miércoles, 11 de junio de 2014

¿Cómo sé si lo que hago es la Voluntad de Dios?

Nuestras decisiones, emprendimientos , relaciones, actividades etc.. deben estar de acuerdo a la palabra de Dios.
Esta es una pregunta que a todos nos martillea. Muchas personas viven tomando decisiones, haciendo cosas y experimentando quebrantamientos y creen que todo lo que hacen es la voluntad de Dios, pero al final se dan cuenta de que cometieron un error, y lo que al principio parecía ser de Dios término siendo del maligno. Entonces, ¿cómo sabemos si lo que hacemos es la Voluntad de Dios? ¿De qué forma puedo apercibirme de que mis decisiones van de acuerdo a su Voluntad?
Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación, que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. 1 Tesalonicenses 4:3-7
Dios revela su Voluntad en su Palabra; si lo que haces va de acuerdo a su Palabra, entonces estás haciendo su voluntad. Por más atractiva, placentera y deleitosa que sea la actividad que realizas, si no está de acuerdo a la Palabra de Dios estás fuera de su voluntad. Estar en su Voluntad implica quebrar la nuestra para hacer la de Él, romper con lo que nos gusta y vivir de la manera que a Él le agrada.
El sinónimo de la voluntad de Dios es “Santificación”. Si lo que emprendes contribuye a tu relación con Él, a tu madurez y a tu crecimiento, estás en el carril de su Voluntad pero, si por el contrario es nocivo, destructivo y te separa de Él, entonces no vas en la senda correcta. 
Nuestras decisiones, emprendimientos, relaciones, actividades, etc.., deben ir acorde con la palabra de Dios, de otra manera lo que hacemos no es su Voluntad. Muchas personas toman caminos que parecen derechos pero al final son caminos de muerte, porque miran sólo a su parecer y no tienen en cuenta la palabra de Dios, y mucho menos se interesan por saber si lo que hacen agrada o desagrada a Dios, por lo cual, después de las experiencias amargas que les toca atravesar, se sienten heridos, lastimados y arrepentidos porque se dan cuenta de que todo lo que hicieron no era conforme a la Voluntad de Dios, sino más bien a la de ellos.

La respuesta que buscaba

Perdida y sola me encontré antes de tu llegada.
Mi camino era oscuro, sin luz, sin esperanza,
necesitaba la mano de alguien que me levantara.
Nadie me supo ayudar, mis amigos no comprendieron
lo sola que me sentía, el dolor que llevaba.
Me lastimaron, me hirieron
y perdí la felicidad que pensé tener.
Me alejé de la realidad, me encerré en mi dolor,
perder la razón quería, dormir y solamente soñar,
mas buscar la verdad quería en medio de mi dolor.
Durante mucho tiempo busqué respuestas sin encontrar conformidad,
sedienta estaba por la cura de mi soledad.
Pero un día llegaste a mi vida y poco a poco cerraste las heridas.
Me arrullaste en tus brazos y me hiciste dormir,
y al despertar empecé a sonreír.
Me habías consolado en el silencio de mi vida,
hablándome al oído de tu amor por mí.
Me comprendiste y escuchaste, no me juzgaste.
Amor me diste para rescatarme.
Si no te hubiera conocido, extraviada en un laberinto estaría,
sin encontrar la salida. Levantaste vallados que me resguardan
y millares de guardianes a mi alrededor, que me acompañan
día y noche y me protegen, me dan tu gran amor. 

Soy tu amor y Tú el mío, soy tuya y yo estoy en ti.
Te entregaste a mí sin reservas, sin reclamos. Eres paciente y
has esperado a que un día volviera a tu lado.
Eres amigo, eres Padre, eres mi Dios, todo lo que buscaba,
eres la respuesta que yo anhelaba.
Me levantaste, me limpiaste, lavaste y vestiste para
que me preparase y esperase por ti, así como Tú esperaste por mí.
Mas mi corazón desesperado está, anhela que vuelvas pronto
para no separarnos jamás.
Padre mío, grande y misericordioso que cuidas y guardas
a tus hijos con amor, gracias te doy por tu salvación.
Vuelve pronto Señor.

Parásitos

Los batracios quizás sean la especie más numerosa en el planeta. Este extenso género normalmente habita en lugares húmedos como estanques, riachuelos, charcos, pantanos, etc.
Pero estos animales, como el renacuajo por ejemplo, son hospedadores naturales de muchos parásitos. De hecho, este animal podría convertirse en una amenaza en forma de plaga, no sólo para sí mismo, sino también para quien esté en contacto con él.
Los estudios dicen que un renacuajo de estanque, cuyos parásitos sobrepasan el límite de su aparato inmunológico, pueden mostrar los siguientes comportamientos: Una disminución de peso sin una razón aparente, hasta que llega el día en el que deja de comer por completo, se aparta del resto del grupo, se vuelve indiferente a toda clase de estímulos a los que respondía antes y por último, acaba muriendo sin remedio.
El balance existencial entre el batracio y el parásito se ha desequilibrado hasta tal extremo, que ha arrastrado al animal a una muerte segura.
Lo que llama la atención, es que muchas veces este mismo comportamiento caracteriza a un cristiano que está por apartarse: Una disminución notoria en el apetito por buscar la voluntad de Dios, hasta llegar a un momento en el que deja de orar y de leer la Biblia por completo. El sujeto empieza, poco a poco, a apartarse de su grupo, de su iglesia y de su ministerio. Se hace indiferente a todo aquello que entusiasmaba su vida espiritual y finalmente, termina apartándose por completo.
Pero este comportamiento en las personas, no lo provoca un parásito como en los renacuajos, sino que tiene su raíz en la amargura.
Hebreos 12:15 dice: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.”

La oración de fe

Cuando hacemos la oración de fe, estamos orando a la voluntad de Dios para que se hagan las cosas en la tierra, como se hacen en el cielo.
La oración de fe es valiente y se hace desde un fundamento de fe sólido. La persona que hace esta oración está segura de la voluntad de Dios para la situación o el asunto que tiene entre sus manos. Tiene seguridad y esperanza, sabiendo que es la voluntad de Dios responder a su oración. "La oración de fe tiene poder. La oración de fe tiene confianza. La oración de fe tiene sanidad para el cuerpo y el alma".
La Iglesia del Nuevo Testamento estaba haciendo este tipo de oración cuando oraba por Pedro. Justo en medio de su oración, oyeron golpes en la puerta, y era Pedro. Se quedaron asombrados.
Podemos ver muchos otros ejemplos de esta oración en el ministerio de Jesús, de los apóstoles y en nuestras vidas hoy. Los apóstoles oraron sabiendo cuál era la voluntad de Dios para las situaciones que afrontaban.
Muchos creyentes temen que, cuando dejen sus cosas para que se haga la "voluntad de Dios", puede que no reciban la solución, provisión, sanidad o liberación que necesitan. Pero no conocen la voluntad de Dios para ellos. Según la oración modelo que Jesús dio a sus discípulos en Mateo 6:9-13, debemos orar para que se haga la voluntad de Dios. La gente "renuncia a su inteligencia" en ese momento, ante el Dios desconocido... No dice: "Si es tu voluntad" y se detiene justo ahí. ¡No!, ahí hay una coma, no un punto. La oración es así: "Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra"(Lucas 11:2)". Hay una diferencia significativa...

Ir al Cielo - ¿Cómo puedo garantizar mi destino eterno?

El día en que cada uno de nosotros pasará a la eternidad puede llegar más pronto de lo que pensamos. Preparándonos para ese momento, necesitamos saber esta verdad - no todos van al cielo. ¿Cómo podemos saber con seguridad, que somos uno de los que pasarán la eternidad en el cielo? Hace unos 2.000 años, los apóstoles Pedro y Juan estuvieron predicando el evangelio de Jesucristo a una gran multitud en Jerusalén. Fue entonces, cuando Pedro hizo una declaración profunda que resuena aún en nuestro tiempo moderno: "En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12).

Tal como lo era en aquel entonces, en un ambiente actual que dice que “todos los caminos conducen al cielo", este mensaje no es, ni puede ser correcto. Hay muchos que piensan que pueden tener el cielo sin tener a Jesús. Quieren las buenas promesas de la gloria, pero no quieren tener en cuenta la cruz, y menos a Aquel que murió allí colgado por los pecados de todos los que habían de creer en Él. Muchos no quieren aceptar a Jesús como el único camino y están decididos encontrar otro. Pero Jesús mismo nos advierte que no existe otro camino, y la consecuencia de no aceptar esta verdad es una eternidad en el infierno. Él nos ha dicho claramente que "El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Juan 3:36).


Algunos dirán que Dios es extremadamente estrecho de miras al proveer un solo camino al cielo. Pero, atendiendo a la verdad, en vista del rechazo rebelde de Dios por parte de la humanidad, Su provisión de cualquier camino al cielo es extremadamente amplia y generosa. Lo que merecemos es el juicio eterno y, en su lugar, Dios nos da la manera de escapar, al enviar a su Hijo unigénito para morir por nuestros pecados. Alguien puede considerar que esto es estrecho o amplio,... pero es la pura verdad, y los cristianos necesitan mantener el mensaje claro e incorrupto, de que el único camino al cielo es a través de Jesucristo.