miércoles, 8 de agosto de 2012

¿Puedes decir “Gracias a Dios es lunes”? - Crecimiento personal

“Cada momento es especial para quien tiene la visión de reconocerlo como tal.” Henry Miller
¿Cómo te levantas los lunes por la mañana?
Resulta que a la mayoría de las personas no les gustan los lunes, a muchos les encantan los viernes. 
Los pensamientos que he encontrado: “¡Otra vez lunes!” “Otra vez al trabajo u otra vez a la universidad” u “Otra vez la rutina”
“Lamento esperar a que sea viernes”, “Esta ha sido una semana tan larga..., necesito un…”
¿A qué se deberá que un día como el viernes nos pueda motivar soñar con el inminente fin de semana, o que un lunes provoque en nosotros una gran desgana para ir a trabajar o estudiar?
Esto se debe a que la mayoría de las personas no han descubierto verdaderamente su propósito, qué es lo que les apasiona, y están trabajando en lugares que no les gusta o estudiando carreras que no les entusiasma. Cuando tú estás seguro de que ese es el trabajo que te gusta, que tú quieres, o estás seguro de la carrera que estás estudiando, la vida para ti cobra sentido, hay alegría y gozo en tu corazón por lo que estás haciendo. Llegas a sentirte como pez en el agua.
Probablemente has leído el cuento de Lewis Carroll o visto la película “Alicia en el país de las maravillas”. Allí encontramos una escena interesante:
¿Dónde ir? — preguntó Alicia
- Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar — dijo el gato de Cheshire.
- No me importa mucho el sitio… — dijo Alicia.
- Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes — dijo el gato.
- … siempre que llegue a alguna parte — añadió Alicia rápidamente como explicación.
- ¡Oh!, siempre llegarás a alguna parte — aseguró el gato
¿Cuántas personas estarán como Alicia que no saben a donde ir? ¿Eres tú alguna de ellas?
¿Te importa mucho tu trabajo o tu carrera? ¿Sientes que tu vida está en un desierto? ¿Eres de los que dicen que al menos tengo un trabajo? ¿Quieres saber como crear una vida con pasión?
Para crear una vida con pasión debes saber hacia donde vas y qué es lo que te gusta hacer. Tu vida no la puedes dividir, una de lunes a viernes y otra de fin de semana. Tu vida es una sola y Dios la ha diseñado para que la vivas en abundancia, y esto incluye alegría y gozo todos los días.
Es tiempo de dejar de sentirte victima o esclavo cada vez que finaliza el fin de semana. Necesitas apartar tus temores e inseguridades y convertirte en una persona apasionada que disfruta lo que hace. Y allí es donde el entrenamiento te puede ayudar.
Quiero invitarte a hacerte ciertas preguntas que te ayudarán:
1. ¿Qué me gusta hacer? ¿Qué me apasiona? ¿Qué me hace vibrar?
2. ¿Para qué lo quiero hacer? ¿De qué manera la sociedad se beneficia de mi trabajo?
3. ¿Quién es la persona que más admiro en el mundo? ¿Por qué admiro a esa persona?
Las respuestas a estas preguntas te darán las pistas de lo que te apasiona, para que te eleves hacia las alturas. Cuando aprendes a responder a estas preguntas, y llegas al centro de lo que te apasiona, puedes comenzar a experimentar alegría y gratitud por lo que haces.  Puedes llegar a decir con el corazón “Gracias a Dios es lunes, disfruto lo que hago, me encanta mi trabajo”.
Saber qué es lo más importante para ti es el primer paso que debes tomar con el fin de entender que “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Esto puede significar algo más que tener un trabajo que a ti no te gusta. Tu trabajo debe alegrar tu vida porque así estarás trayendo Gloria a Dios. Tú has sido creado para la alabanza de Su Gloria.
¿Qué harás esta semana? ¿Qué acciones ejecutarás que te lleven a disfrutar lo que haces? 
“En la vida no hay atajos, sólo elecciones que marcan mi destino”. Pedro Sifontes
Hoy es el mejor día para disfrutarlo, hoy me levantaré lleno de energía para dar lo mejor de mí, para sonreírle a la vida, para amar a la gente, y aunque haya circunstancias que quieran robarme el gozo, yo elijo disfrutar el día de hoy. “Gracias a Dios es lunes”.

El lobo y el cordero en el arroyo - reflexión-vídeo

Miraba un lobo a un cordero, que bebía en un arroyo, e imaginó un simple pretexto a fin de devorarlo.  De esta forma, estando él más arriba en el curso del arroyo, le acusó de enturbiarle el agua, impidiéndole beber.  Y le respondió el cordero:
“Pero si sólo bebo con la punta de los labios, y además estoy más abajo y por tanto no te puedo enturbiar el agua que tienes arriba”.
Viéndose el lobo burlado, insistió: “El año pasado injuriaste a mis padres”.
“¡Pero si en ese momento ni siquiera había nacido yo!”, contestó el cordero.
Dijo entonces el lobo: “Ya veo que te justificas muy bien, mas no por eso te dejaré ir, y siempre serás mi cena”.
Para quien hacer el mal es su profesión, de nada valen argumentos para no hacerlo.  No te acerques nunca a los malvados.
Fábula de Esopo
Creo que todos nos hemos topado con gente que nos recuerda a Juan Zapata, aquel que “lo que no gana lo empata”.  Este tipo de persona tiene su mente fija en algo y, sin importar los argumentos que vengan en su dirección, simplemente no va a cambiar su trayectoria… aunque le resulte evidente a todos los demás que va barranco abajo.
No cabe duda de que hay una línea muy tenue entre un visionario comprometido con una visión más grande de sí mismo y un testarudo que va rumbo al desastre.
Creo que aquí es donde necesitamos de la sabiduría y gracia divinas, que nos orienten y nos permitan discernir el camino correcto en medio de tantas opciones que el mundo nos brinda.
No vayamos a convertirnos en víctimas de “lobos” que han decidido comernos de todos modos.


Palabras De Motivación - Crecimiento Personal

“Hermanos, no hablen mal unos de otros…”Santiago 4.11.
Parece tan elemental. No hablar mal de las personas. Nuestras madres nos enseñaron esto, ¿cierto? De hecho, aprendimos frases graciosas al respecto. En la película “Bambi” se decía: “si no puedes decir algo bueno, no digas nada del todo”. Pero de vez en cuando, nos encontramos con alguien, conocemos a alguien o tenemos una conversación con alguien, con quien terminamos haciendo una excepción. Y luego TENEMOS que ir a contarle a alguien más sobre esta persona con la cual nos encontramos en cierto lugar. O tal vez es esa persona que se nos cruzó en su vehículo. Quienquiera que sea y lo que sea que hizo, nos hizo pensar que vale la pena contarle el evento a nuestra familia, amigos o compañeros de trabajo.
Trabajé durante varios años estacionando coches en dos hoteles de Las Vegas. Durante ese tiempo, me encontré con todo tipo de personas. No todas esas personas encajaban en mi idea de “buena gente” o “cortés”. Muchas de esas personas conducían en la entrada de vehículos lanzando por doquier sus malas actitudes. Y era nuestra política sonreír frontalmente a esas personas, pero al darnos la vuelta maldecirlos. Bueno, tal vez no sucedía realmente así, pero sí era fácil “hablar mal” sobre esas “personas malas”, nada afines a como creíamos conveniente.
Finalmente, me di cuenta de algo durante ese tiempo. Le doy cierta consideración a mi familia y amigos, que no es aplicada de igual manera a esas personas. Si mi hermano viene y me dice algo brusco o tonto, yo automáticamente le doy el beneficio de la duda y me digo, “tal vez está teniendo un mal día” o tal vez es por esto o por lo otro. No lo etiqueto automáticamente como una persona mala. Me doy cuenta de que él es una persona con sentimientos e inseguridades, como yo. Pero cuando alguna persona conduce en la entrada de vehículos e inmediatamente me descarga su mala actitud, soy rápido en etiquetarlo como malo. A menudo justificaba mis palabras de enojo pensando que simplemente estaba diciendo la verdad, apoyándome en lo que acababa de suceder. Pero la verdad es que yo estaba juzgando y hablando mal contra ellos.
Cada persona merece recibir la misma consideración que crees que sólo tú mereces. Y, últimamente, necesitamos mirar en nuestros corazones para descubrir el motivo que tenemos cuando hablamos sobre los demás. ¿Es para beneficio de ellos? ¿Es para traer sanidad y amor? ¿Es para confortar a aquellos que posiblemente han sido heridos por esas personas? Necesitamos hablar vida y no muerte. Y necesitamos hablar igualmente a todas las personas. No sólo a aquellos que creemos que se lo merecen.

Mi último día - Reflexiones con vídeo

Qué tal vivir, como si fuera el último día de tu vida.
¿Qué no has hecho?, ¿qué quieres hacer?
Vamos, empieza a hacer cada día como el mejor que puedas vivir!
Regala este video a otros!
Como si fuera mi último día,

Voy a vivir en la vida, amando sincero
Mostrando a los míos cuanto los quiero

Como si fuera mi último día

Voy a luchar por mis sueños
Viviendo sin miedo
Y cada minuto, vivirlo intenso.
No voy a esperar hasta mañana, si el presente lo tengo

Como si no hubiese tiempo, Me quedara un momento

Voy a mostrar que te amo, Que estoy contento, que te tengo,
Como si tu alegría depende de mí, voy a darlo todo por ti,
Y voy a hacerte este día el mejor que pueda vivir.

Como si fuera mi último chance para  mirarte de nuevo,

Haré del momento, el más importante de tu recuerdo,
En el estrés de la vida, Se nos escapan detalles,
Que luego más adelante lamentamos olvidarse,
A veces se hace difícil o imposible recuperarse,

Como si no hubiese tiempo

Me quedará un momento
Voy a mostrar que te amo
Que estoy contento, que te tengo
Como si tu alegría depende de mí, voy a darlo todo por ti
Y voy a hacerte este día el mejor que pueda vivir.
Disfrutar todo aquello que Dios me brindo
Mis amigos, familia y amor
Y voy a hacer este día el mejor que pueda vivir
Y voy a hacer este día el mejor que pueda vivir


Una nueva luz - Reflexión

Los Markovitz eran una de las pocas familias judías que vivían en un apacible suburbio de Pensilvania cuyas calles se llenaban de luces navideñas en Diciembre. Ellos, en cambio, colocaban una menorá (candelabro judío de nueve brazos) encendida en una ventana de su casa como recordatorio de que también era el inicio de la Hanuka, una de sus principales fiestas religiosas.
Un día, a eso de las 5 de la mañana Judy Markovitz se despertó al oír un fuerte ruido. Habían roto la ventana y arrancado la menorá.
Para los Markovitz fue una agresión que removió viejas heridas, ya que los padres de Judy habían estado en el pasado recluidos en un campo de concentración.
Los Markovitz, después de recuperarse emocionalmente, repararon la ventana y al terminar la reparación salieron a visitar al hermano de Judy, sin saber que sus vecinos se disponían a reparar algo más.
Ya por la noche, cuando la familia Markovitz regresaba a su casa, un extraordinario espectáculo les sorprendió al doblar la calle: casi todas las casas de la manzana estaban adornadas con una menorá resplandeciente. La hija de la pareja, Vicky, hoy día de 18 años, recuerda aquellas ventanas iluminadas como una señal de compasión y solidaridad. “ Fue como si todos los vecinos dijeran: Si vuelven a romper las ventanas de ellos, también tendrán que romper las nuestras”.
Compasión y solidaridad son dos joyas que necesitas hoy recuperar.
Reír con el que ríe y llorar con el que llora. Que nunca demos la espalda al que sufre, porque tarde o temprano se nos pagará con la misma moneda.
Job 19:21 ¡Oh vosotros!, mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; Porque la mano de Dios me ha tocado.
Mateo 9:36 Y viendo las gentes, tuvo compasión de ellas; porque estaban derramadas y esparcidas como ovejas que no tienen pastor.
Marcos 8:2 Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer: