jueves, 10 de diciembre de 2015

El único recuerdo del pecado

Ciertamente el justo será recompensado en la tierra; ¡cuánto más el impío y el pecador! Proverbios 11:31.
Los impíos reciben su recompensa en la tierra. Proverbios 11:31. “Serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Malaquías 4:1. Algunos son destruidos como en un momento, mientras otros sufren muchos días. Todos son castigados “conforme a sus hechos”. Habiendo sido cargados sobre Satanás los pecados de los justos, tiene éste que sufrir no sólo por su propia rebelión, sino también por todos los pecados que hizo cometer al pueblo de Dios. Su castigo debe ser mucho mayor que el de aquellos a quienes engañó. Después de haber perecido todos los que cayeron por sus seducciones, el diablo tiene que seguir viviendo... y sufriendo. En las llamas purificadoras quedan por fin destruidos los impíos, raíz y rama: Satanás la raíz, sus secuaces las ramas.
Satanás y todos los que se han unido con él en la rebelión serán cortados… Entonces “no existirá el malo: observarás su lugar, y no estará allí”; “serán como si no hubieran sido”. Salmos 37:10
La justicia de Dios ha sido satisfecha y los santos y toda la hueste angélica dicen en alta voz: Amén.

El misterio de la Cruz

Sin duda muchos han sido engañados por una mentira que desde hace tiempo, nuestro “super-enemigo” ha tramado para confundir a muchos, principalmente a los cristianos, sobre cuál es el verdadero evangelio de Cristo. No olvidemos que Satán es bíblico también, por lo que él trama con astucia para desviar a los escogidos de Dios hacia un camino equivocado, a una creencia que jamás tuvo lugar ni en Jesús ni en los discípulos.
Hoy en día se transmite por radio, televisión, o en la vía pública etc… muchas doctrinas erróneas acerca de cómo debe ser o cómo es el evangelio. Muchos falsos testigos anuncian un evangelio sin cruz o sin sufrimientos, y ponen como referencia aquel texto que Cristo decía: “Mi yugo es fácil y ligera mi carga”; con esto creen en un evangelio fácil, sin pruebas o sin un fundamento sólido.
Pero el verdadero Evangelio de Cristo es LA CRUZ, porque en ella se consumó la victoria y la salvación para los hombres, por medio de la sangre de su padecimiento y sufrimiento que afrontó por todos; Cristo, en ella, nos demuestra a todos, que si alguien le ha de seguir tendrá que soportar persecución, traiciones,… en fin, un sinnúmero de pruebas que contribuirán a formarlo en un desarrollo sólido de un Evangelio, que siendo nuestra victoria, ésta se gana con dolor. No se gana con dulces ni golosinas fáciles de consumir, sino con la fortaleza de Dios. Esto lo deben tener claro todos los ministros de Dios y todos los que forman parte de la Iglesia.

Expresarse con Amor

Un mismo alimento puede saber muy distinto según como se cocine.
Existen cientos de formas de guisar las patatas, por ejemplo. Hay comidas que me gustan preparadas de cierta manera y que de otra no me apetecen nada.
Es muy diferente comerse una fruta o verdura cruda que comérsela cocinada, y la presentación influye en nuestra reacción.
Esto es tan válido para la comida como para nuestra comunicación y relación con los demás. La presentación es fundamental.
Una misma idea se puede expresar de muy diversas maneras. Si se hace con un deje sombrío, que revela toda una gama de emociones negativas, se suscitan reacciones adversas; mientras que de otra manera se genera exactamente lo contrario.
Quienes plantean las cosas con amor y consideración, obtienen casi siempre mejores resultados. Al expresarnos con amor hacemos que la otra persona se sienta a gusto, que se sienta amada, que sienta que la apreciamos, la respetamos y confiamos en ella. Y de esta manera, casi siempre se gana su colaboración.
En realidad, lo más importante no siempre son las palabras que decimos, sino el tono que empleamos. Cuando tenemos que indicar un problema o decir algo que sabemos que será difícil de aceptar, y es necesario abordar la cuestión sin rodeos, la otra persona disculpará nuestra franqueza si ve que nos interesamos sinceramente por ella.
Aunque no nos expresemos con las palabras más adecuadas y de la manera más diplomática, lo que más importa y lo que más fortalecerá la relación es que la persona perciba nuestra consideración.
Tratemos a los demás con amor y confianza.

Joya de incalculable valor

“y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a ser sensatas y puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sumisas a sus esposos, para que no se hable mal de la palabra de Dios.”
(Tito 2:4-5 NVI)
Ha llegado la hora de honrar a quien me dio la vida y ha entregado todo por mi felicidad, durante treinta y siete años.
Tengo la bendición de ser hija de una mujer maravillosa, digna de toda mi admiración. María Rosa Sarmiento..., oriunda de Santander (España), tierra de mujeres guerreras, forma parte de una familia numerosa en donde los principios y valores son sólidos y muy fuertes.
Lleva cuarenta años casada con mi papá, y me enorgullece verlos después de tanto tiempo, agarraditos de la mano y profesándose amor eterno. Desde que tengo uso de razón la he visto preocupada por el bienestar de los demás. Es una mujer trabajadora, abnegada, leal, fiel, entregada día y noche a alcanzar el bienestar de su familia; es digna de confianza y quien la conoce se enamora de su capacidad de servir a los demás, sin esperar nada a cambio.
Le doy gracias a Dios porque ella, con su ejemplo, dio un valor muy alto a mi rol de mamá y esposa. Es ahora, cuando debo levantarme muy temprano para aprestarme a mis obligaciones para con mis hijas y mi esposo, antes de salir a una larga jornada de trabajo y regresar ya de noche, a seguir cumpliéndole a Dios en hacer lo que tengo que hacer, para que ellos se sientan bien a mi lado, repito, es ahora cuando más la valoro, porque mis recuerdos cronológicos me llevan a los días en los que en medio de su cansancio, nos atendía con su amor y se encontraba con una hija egoísta que esperaba recibir en vez de dar.