martes, 21 de noviembre de 2017

2da. Epístola Universal de Pedro

2da. Epístola Universal de Pedro. Capítulo 01 versículos 5--8
1:5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
1:6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad;
1:7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
1:8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.


Aquel día, de mañana temprano, me encontraba en el salón de mi casa y, como hago diariamente a esas horas, habilité un tiempo, cortito eso sí, para leer la Biblia. Estaba centrado leyendo la santa Palabra de Dios, leía concretamente esta 2ª epístola de Pedro, cuando llegué a los citados versículos 5 al 8. Los leí, y releí no sé cuántas veces, pero os aseguro que fueron bastantes, hasta que los comprendí, o al menos los interpreté, creo, adecuadamente.

En la Biblia leemos que hay tres elementos o sentimientos fundamentales e imprescindibles en la vida espiritual de todo buen cristiano. A saber: Fe, Esperanza y Amor. Con ser sumamente importantes los tres, el mayor o más importante de ellos es el “Amor”.

Pues, como os decía, al leer estos versículos, y volverlos a leer, los interpreté de la forma que el dibujo ilustra lo mejor posible. Es decir, siento que la “Fe” es el primer sentimiento fundamental. Le añadimos, como dice el  vers. 5, la “Virtud”; a ésta le añadimos “Conocimiento”. Al Conocimiento, Dominio propio (sentimiento de seguridad en Su Palabra, seguridad en Él), +“Paciencia” + “Piedad” + “Afecto fraternal” + “AMOR”; este es el último y el sentimiento más importante de todos. Al fin y al cabo ¿cuál es el primer mandamiento y, seguramente, el más importante de la ley de Dios?: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. También leemos en Juan 3.16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Y en Romanos 5.8:…mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Ése es el amor verdadero, pues como Jesús dijo a sus discípulos: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado”.
Todas estas cosas nos conducen a la más importante de todas: el AMOR.
M.G.L:

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús

Resultado de imagen de Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo JesúsFilipenses 2:5-8 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo y se hizo semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
En estos versículos Pablo señala la actitud de Cristo, que debe animar a todo creyente a vivir conforme a la voluntad de Dios. En esta parte muestra poéticamente la humillación del Señor.

Pablo anima a tener la misma actitud que tuvo nuestro Señor. Él es nuestro máximo ejemplo que debemos seguir. Pablo exhorta a los creyentes a que…Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Aquí se menciona la condición mental con la que los creyentes deben reflejar la actitud de Cristo. Todos deben pensar de igual manera al estar unidos a Cristo. Todos deben tener la misma actitud que tuvo Cristo Jesús.

En medio del dolor

Visitando a una gran mujer de 67 años que tiene cáncer de pulmón y había sufrido hace poco una operación quirúrgica para intentar extirpar su tumor, cuando le tomé la mano, me contó cómo había sido la operación y los cuidados que había tenido que tener mientras estaba en el postoperatorio. Se la notaba muy cansada y dolorida, pero con ganas de conversar como hacía siempre.
Entre otras cosas, impresionaba ver como sus ojos se llenaban de lágrimas cuando recordaba el período de la radioterapia, porque hacía rememorar a quienes estaban viviendo el mismo proceso que ella. Contó acerca de una joven de 25 años que tenía un hijito, recordó a mujeres de 30, 40 y hasta 50 años que no podían ni siquiera levantarse al baño. Incluso recordó a una mujer que agonizó toda la noche falleciendo a la mañana siguiente. Si impresionantes fueron estas historias, más aún lo fueron las palabras que siguieron a continuación de su relato: “al menos yo he vivido mucho más”.
En medio del dolor físico y de lo angustioso que puede llegar a ser un cáncer, esta mujer es capaz de ver más allá de su propio cáncer y recordar las historias de dolor y pérdida de otras personas. Su hija me comentaba que cuando estaba recién operada la encontró un día en el baño, secándole el pelo a otra mujer hospitalizada que lo único que quería era arreglarse para las visitas que vendrían.