El servicio a Dios es uno de los privilegios más hermosos, una manera muy bonita de expresarle nuestro amor y nuestra gratitud.
Servir debe ser una decisión voluntaria, no se debe obligar a nadie para que tome esa decisión, pues la persona que no quiere hacerlo quizá sea porque aún no se siente preparado, o no ha tenido la confirmación de donde Dios lo quiere colocar, o puede que no tenga tiempo, en fin, muchas cosas....
Servir debe ser una decisión voluntaria, no se debe obligar a nadie para que tome esa decisión, pues la persona que no quiere hacerlo quizá sea porque aún no se siente preparado, o no ha tenido la confirmación de donde Dios lo quiere colocar, o puede que no tenga tiempo, en fin, muchas cosas....
Nunca es tarde para servir, ni tampoco importa tu condición para que puedas hacerlo. Debes sacar tiempo para Dios, ¿no crees que Él lo merece después de cada latigazo que recibió su Hijo por nosotros, y por las bendiciones que nos regala a diario?
Muchos no queremos quitarnos el manto, no queremos dejar la comodidad, pero ser hijo de Dios no es solamente sentarse en la iglesia a pedir bendiciones y esperar a que todo llegue, o... ¿qué crees que vas a hacer cuando llegues al cielo?, ¿estar sentando mirando a lo lejos, disfrutando de todas las maravillas sin hacer nada? Cuando estés allí también vas a servir, ya sea adorando, alabando, cantando, y si no te preparas desde ahora, ¿cómo te vas a presentar ante Dios? Es como si aspiraras a un título universitario para ejercer una carrera profesional y resulta que no te has preparado, que no has estudiado para ello.