Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio
anunciado por mí no es invención humana; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de
hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
(Gálatas
1:11 y 12).
Muchos creyentes
han tratado de leer y estudiar lo que sea con el fin de comprender el
significado correcto de la Gracia de Dios. Tristemente tratan de comprender un
misterio del cielo como si fuese una fórmula matemática o una ecuación de
química.
Definitivamente, el
tema de la gracia de Dios es un asunto mal entendido por los cristianos hoy en
día. Sin embargo, es la doctrina de la gracia un aspecto fundamental
y exclusivo de la fe cristiana. La gracia de Dios es una revelación al creyente,
del carácter de Dios, de su amor y perdón a favor del pecador a través de la
obra de Cristo.
Los dedicados a las matemáticas y a las ciencias abstractas han tratado de explicar un universo infinito y los conceptos de La teoría de la Relatividad, definiendo un símbolo llamado "lemniscata" para describir el infinito.
Los dedicados a las matemáticas y a las ciencias abstractas han tratado de explicar un universo infinito y los conceptos de La teoría de la Relatividad, definiendo un símbolo llamado "lemniscata" para describir el infinito.
Este símbolo, aplicado
a las ciencias, esconde los extraños conceptos y poco intuitivos de los
misterios de lo infinito. El símbolo del infinito normalmente se usa para
expresar las cosas que no tienen límite. Concepto que es muy
difícil de asimilar plenamente con nuestras mentes corruptas y finitas. Un
ejemplo de ello es el concepto del universo que se expande siempre a
velocidades cercanas a la de la luz.
Este símbolo matemático lo habremos visto alguna vez de nuestras vidas, los que hayamos estudiado las matemáticas modernas; sin embargo, no puede la mente del hombre entender completamente el infinito porque sencillamente no estamos capacitados para ello.
Seguro que este
ocho tumbado y sin un punto en el que acabe su eterno recorrido, no
puede describir el infinito e inmensurable amor de Dios. ¡Qué sería de
esta tierra y de nosotros, los pecadores, si la Gracia de Dios no fuera nuestro
sustento y supervivencia!
Por la misericordia de
Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus
misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu
fidelidad. (Lamentaciones 3:22 y 23).
La gracia de Dios no
es una licencia para pecar, y tampoco es una herramienta
para esconder nuestras culpas o nuestra propia carnalidad, sino que nos
revela constantemente nuestra depravación. La gracia nos enseña a
amar a Dios indescriptiblemente por Su amor y no por Su juicio.
La Gracia de Dios nos
señala a Cristo, nos presenta a Cristo, y nos atrae de manera constante a
Cristo. (Juan 1:17)