sábado, 26 de noviembre de 2016

Lecciones del sufrimiento

Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. 2 Corintios 11:30
El primer plano en la pantalla gigante era grande y nítido; por eso podíamos ver los cortes profundos en el cuerpo del hombre y su cara ensangrentada. Un soldado lo azotaba mientras una multitud enfurecida se reía. La escena parecía tan real que, en medio del silencio de la sala, me encogía y gesticulaba como si yo mismo lo estuviera padeciendo. Sin embargo, era solo una película que representaba el sufrimiento de Jesús por nosotros.

Inline image 2Sobre tal sufrimiento, Pedro escribió: «Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas» (1 Pedro 2:21). 
Aunque puede presentarse de diferentes formas e intensidades, el sufrimiento en el creyente puede llegar inevitablemente. Es probable que no sea tan intenso como el de Pablo, que fue azotado, apedreado, atacado por ladrones, y que experimentó hambre, sed y un naufragio (2 Corintios 11:24-27). Puede que también suframos persecución, como sucede con aquellos que viven en culturas hostiles al cristianismo.

No obstante, el sufrimiento se presentará de una forma u otra cuando seamos abnegados, cuando soportemos insultos o nos neguemos a participar en actividades que deshonran al Señor.

Pero cuando enfrentemos sufrimientos, recordemos lo que Jesús soportó por nosotros.

Anhelo de llegar a casa

Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad. Hebreos 11:16
Mi esposa entró en el cuarto y me encontró con la cabeza metida dentro del gabinete del reloj de nuestro abuelo. «¿Qué estás haciendo?», preguntó. «Este reloj huele igual que la casa de mis padres, contesté avergonzado mientras cerraba la puerta.
El olfato puede evocar recuerdos intensos. Hacía casi 20 años que habíamos llevado el reloj al otro lado del país desde la casa de mis padres, pero el aroma de la madera en el interior todavía me llevaba de regreso a mi niñez.
El escritor de Hebreos habla de otras personas que anhelaban una casa, pero de una manera distinta. En vez de mirar hacia atrás, veían con fe a su futuro hogar celestial. Aunque lo que esperaban parecía lejano, confiaban en la fidelidad de Dios en su promesa de llevarlos a un lugar donde estarían con Él siempre (Hebreos 11:13-16).
Filipenses 3:20 nos recuerda que «nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo». Mirar hacia adelante para ver a Jesús y recibir todo lo que Dios nos ha prometido, nos ayuda a mantenernos enfocados en ello. ¡Ni el pasado ni el presente pueden compararse con lo que está por delante!

Señor, gracias por cumplir fielmente tus promesas. Ayúdame a mirar siempre hacia adelante, hacia ti.
La mejor casa de todas es nuestro hogar en el cielo.

La última palabra

¡Uhmmm!, recuerdos de aquellas primeras clases en la Universidad que me producen nostalgia al ver lo llena que estaba de pequeños temores, de dudas, de sueños y expectativas. Mi profesora, a quien nunca logré agradar, nos dijo “el lenguaje crea realidad, y cuanto antes lo entiendan, mucho mejor”. Esa frase se me quedó grabada y hasta el día de hoy es parte de mi “filosofía”. Efectivamente, el lenguaje crea realidad; lo que yo digo comienza a ser un hecho, algo que veo y que existe.
Cuando uno está enamorado y habla de la persona que ama, parece que la ama aún más, como si todo lo bueno que tiene se hiciera aún más evidente. A través de lo que va diciendo, se va dando cuenta del compañero o compañera que tiene. Cada vez que se habla, se construye una realidad.
Si comienzo el día diciendo que es horrible, que será pesado y que está lleno de cosas que no tengo ganas de hacer, mi disposición ante este día que comienza no será la mejor y mi día se perfilará de acuerdo a lo que declaro con los dichos de mi boca. Por el contrario, si comienzo el día declarando que será bueno, que tendrá situaciones difíciles pero de las cuales aprenderé, que soy optimista respecto a lo que vaya a ocurrir, mi disposición y ánimo también cambiará.

Y el Dios de la paciencia, esperanza y paz...

Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús. Romanos 15:5
el dios de la pacienciaNuestro Dios es el Dios de la paciencia, que quiere que entre nosotros haya el mismo sentir, según Cristo, que seamos pacientes en las pruebas, los unos con los otros, y sobre todo que consideremos Él es la fuente. Sabemos que nuestra humanidad tiende a ser impaciente, pero pidámosle al Señor que nos dé más de este fruto del Espíritu Santo.
Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13
De Él viene la Esperanza, por eso la tenemos depositada en Él, para que nos llenemos de paz y gozo en la fe, en que por su poder podemos estar tranquilos en las pruebas y problemas.
Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén. Romanos 15:33
Esa paz que sobrepasa todo entendimiento, y que la da no como el mundo la da. Él es la paz, paz que proviene de Él, que nos hace vivir perseverando sin angustia ni ansiedades, porque Él nos lleva de su mano y nos llena siempre de su eterna paz en todo momento, por difícil que sea.