viernes, 1 de febrero de 2013

No Me Abandonarás - Reflexiones con Vídeo

Aquí otra vez, pidiendo a ti
que escuches mis palabras
Y tengo miedo de expresar
es que pienso que te voy a molestar
Aún así tu presencia siento aquí
No me abandonarás
aunque el mundo me haga ver que Tú no estás,
no me abandonarás
aunque a veces quiera hacer mi voluntad
Me has guardado para ti
no me abandonarás
Aquí otra vez yo vengo a ti
para darte las gracias,
por salvarme de eterna perdición
casi veo la lanza en tu costado por mí
y aun así te veo resucitar por mí.
Difícil de entender es tu pensar al ver en mí un alma para salvar.
Mas doy gracias hoy por mi libertad

¿Cómo llegar a ser el mejor amigo de Dios? - Meditación - vídeo

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Romanos 5:10
Nuestra relación con Dios tiene diferentes aspectos: Dios es el Creador y el Hacedor, el Señor y el Maestro, Juez, Redentor, Padre, Salvador y mucho más. Pero la verdad más impactante es que el Dios Todopoderoso, ¡anhela ser nuestro amigo!  Sólo unas pocas personas en el Antiguo Testamento tuvieron el privilegio de la amistad divina. A Moisés y Abraham se les llamó “amigos de Dios”, de David se nos dice que para Dios era “un hombre conforme a (Su) corazón”, y Job, Enoc y Noé tenían una amistad intima con Dios. Pero hoy, en la actualidad, ¿cómo podemos llegar a ser el mejor amigo de Dios?
A. Mediante la conversación constante.
1. La amistad con Dios se cultiva cuando compartimos todas nuestras vivencias con Él.
2. Él quiere ser más que una cita en nuestra agenda.
3. Quiere ser incluido en cada actividad, en cada conversación, en cada problema y hasta en cada uno de nuestros pensamientos.
4. Orando. “Oren sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17), implica conversar con Dios mientras realizamos las compras, conducimos el automóvil, trabajamos o desarrollamos cualquier otra tarea cotidiana.  Lawrence, escritor del libro “La Práctica de la Presencia de Dios”, fue capaz de convertir hasta las tareas domésticas más comunes y serviles, como preparar las comidas y lavar los platos, en actos de alabanza y comunión con el Creador.
5. No hay un lugar donde puedas estar más cerca de Dios que donde te encuentras ahora mismo. (Efesios 4:6).
6. Pronuncia oraciones más cortas y conversacionales continuamente durante el día, en vez de establecer sesiones largas y oraciones complejas.
7. Para mantener la concentración y evitar la distracción, no uses muchas palabras cuando ores. Que las oraciones sean sencillas.
B. Mediante la meditación continua.
1. La segunda manera de consolidar una amistad con Dios es pensar en su Palabra durante el día. Eso se llama meditación, (Salmos 23:4, 143:5, 145:5, Josué 1:8, Salmos 1:2).
2. Es imposible ser amigos de Dios si no sabemos lo que dice.
3. No podemos amar a Dios si no le conocemos, y no podemos conocerle si no conocemos su Palabra.
4. Si bien no podemos pasarnos las 24 horas estudiando la Biblia, podemos pensar en ella durante el día, recordando versículos que hemos leído o memorizado, y reflexionando en ellos.
5. Sin embargo, meditar es simplemente pensar concentrado; algo que cualquiera puede aprender y hacer en cualquier lado. No es nada místico.
6. Cuando le damos vueltas a un problema en nuestra cabeza, decimos que tenemos una preocupación. Cuando piensas en la Palabra de Dios y le das vueltas en tu cabeza, llamamos a eso meditación. Si sabes cómo preocuparte, ¡ya sabes cómo meditar!
7. Cuanto más medites en la Palabra de Dios, tendrás menos de qué preocuparte.
8. Al leer la Biblia y escuchar un sermón o una grabación, no olvides lo que escuchaste cuando te vayas.
9. Desarrolla la práctica de repasar la verdad en tu mente, reflexiona sobre lo que has leído o escuchado, dale vueltas en la cabeza. Cuanto más tiempo dediques a repasar lo que Dios dijo, más entenderás los “secretos” de esta vida, que pasan inadvertidos para muchas personas.
La Biblia afirma: “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto” (Salmos 25:14).
Comienza hoy mismo a practicar una conversación constante con Dios y la meditación continua en su Palabra. La oración nos permite hablar con Dios; la meditación permite que Él nos hable. Ambas son esenciales para ser amigos de Dios.
“Ser amigos de Dios es privilegio de quienes lo reverencian” Salmos 25:14
¿Qué puedo hacer para recordar que debo pensar en Dios y hablar con Él?

Lucha Diaria - Devocional

Todos los que hemos recibido el amor de Dios en nuestra vida y que ahora vivimos para Él, debemos ser conscientes de que nos encontramos en una lucha diaria.
Todos los días libramos una batalla en nuestra vida, entre querer agradar a Dios y querer satisfacer nuestros instintos pecaminosos, sean estos de cualquier tipo.
Aquel que no sea consciente de esto o que no le ponga el debido cuidado que merece, se encontrará fácilmente con tentaciones de todo tipo que, poco a poco, le querrán arrastrar hacia el error.
La Biblia dice: “¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar.” 1 Pedro 5:8 (Nueva Traducción Viviente).
No importa lo fuerte que creas que eres, ni la enorme capacidad que creas tener para poder resistir al enemigo, no se trata de ti, ni de lo bueno que seas para esto o aquello; se trata de que, al igual que todos los humanos, eres de carne y hueso y con una naturaleza que te lleva fácilmente a pecar. Por esa razón el Apóstol Pedro nos recomienda: “¡Estén alerta!”. Eso nos debería llevar a pensar que, en cualquier momento, el enemigo puede lanzar sobre nuestra vida uno de sus ataques para hacernos caer.
Por esa razón también la Biblia nos dice: “Por eso, que nadie se sienta seguro de que no va a pecar, pues puede ser el primero en hacerlo.” 1 Corintios 10:12 (Traducción en lenguaje actual). Este mismo pasaje bíblico en otra versión dice:“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.”1 Corintios 10:12 (Reina-Valera 1960).
No se trata de creerse muy fuerte ante el pecado y por esa razón andar despreocupados de él; en la Biblia leemos que Dios nos motiva a huir del pecado, a alejarnos de él y no a abandonarnos a él: “No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad. Tú eres joven, así que aléjate de esas cosas y dedícate a hacer el bien. Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que, con toda sinceridad, adoran a Dios y confían en él.” 2 Timoteo 2:22 (Traducción en lenguaje actual).
Quizá los últimos días has andado detrás del pecado, te has creído lo suficientemente fuerte y has estado en lugares en los que tú muy bien sabes que no deberías estar.
Quizá has estado jugando poco a poco con fuego sin quemarte y eso te ha hecho creer que el pecado no puede vencerte. Sin embargo, sin que te des cuenta, poco a poco estás siendo arrastrado al campo de batalla del enemigo, en donde te querrá rodear y, cuando lance su ataque final, te querrá herir de muerte.
No permitas que el enemigo te engañe haciéndote creer muy fuerte, tú al igual que yo somos vulnerables, tenemos tendencia a pecar y, por muy fuertes que creamos que somos, podemos caer en cualquier momento. Por esa razón la Biblia nos aconseja: “Así que humíllense delante de Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.” Santiago 4:7 (Nueva Traducción Viviente). Humillarse delante de Dios tiene que ver con reconocer nuestra debilidad frente al pecado y nuestra dependencia total de Dios.
¿Realmente queremos ser fuertes ante el pecado? Entonces humillémonos delante de Dios, obedezcamos su Palabra y, si su palabra nos motiva a huir de todo aquello que nos incita a pecar, entonces, ¡hagámoslo! Humillarse delante de Dios tiene que ver con buscar cada día agradarle a Él, reconocer nuestra necesidad de Él y reconocer que sin Él no somos nada, que todas nuestras capacidades provienen de Él y por lo tanto le debemos todo.
No juegues con fuego, no creas que siempre tendrás la capacidad de parar en el momento indicado. ¿Qué te parece si un día esa capacidad de la que tanto te jactas te falla?; no permitas que el enemigo te saque ventaja, al contrario, sácale ventaja tú, buscando a Dios y alejándote de todo aquello que te quiere llevar a pecar.

¡Dios busca gente determinada a huir del pecado y acercarse a Él!

Un oso en la cueva - Reflexiones

Una antigua historia habla de dos adolescentes que exploraban una cueva, cuando vieron lo que parecían ser las enormes y profundas huellas de un oso dentro de un cavernoso túnel. Decidieron seguir avanzando dentro de la oscura caverna, pero caminaban despacio y con mucha cautela.  Hacían brillar la luz de sus linternas en cada rincón, y mantuvieron los ojos y los oídos abiertos por si se fueran a encontrar con un oso.
De pronto, detrás de una roca saltó el oso con la apariencia más feroz que jamás podrían imaginar. Parado ante ellos, el oso gruñó como un león, provocando, con su rugido, un eco de un sonido horrible que rebotaba en las paredes. Los dos asustados muchachos corrieron a la entrada de la cueva con el oso rugiéndoles detrás. Entonces, uno de los muchachos se dejó caer en el suelo, con rapidez se desató las botas de escalar, se las quitó y se puso las zapatillas de correr.
Su amigo le gritó: ¡Apúrate! ¡Salgamos de aquí! ¿Por qué se te ocurre cambiarte de zapatos? De todas formas, ¡no tenemos muchas posibilidades de correr más rápido que el oso!
Poniéndose de pie enseguida y comenzando a correr, el primer joven dijo:  Yo no tengo que correr más rápido que el oso, tengo que correr más rápido que tú.
Jesús dijo en la Biblia que un amigo es alguien que está dispuesto a dar su vida por ti, al igual que Él hizo por todos nosotros. Pero un amigo en los buenos tiempos es uno que sólo estará a tu lado mientras no se corra ningún peligro.¿Qué clase de amigo eres tú?
Juan 15:12-13
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie  tiene amor más grande que el de dar la vida por sus amigos.

Un ángel me ha sonreído - Mensaje - vídeo

Días atrás, venía del trabajo en el transporte público. Preocupado, con algo de cansancio, pensando en todo lo que me quedaba aún pendiente de hacer y cómo resolvería los problemas que había de afrontar. El resto del pasaje, más o menos igual que yo. Cada uno a lo suyo.
Al llegar a una esquina, semáforo en rojo, se paró junto al autobús un coche. Conducía una mujer. Junto a ella venía una niña con síndrome de Down. Estimo, de no menos de diez años y más de doce, de edad. Con actitud inocente y despreocupada, ella iba saludando alegremente con una amplia y dulce sonrisa a todo el mundo. Desde la posición en la que me encontraba podía ver a casi todo el resto de los pasajeros que viajaban conmigo. Nadie contestó su saludo. Sólo rostros adustos, mirando, sin mirar fijamente. Cada uno sumido en las profundidades de su propio mar.
Cuando las ventanillas del coche y las del transporte en el que viajaba se pusieron a la par, pude sentir esa dulce mirada tan cerca... y tan lejos. Contesté su saludo con mi mano y una sonrisa. ¡Cuál no sería el júbilo de la chiquilla! Tomó con vehemencia el brazo de su mamá, que iba conduciendo, y a toda costa quería que ella también se asomara por la ventanilla para compartir el evento. ¡Alguien se había dignado a fijarse en ella y devolverle su desinteresada muestra de afecto! Esa carita pareció iluminarse de pronto. Si antes irradiaba luz, ahora su resplandor brillaba en una cerrada oscuridad aún en pleno mediodía, entre tanta apatía e indiferencia.
La tormenta de pensamientos y preocupaciones que me embargaba pareció disiparse. Los gruesos nubarrones que tapaban mi cielo se esfumaron, dando lugar a la acogedora y cálida luz de un mediodía brillante y precioso que Dios nos brindaba. Los problemas seguían estando allí, pero ya no tenían poder, ya no tenían peso.
Dios había mandado a ese dulce angelito para acordarme de Su Amor y de Su Poder. Pero aún mucho más: para recordarme lo mucho que puedo hacer tomado de Su Mano, literalmente abandonado a su dulce Espíritu; un gesto, una palabra, una mirada emergida desde lo profundo de un corazón desinteresado y rendido en servicio.
Hoy, amad@, un ángel, un Mensajero del Señor toca tu corazón. Cuando ya no puedes más y las fuerzas te dejan, derrama y abandona tu corazón en las manos de Dios. Permite que su Dulce Espíritu corra el velo de los gruesos nubarrones que hoy nublan tu vida y hacen tus días grises y oscuros.

DEJA QUE LA LUZ DE SU MEDIODÍA BRILLE EN TU CORAZÓN.

Los problemas tal vez sigan allí, pero ya no tendrán poder sobre ti.