domingo, 29 de diciembre de 2013

No al Temor, Sí a la Confianza - Devocional

El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado” (Proverbios 29.25). 
El temor pondrá lazo al hombre y tarde o temprano terminará atrapado en él. Pero la confianza en el Señor hará que sea exaltado más allá de toda circunstancia o situación.
El temor produce tristeza y pesimismo, pero la confianza en Dios produce gozo y optimismo, proyectándote a un futuro mejor.
no-al-temor-si-a-la-confianzaEl temor opaca tu vida, pero la confianza en el Señor hace que estés radiante y que seas un imán para las buenas oportunidades.
El temor produce dudas, pero la confianza en Dios hace que emprendas cosas confiadamente.
El temor hace que nada más mires a las circunstancias, mas la confianza en el Señor hace que puedas experimentar su poder actuando en tu vida.
El temor hace que te preocupes, la confianza en Dios hace que te ocupes de las cosas sin demorarte.
El temor te paraliza, la confianza en Dios hace que desates todo tu potencial.
El temor desalienta, la confianza en el Señor trae aliento a tu vida y a los que te rodean.
El temor hace que esperes los acontecimientos, la confianza en Dios hace que hagas que las cosas acontezcan.

Cuidemos nuestros pensamientos – Meditación



Ten cuidado con tus pensamientos; se volverán palabras.
Ten cuidado con tus palabras; se volverán actos.
Ten cuidado con tus actos; se volverán costumbres.
Cuidado con tus costumbres; modelarán tu carácter.
Cuida tu carácter, será tu destino, será tu vida. Y LA VIDA ES UN JARDÍN, lo que siembres en ella, eso te devolverá.
Así que elige semillas buenas, riégalas y con seguridad tendrás las flores más hermosas.
Cada acto, cada palabra, sonrisa o mirada, es una simiente.
Procura, entonces, que caiga tu simiente en el surco abierto del corazón de los hombres y vigila su evolución.
Procura, además, que sea como el trigo que da pan a los pueblos, y no produce espinas y cizaña que dejan estériles las almas.
Muchas veces sembrarás en el dolor, pero esa siembra traerá frutos de gozo.
A menudo sembrarás llorando, pero, ¿quién sabe si tu simiente no necesita del riego de tus lágrimas para que germine?
No tomes las tormentas como castigos. Piensa que los vientos fuertes harán que tus raíces se hagan más profundas, para que tu rosal resista mejor lo que habrá de venir. Y cuando tus hojas caigan, no te lamentes; serán tu propio abono, 
reverdecerás y tendrás flores nuevas.
Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada es una simiente. 
Procura hacer siempre "una siembra de amor“.
Somos el producto de lo que pensamos y sentimos. Por lo tanto, mucho de lo que nos sucede en nuestra vida cotidiana, está influenciado por nuestra propia fuerza interior.
El antídoto contra la mala bendición está en cada persona, en su forma de ser y de vivir, en la manera como canaliza las energías que están dentro de sí mismo, y sobre todo, en la forma como trasmitimos esas energías a las personas que están cerca de nosotros.
Si afirmamos permanentemente y con absoluta fe, cosas positivas, eso será lo que logremos: ya sea para nuestra salud, trabajo, familia, amigos, y todo cuanto con un buen propósito queramos que Dios nos conceda, el poder de la fe que pongamos en todo cuanto pidamos, será determinante a la hora de recibir las gracias y bendiciones del Señor.
FELIZ DÍA
Fdo.: M.G.L.

 

Jesús dijo: Me Seréis Testigos – Hechos 1:8 - Devocional

“ME SERÉIS TESTIGOS.” (Hechos 1:8b)
En la sala de un tribunal no se espera de un testigo que discuta sobre el caso o que ejerza presión sobre el veredicto; este es trabajo del abogado. Los testigos simplemente cuentan lo que vieron y experimentaron. Y Jesús dijo: “Me seréis testigos.” (Hechos 1:8b).
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No hay otro testimonio igual que el tuyo. Sólo tú puedes compartirlo. Si no lo haces, se habrá perdido para siempre. Puede que no seas un erudito de la Biblia, pero tú eres la autoridad de tu vida. De hecho tu testimonio es más eficaz que un sermón, porque la gente ve a los pastores como vendedores profesionales, pero a ti te ve como un cliente satisfecho. Tu testimonio pierde interés cuando citas a teólogos, pero la gente tiene una curiosidad innata acerca de experiencias que nunca ha tenido. Así que, todo lo que tienes que hacer es usar tu testimonio, para construir un “puente” que Jesús podrá “cruzar” hacia dentro de sus corazones.

Tu testimonio pasa por encima de las defensas intelectuales. Muchas personas, que no necesariamente aceptan la autoridad de la Biblia, respetarán tu experiencia personal. Por eso Pablo utilizó la historia de su vida en seis ocasiones distintas para compartir el evangelio. Pedro escribió: “…estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15b). Nota las palabras "estad… preparados…". Para estar preparado, escribe tu testimonio y memoriza los puntos principales. Podrías preguntar: “¿Cuáles son?”:

(a) Cómo era antes tu vida.
(b) Cuándo te diste cuenta de que necesitabas a Jesús.
(c) Cómo le entregaste tu vida.
(d) La diferencia que É
l ha creado. 


 ¿De acuerdo? Ahora, vete, y ¡cuenta tu testimonio!

4 Razones por las cuales la duda viene tan fácilmente - Devocional






“SEÑOR: AUMÉNTANOS LA FE” (Lucas 17:5b)

¿Por qué viene la duda tan fácilmente?: he aquí 4 razones:

(1) Porque las personas que dudan son fáciles de encontrar.

¿Cuántos auténticos amigos de fe tienes? Probablemente no muchos. Normalmente, las personas de nuestro alrededor tienden a fijarse en los obstáculos, abriendo así la puerta a la duda. Una vez que la “ola” se pone en movimiento todos “se montan” en ella.

(2) Porque la duda satisface nuestra necesidad de autoprotección.

A nadie le gusta estar equivocado, herirse, fallar, así que, nuestro razonamiento subconsciente dice así: ‘Es más fácil no confiar en Dios y bajar mis expectativas; así no quedaré decepcionado”. Pero aun así estás decepcionado, ¿verdad? ¿Y por qué? ¡Porque dudaste!

(3) Porque dudar es pasivo.

Por la mañana no te despiertas y dices: “Hoy voy a dudar de Dios”. No, la duda se mueve hacia dentro de un espacio vacío para llenarlo. Ella toma el control cuando no se hacen las cosas correctas. “La fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios”(Romanos 10:17). Si no te mantienes ocupado con la Palabra de Dios, serás constantemente invadido por las dudas.

(4) Porque dudar es contagioso.

Es más fácil que te contagies con ella que con un resfriado. Sus portadores son las palabras. Salomón escribió: “…has quedado atrapado en los dichos de tus labios” (Proverbios 6:2b). Las palabras te edifican o te destruyen. Por ejemplo: (a) “¿Qué puedo hacer”, contra “En la fuerza de Dios puedo”; (b) “¡Es horrible!”, contra “Es una experiencia de aprendizaje”; (c) “No veo la salida” contra “No es demasiado grande para el Señor”. Tus palabras determinan el clima espiritual de tu vida. Así que, para dejar a un lado la duda e ir tras la fe, empieza eliminando de tu vocabulario cualquier sentimiento que no se ajuste a la Palabra de Dios.

Moldear El Acero - Cristianos

Esta es la historia de un herrero que después de una juventud llena de excesos, decidió entregar su alma a Dios.
Durante muchos años trabajó con ahínco, practicó la caridad, pero, a pesar de toda su dedicación nada parecía andar bien en su vida, muy por el contrario sus problemas y sus deudas se acumulaban día a día.
Una hermosa tarde, un amigo que le visitaba y que sentía compasión por su difícil situación, le comentó:
“Realmente es muy extraño que, precisamente después de haber decidido volverte un hombre temeroso de Dios, tu vida haya comenzado a empeorar. No deseo debilitar tu fe, pero a pesar de tus creencias en el mundo espiritual, nada ha mejorado.”
El herrero no respondió enseguida, él ya había pensando en eso muchas veces sin entender lo que acontecía con su vida, sin embargo, como no deseaba dejar al amigo sin respuesta, comenzó a hablar, y terminó por encontrar la explicación que buscaba.
He aquí lo que dijo el herrero:……… “En este taller yo recibo el acero aún sin trabajar, y debo transformarlo en espadas. ¿Sabes tú cómo se hace esto? Primero, caliento la chapa de acero a un calor infernal, hasta que se pone al rojo vivo, y enseguida, sin ninguna piedad, tomo el martillo más pesado y le aplico varios golpes, hasta que la pieza adquiere la forma deseada.
Luego la sumerjo en un balde de agua fría, y el taller entero se llena de ruido y vapor, porque la pieza estalla y grita a causa del violento cambio de temperatura. Tengo que repetir este proceso hasta obtener la espada perfecta, una sóla vez no es suficiente. ”
El herrero hizo una larga pausa, y siguió: “A veces el acero que llega a mis manos no logra soportar este tratamiento. El calor, los martillazos y el agua fría terminan por llenarlo de rajaduras.
En ese preciso momento, me doy cuenta de que jamás se transformará en una buena hoja de espada y entonces, simplemente lo dejo en la montaña de hierro viejo que ves a la entrada de mi herrería.”
Hizo otra pausa más, y el herrero terminó: “Sé que Dios me está colocando en el fuego de las aflicciones".