El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Marcos 10:45
- Evangelio según Marcos -
Marcos presenta a Jesús como el Siervo perfecto. No solo es el Rey prometido a Israel, como lo revela Mateo, sino también el verdadero Siervo de Dios (ver Isaías 42:1-9; 49:1-6; 52:13-15; Zacarías 3:8). No es el siervo de los hombres, sino de Dios. Sin embargo, su servicio a Dios se cumple sirviendo a los hombres; de este modo da a conocer la bondad y la misericordia divinas.
Jesús también es el Siervo que sufrió. En este evangelio, los sufrimientos y la muerte de Jesús ocupan mucho lugar. El Señor Jesús habló cuatro veces a sus discípulos de los sufrimientos por los que debía pasar: “Está escrito del Hijo del Hombre, que padezca mucho y sea tenido en nada”. “Le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará” (Marcos 9:12; 10:34, ver también capítulos 8:31; 9:31). Según sus propias palabras, “no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.
Un rescate es el precio que hay que pagar para que los cautivos puedan ser liberados. Jesús anunció que iba a morir en lugar de aquellos que creían en Él, para liberarlos de la esclavitud de Satanás y del pecado.