueron expuestas y refutadas durante este tiempo, y fue acordado el canon del Nuevo Testamento. La persecución continuó intensificándose.


El Surgimiento de la Iglesia Romana

En el año 312 d.C., el emperador romano Constantino declaró haber tenido una experiencia de conversión. Casi 70 años después, durante el reinado de Teodosio, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. A los obispos les fueron asignados lugares de honor en el gobierno, y para el año 400 d.C., los términos, “romano” y “cristiano”, fueron prácticamente sinónimos.

Entonces, después de Constantino, los cristianos ya no fueron perseguidos. Con el tiempo, fueron los paganos quienes estuvieron bajo persecución, a menos que se “convirtieran” al cristianismo. Tal conversión forzada, condujo a mucha gente a entrar a la iglesia sin un verdadero cambio de corazón. Los paganos trajeron con ellos a sus ídolos y las prácticas que acostumbraban, y la iglesia cambió: a la sencillez de la adoración de la iglesia primitiva, fueron añadidos iconos, una arquitectura elaborada, peregrinaciones y la veneración a los santos. Casi por esta época, algunos cristianos se retiraron de Roma, eligiendo vivir en aislamiento como monjes, y quedó introducido el bautismo de infantes como un medio para quitar el pecado original.

En los siguientes siglos fueron organizados varios concilios eclesiásticos, en un intento por determinar la doctrina oficial de la iglesia, para censurar los abusos clericales y para hacer la paz entre facciones en guerra. Conforme el Imperio Romano se debilitaba, la Iglesia se hizo más poderosa, y surgieron muchos desacuerdos entre las iglesias del occidente y las del oriente. La iglesia (latina) occidental, con base en Roma, declaró tener la autoridad apostólica sobre todas las otras iglesias. Hasta el obispo de Roma comenzó a llamarse a sí mismo el “Papa” (el Padre). Esto no fue bien recibido por la iglesia oriental (griega), con base en Constantinopla. Las diferencias teológicas, políticas, de procedimientos y lingüísticas, contribuyeron todas ellas al Gran Cisma de Oriente y Occidente en 1054, en el cual la iglesia Católica (Universal) Romana y la iglesia Oriental Ortodoxa se excomulgaron mutuamente y rompieron toda relación.