viernes, 13 de junio de 2014

¡Si crees que lo sabes todo, es difícil que aprendas algo! - Crecimiento personal-espiritual

“Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de distintas maneras a nuestros antepasados, por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo.”
Hebreos 1.1-2
Un hombre de montaña solía decir, “Si crees que lo sabes todo, es difícil que aprendas algo.”
Todos tenemos nuestra manera de pensar, maneras arraigadas en nosotros desde el nacimiento. De hecho, desarrollamos verdaderas autopistas neurológicas propias, que nos dificultan aún más pensar diferente.
De igual forma, nuestras creencias están arraigadas en nosotros. Hacemos las cosas a nuestra manera, creemos ciertas cosas y en cierto sentido, sabemos lo que queremos saber.
Pero el pensar diferente, creer en nuevas cosas y aprender de ellas, requiere intención y acción de nuestra parte.
El libro de Hebreos fue escrito por un grupo de gente que tenía arraigadas unas profundas maneras de pensar y de creer. Tenían miles de años de experiencia de generaciones anteriores y cientos de años de tradiciones que definían como eran.
Pero Jesús redefinió mucho de eso, y en el libro de Hebreos leemos muchas explicaciones y enseñanzas sobre cómo se entremezcla y entiende todo. Algunas personas pudieron aprender y reestructurar sus paradigmas, pero otros no. Los que pensaron, “ya lo sé todo” se perdieron el regalo más grande, una relación sin obstáculos con su Creador.

La Vida es Corta - Reflexiones

Un conferenciante, al explicar el manejo del estrés a la audiencia, levantó un vaso de agua y preguntó: ¿Cuánto pesa este vaso de agua? Las respuestas dadas oscilaron entre 20 y 500 gramos. El conferenciante continuó: "El peso del mismo no importa. Depende de cuánto tiempo intentemos sostenerlo".
“Si lo sostengo un minuto, no hay problema. Si lo sostengo una hora, tendré un dolor en mi brazo derecho. Pero si lo sostengo un día entero, tendrán que llamar a una ambulancia. Es el mismo peso para cada caso, pero cuanto más tiempo lo sostenga más pesado se pone”.
Continuó: “Y así es con el manejo del estrés. Si llevamos nuestras cargas todo el tiempo, tarde o temprano, al hacerse éstas cada vez más pesadas, no podremos seguir adelante. Al igual que con el vaso de agua, tendremos que olvidarlas un tiempo y descansar para poder seguir sosteniéndolas.
Cuando descansemos, podremos seguir adelante con la carga”.
“Así que, antes de regresar a casa esta noche, deposite la carga del trabajo. No se la lleve a casa. La podrá recoger mañana. Cualquiera que sea la carga que estemos portando, dejémosla por un momento si podemos. Relajémonos; recojámosla después, una vez que hayamos descansado.
La vida es corta. ¡Disfrutémosla!”

Diseño exclusivo

“Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.” Salmos 139: 13-14 NTV

El cuerpo humano está compuesto por miles de tejidos, células, órganos y sistemas que se encuentran perfectamente sincronizados. También cada parte tiene una función diferente y contiene órganos específicos. En fin, el cuerpo humano es muy complejo pero perfectamente completo.
¿Hoy te miraste en el espejo? Seguro que pudiste apreciar tu piel, tu cabello, tus ojos o tus labios. Quizá te hayas encontrado con algunas arrugas o pecas que no son de tu agrado. Sin embargo, al mirarte en el espejo has podido apreciar la creación única de Dios.
Lamentablemente, muchos varones y mujeres se sienten disconformes con sus rasgos físicos, pues los medios sociales han creado un estereotipo de mujer y hombre... ¿perfecto?, con físicos muchas veces raquíticos y con desarrollados músculos, contribuyendo de esta manera, a crear un paradigma de supuesta perfección.

La Palabra de Dios Trabajará En Mí

¡Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra! Salmo 119:28
La Biblia es la mejor herramienta para desarrollar nuestra relación con el Señor y para vivir la vida en general. Aquí están sólo algunos de sus beneficios tomados del Salmo 119 (la descripción más larga y detallada de cómo funciona la Palabra de Dios en la vida de un creyente). Abre tu Biblia y tómate el tiempo preciso para leer el Salmo 119. Ve si puedes encontrar los versículos que mencionan estas promesas.
Tómate el tiempo necesario para encontrar y subrayar cualquier versículo que te guste especialmente.
La Biblia . . .
Nos da respuestas, nos orienta y dirige cuando buscamos al Señor.
Nos aviva cuando estamos deprimidos o quebrantados, dándonos esperanza y consuelo cuando todo parece perdido.
Nos fortalece en medio de las circunstancias agotadoras.
Aumenta nuestra capacidad para aceptar las cosas de Dios.
Nos da respuestas para la condenación que a veces sentimos.
Nos mantiene avanzando en conocimiento libremente, sin enredarnos con distracciones y dificultades.
Nos da discernimiento, conocimiento, sabiduría y comprensión.
Nos provee de luz para que podamos ver por dónde caminamos y a dónde nos llevará el camino.
Nos ofrece gran paz y estabilidad, incluso en medio de aguas turbulentas.
Contrarresta nuestra tendencia a desviarnos y perdernos o a meternos en dificultades.
Nos hace más sabios que incluso la persona más lista del mundo.
Agudiza nuestra conciencia y acrecienta nuestro disgusto por los caminos de maldad. 

La voluntad de Dios para mí

Continuamente daba gracias a Dios por el don que, a través del Espíritu Santo le había conferido, de la sabiduría e inteligencia que humildemente, intentó poner y siempre pone y pondrá en aras a su servicio, para su gloria. Si tiene algo, es gracias a Él, a su gracia, y nunca se cansará de darle las gracias por ello, de alabarle, adorarle lo mejor que pueda y sepa, y darle el mejor servicio cada día que pase.

A través de sus vivencias, muchas gracias a Dios, pudo darse cuenta de que la experiencia vital, puesta al servicio de la fe que, como cristianos tenemos, produce resultados verdaderamente extraordinarios, ciertamente asombrosos.

Un día fue invitado a comer a casa de sus pastores, grandes amigos suyos, como si fuesen hermanos, y les compartió acerca de unos hechos que le acontecieron. Quería relatárselos, y también hacerles una pregunta.
El caso es que, estaban acabando de comer, cuando les formuló esa pregunta que, debido a su experiencia y creencia en Dios, creía acertada, según él, su respuesta a ella. Respetaba, y mucho, la opinión de sus pastores, y les preguntó: ¿Cuántos grupos de gente, atendiendo a su creencia o no en Dios, creéis que hay?, les inquirió, a sabiendas que la respuesta ya iba implícita en la pregunta.
-         Dos, le dijeron. Creyentes y no creyentes en Dios.
-         En mi opinión, les comentó, creo que son tres. Me explico:
Creo que, atendiendo a la fe en Dios, están los no creyentes, como los agnósticos y ateos, con sutiles aunque apreciables diferencias entre ellos, los creyentes en Dios, y los pasivos. Situado este último grupo, entre los creyentes y los que no lo son, y a caballo para ambos. Este es un grupo de gente que merece ser explicado. A ver: en la actualidad, y quizá debido a los múltiples problemas que nuestra sociedad plantea, problemas sobre todo de exaltación del ego, de egoísmo, de atención a cosas banales, etc., muchísima gente, a estimar su porcentaje quizá entre un 70 a un 80%, cree en Dios, pero no participa ni expone nada, por no hablar de su falta absoluta de compromiso con Él. Dicen creer en Dios, pero únicamente se basan en su creencia de un ser superior. Mas nunca se plantean seriamente su creencia en el Creador de todo, y ni siquiera piensan en Él. Su vida se reduce exclusivamente, a su diario vivir en este mundo.
Esa era su opinión en cuanto a la gente.