Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni aborrezcas su reprensión, porque el Señor a quien ama reprende, como un padre al hijo en quien se deleita. Proverbios 3:11-12
Amamos a nuestros hijos así como Dios nos ama… y por Su amor nos disciplina. No temamos disciplinar a nuestros hijos cuando empiezan a apartarse del camino de Dios. Porque sabemos que hay solo dos caminos y a dónde nos lleva cada uno. No nos justifiquemos con el que “todos lo hacen” para ser permisivos o tolerantes. Enseñemos a nuestros hijos a entrar por la puerta estrecha.

Enseñemos a nuestros hijos a entrar por la puerta estrecha; la que lleva a la vida en abundancia.
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:9-10
La Palabra de Dios, Jesús… es la puerta por la que debemos enseñar a nuestros hijos a entrar. Solamente por esa puerta.
Y no le des entrada al ladrón, quien viene a robar tu gozo y paz, a matar tu relación con Dios, a destruir a tu familia. No le abras la puerta de tu casa.
No temamos disciplinar a nuestros hijos, es por su bien y es necesaria la disciplina. No seamos tolerantes ni permisivos cuando deciden “vivir” en pecado. Todos fallamos, caemos una y otra vez; y cuando nos arrepentimos y nos alejamos del pecado Dios misericordioso nos perdona.
Pero cuando hablamos de decidir “vivir” en pecado, Dios nos reprenderá porque nos ama; y si amamos a nuestros hijos no debemos temer disciplinarlos, aunque “corramos el riesgo” de que se vayan. Tarde o temprano regresarán, es la promesa que Dios nos ha dado a los que creemos en Su Hijo Jesús.
Pero cuando hablamos de decidir “vivir” en pecado, Dios nos reprenderá porque nos ama; y si amamos a nuestros hijos no debemos temer disciplinarlos, aunque “corramos el riesgo” de que se vayan. Tarde o temprano regresarán, es la promesa que Dios nos ha dado a los que creemos en Su Hijo Jesús.
porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Hebreos 12:6-7
Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad. Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da después fruto apacible de justicia. Por tanto, fortaleced las manos débiles y las rodillas que flaquean, y haced sendas derechas para vuestros pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane. Hebreos 12:8-12