Juan 2:1-12
I. Jesús estuvo presente
Esta es la primera lección que tenemos que aprender. Para que se opere una transformación en la vida de una pareja y en todos los hogares, es necesario que Cristo ocupe el primer lugar en nuestras vidas.
La tragedia del hogar contemporáneo consiste precisamente en la ausencia de nuestro Señor Jesucristo, ya que la presencia de Él fortalece la convivencia familiar. Estar presente significa seguridad.
II. Jesús estuvo presente porque fue invitado
Jesús no llegó accidentalmente ni por casualidad. Recibió una invitación personal y participó. Es necesario que todos los hogares entiendan que para que el Señor Jesucristo se haga presente tiene que ser invitado.
Cristo acepta la invitación y participa de esta fiesta familiar. Su presencia significa todas las relaciones, todos los sentimientos y todas las alegrías. Nada humano le es extraño. Es en este santuario familiar donde hará su primer milagro y manifestará su gloria.
Cristo es respetuoso de la intimidad familiar y solo participa en la conciencia y en la voluntad del hogar cuando se le invita a entrar. Él no entra violando puertas y cerrojos, sino por una invitación expresa. Si no es así, no entrará.
Él mismo dice: “Si alguno oyere mi voz, yo entrare a él, y cenaré con él y él conmigo”. Apocalipsis 3:20 De esta forma manifiesta su respeto a la intimidad familiar. Estos jóvenes de la Cena de Galilea que están dando sus primeros pasos en la vida familiar, se dieron cuenta de que Jesús no tenía una tarjeta de invitación personal. Entonces decidieron invitarlo. Podríamos pensar: ¿Qué diría aquella tarjeta de invitación? No sabemos, pero entendemos que por la invitación Cristo honró el matrimonio que Dios había instituido.