miércoles, 14 de agosto de 2013

Pasos de fe - Devocional - Vídeo

La vida cristiana se vive desde el primer hasta el último minuto a través de la fe. Nadie puede llamarse cristiano si no existe en él o ella una fe, característica de la cristiandad, que le lleve a considerarse de esa forma.
La fe es indispensable para cada uno de nosotros y cuando hablamos de fe, hablamos de confianza o seguridad, pues por fe hemos creído en Dios.
Cuando permitimos que la duda sea protagonista en nuestra vida, estamos dejando a un lado la fe, porque duda y fe no son compatibles, sino todo lo contrario, son términos totalmente opuestos.
La Biblia dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hebreos 11:6 (Reina-Valera 1960).
El hecho es que Dios puede y quiere hacer milagros sorprendentes en nuestra vida, pero para ello necesita que nosotros demos pasos de fe para poder ver concretado ese milagro.
Cuando pienso en esto Dios me lleva a reflexionar en diferentes hechos que sucedieron en el tiempo antiguo y que están registrados en la Biblia, y en cada uno de ellos veo cómo esos hombres se atrevieron a dar pasos de fe y, como consecuencia, vieron la mano poderosa de Dios actuar.

Reparando el daño causado - Reflexiones

La enfermera Susana recuerda claramente cómo el señor Mijares fue admitido al hospital debido a un ataque al corazón. Cada vez que ella entraba al cuarto, el señor Mijares se afanaba en voltearse para ver quién era. Y cuando se daba cuenta que era la enfermera bajaba la mirada un poco decepcionado.
Un día, por fin le dijo a la enfermera:“Señorita, ¿Podría hablarle por teléfono a mi hija y traerme un lápiz y papel?
La enfermera le trajo el lápiz y el papel, salió del cuarto para hacer la llamada y comunicarse con la hija.
reparandoeldanoCuando la enfermera le comunicó las noticias a la hija, de que su padre estaba en el hospital, ésta se puso muy frenética.
—¡No!, no está muerto, ¿verdad? (era más una súplica que una pregunta). La hija le contó a la enfermera: “Mi padre y yo tuvimos una discusión muy fuerte hace un año, y desde entonces no le hablo ni le veo. Las últimas palabras que le dije fueron "cómo te odio". —Voy para allá,- llegó en media hora.
Cuando la enfermera regresó al cuarto, el señor Mijares estaba inmóvil, no tenía pulso. Lamentablemente los médicos no pudieron revivirlo… Sandra Mijares llegó precisamente cuando el cuerpo médico se retiraba del cuarto.
Su peor temor se había hecho realidad. Se recostó en la pared llena de dolor. Unos minutos después, se acercó a la cama de su papá para verle y enterró su cara en las sábanas llorando incontroladamente.
Mientras la enfermera salía del cuarto, ésta se dio cuenta de que en el suelo estaba un pedazo de papel amarillo, lo recogió del piso y se lo entregó a Sandra. El papel decía: “Mi querida Sandra, te perdono. Espero que tú también me perdones a mí”.
Desafortunadamente, ella intentó reparar el daño muy tarde.

La Paciencia es Amarga - Reflexiones - Vídeo

En los tiempos de las grandes haciendas ganaderas a veces se ataba un pequeño burro a un caballo salvaje.
Entonces, ambos eran soltados juntos hacia el desierto. Corcoveando furiosamente, el caballo salvaje tiraba y sacudía al pequeño burro, arrastrándolo como una bolsa de patatas.
Sin embargo, cuando ambos regresaban algunos días después, primero aparecía el pequeño burro, trotando de regreso hacia la hacienda, con el sumiso corcel a rastras.
En algún lugar del desierto, el caballo quedaba exhausto al tratar de liberarse del burro y en ese momento, el burro se convertía en el amo de los dos. El lento, paciente e insignificante animal se convertía en líder del otro, más rápido, más inconstante y más apreciado.
Las personas pacientes, comprometidas, metódicas y trabajadoras pueden encontrarse con la acometida de aquellos que son más revoltosos en su trabajo. Pero al final tienden a lograr más, ascender más alto, y ganar mayor respeto que sus colegas y que aquellos que trabajan a sus órdenes.
Elija hoy ser paciente y calladamente decidido, y el mañana le recompensará.
La paciencia es amarga pero su fruto es dulce.
Hebreos 10:36
Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.

Vive en el presente - Ánimo en mensaje

La vida es una de las cosas más bellas que nos pudo haber dado Dios, tener vida es tener oportunidades. Siempre que vivamos, mantendremos viva también la esperanza de poder cambiar las cosas, de ser mejores y de enmendar los errores cometidos.

Pero tengamos en cuenta que vivir a destiempo nos limita el presente, es decir, nos impide disfrutar de lo que tenemos al desear cosas del pasado o del futuro. La mayoría de las veces estamos tan aferrados al pasado que sólo nos mantenemos vivos del recuerdo, añoramos eso que un día fue y por alguna razón terminó, y, además, queremos que el tiempo pase rápido para conseguir eso que deseamos para nuestro futuro.

Gran parte del tiempo lo pasamos pensando en algo que perdimos o que deseamos, pero nos olvidamos de vivir en el hoy, en lo que tenemos presente, en lo que ya es nuestro, y perdemos la oportunidad de disfrutarlo, porque no nos damos cuenta que lo que hoy tenemos oportunidad de disfrutar, mañana será pasado y habrá quedado sólo en el recuerdo.

La vida es esa parte que se nos pasa mientras pensamos en el pasado o en el futuro, eso que hoy tenemos y olvidamos aprovechar, un día será pasado y tal vez queramos volver en el tiempo para aprovecharlo. Imagina que tienes un hijo, pero estás deseando que sea grande y sea un profesional o una persona exitosa, piensas mucho en lo que será de grande, pero olvidas disfrutar cada palabra que aprende a decir, cada año que cursa en el colegio, cómo crece cada día y se va convirtiendo en alguien de bien, etc.; ahora imagina que lo tienes y estás recordando cómo eras cuando no lo tenías, ¿no es eso una perdida de tiempo?, pues algo muy similar sucede con nuestra vida cuando olvidamos vivir en el presente.

Pasos De Bebé - Crecimiento personal-espiritual - Vídeo

El éxito no comienza hasta que iniciamos la caminata del camino hasta nuestras metas. Y nuestro caminar siempre comienza primero con un paso de bebé.
¿Por qué los llamamos pasos de bebé?
¿Serán realmente algo más que nuestro próximo paso en el camino de la vida?
Los pasos de bebé son los primeros pasos que damos como un acto de fe. Vemos a otros avanzando y, al seguirles, estamos reclamando nuestra propia habilidad de caminar. Al crecer, seguimos nuestro desarrollo cuando tomamos pasos de bebé adicionales. A veces caemos y otras fracasamos. Y de allí en adelante todos los pasos se convierten en actos de fe; simplemente nos hacemos más duchos.
Si nos decimos a nosotros mismos:
“No quiero verme como un tonto” o “más vale que sea bueno en esto”, probablemente nunca tomaremos los pasos de bebé hacia nuestras metas y acabaremos ahogándonos en nuestra auto-compasión.
Pensemos que culturalmente nos enfocamos siempre en los resultados. Analizamos, antes que nada, cada riesgo a tomar para alcanzar nuestras recompensas.
Son pocos los que son cumplidores consumados en cualquier tarea la primera vez que lo intentan. Fracasan y después triunfan. Crean sus propias habilidades para cada ocasión. Luego las practican y utilizan sus talentos a través de pasos de bebé, antes de estar listos para mostrarse al mundo.
Así que, aprendamos a tomar esos pasos de bebé para alcanzar las metas propuestas. Y sepamos que podemos apoyarnos en Dios para que nos muestre el camino. Entre más duchos seamos, nuestros pasos de bebé se convertirán en caminata, luego en trote, y finalmente en carrera.
Así es como nuestros pasos de bebé nos guían a través de la maratón de la vida.