viernes, 8 de junio de 2018

Elementos esenciales del mensaje del Evangelio

Resultado de imagen de ¿Cuáles son los elementos esenciales del mensaje del Evangelio?La palabra “evangelio” significa “buenas noticias,” y está mejor definida como ‘el mensaje del perdón de los pecados, a través de la obra expiatoria de Jesucristo.’ Es en esencia el plan de rescate de Dios para aquellos que confíen en Su divino Hijo, a fin de ser reconciliados con un Dios santo y justo. El contenido esencial de este mensaje de salvación se nos expone claramente en la Biblia.

En la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios, él presenta el contenido del mensaje del Evangelio. “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.” (1 Corintios 15:1-4).
En este pasaje, vemos tres elementos esenciales del mensaje del Evangelio. Primero, la frase “murió por nuestros pecados” es muy importante. Como nos dice Romanos 3:23, “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” La realidad del pecado necesita ser reconocida por todos los que se aproximen al trono de Dios para salvación. Un pecador debe reconocer la desesperanza de su culpabilidad ante Dios, a fin de ser perdonado, y debe entender que “la paga del pecado es muerte.” (Romanos 6:23). Sin esta verdad fundamental, ninguna presentación del Evangelio está completa. 

Segundo, la Persona y obra de Cristo son componentes indispensables del Evangelio. Jesús es tanto Dios (Colosenses 2:9) como hombre (Juan 1:14). Jesús vivió una vida sin pecado que nosotros nunca podríamos vivir, (1 Pedro 2:22) y Él es el único que podía tener una muerte sustitutiva en lugar del pecador. Ahora bien, el pecado contra un Dios infinito, requiere un sacrificio infinito. Por tanto, el hombre, que es finito, debe pagar el castigo por un tiempo infinito en el infierno, a no ser que el infinito Jesucristo pagara por él una vez. Jesús fue a la cruz para pagar la deuda que tenemos con Dios por nuestro(s) pecado(s), y aquellos que son cubiertos por Su sacrificio, heredarán el reino de Dios como hijos del Rey (Juan 1:12). 

Tercero, la resurrección de Cristo es un elemento esencial del Evangelio. La resurrección es la prueba del poder de Dios. Solo Él, quien creó la vida, puede resucitar después de la muerte. Solo Él puede revertir el horror que es la muerte misma. Y solo Él puede quitar el aguijón de la muerte y obtener la victoria sobre la tumba (1 Corintios 15:54-55). Más aún, a diferencia de otras religiones, el Cristianismo tiene un Fundador que trasciende la muerte y quien promete que Sus seguidores harán lo mismo. Todas las otras religiones fueron fundadas por hombres y profetas cuyo final fue la tumba. 

El Antiguo Testamento y el Nuevo coinciden

“Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no sea su Rey”  (1 Samuel 8:7).
El pueblo de Israel se formó en Egipto bajo el reinado de sucesivos faraones, crueles opresores que sumergieron la nación en la esclavitud. Salió de ella bajo el liderazgo de Moisés que servía como Caudillo de Israel ante Dios. Al entrar en la Tierra Prometida, Israel fue una teocracia: Dios fue el Rey; su Ley, la ley del país; y los jueces, los que administraban justicia. El último juez fue Samuel, el protagonista del cambio de gobierno que se va a comentar ahora.
Resultado de imagen de El Antiguo Testamento y el Nuevo coincidenCuando Samuel ya era mayor, los ancianos de Israel le presentaron la petición de poner un rey sobre Israel, como las otras naciones. Samuel intentó disuadirlos, pero ellos insistían: “Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros; y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras” (1 Samuel 8:19, 20).  ¡Querían que el rey les hiciese sus guerras cuando en el capitulo anterior tenemos el relato de cómo Dios, solo, sin ejército alguno, les dio la victoria en la batalla contra sus enemigos! ¡Qué mejor que esto! Pero tenían la memoria corta y querían ser como el resto del mundo. Querían un rey visible para gloriarse en él. La respuesta de Dios está llena de emoción: “Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no sea su Rey”. Dios se dio cuenta de que Israel le había rechazado como Rey. Aquel momento fue decisivo en la historia de Israel. De aquel tiempo hasta su derrota y cautividad, Israel fue gobernado por reyes, y muchos de ellos no solo no temían a Dios, sino que obraban en su contra y apartaban al pueblo de Dios.

¿Cómo te sientes hoy?

Cuando tienes la mirada fija en la tristeza del pasado que viviste es como si te ahogaras en el oscuro mar, pero si te olvidas de ese momento, verás que es más fácil avanzar. No pienses que todo lo que viviste fue producto de la necedad; en parte puede ser, pero piensa, también, que todo te ayuda a crecer porque todos los que amamos a Dios de las experiencias amargas sacamos una lección. Esa vida triste, oscura, vergonzosa que viviste no acabó en un hasta pronto, ya que cuando te percates de que tienes más espacio para cargar en tu espalda, te darás cuenta que Dios la aligera. Pesa seguir las cosas sin sentido o fáciles, pero decidir cargar la obediencia, aligera. No te ofusques pensando qué hubiese pasado si te hubieses sacrificado un poquito más. Deja eso de lado y comienza a caminar.
Resultado de imagen de ¿Cómo te sientes hoy?Ni a la derecha ni a la izquierda, solamente camina directamente a tu meta que es, sin duda, la felicidad. Y no la confundas con los estados de ánimo; ya que la primera es permanente pero los últimos varían. No creas que no eres feliz, porque todo aquel que camina con Dios, inclusive en ese desierto en el que estás, vive.
El día amanece y con él la alegría, por lo que trata de ponerte más bonita, más guapo, sácale una sonrisa a esa carita y date cuenta de que Dios te ama mucho. No te amedrentes pensando que nadie notará el cambio, mejor piensa que es una locura disimularlo. Dios te creó hombre o mujer para embellecer el mundo, embellécelo con la alegría que sale de tus dulces encantos. No te rindas pensando que no lograrás ese puesto de trabajo, esa buena calificación, no te hagas más daño, eres tan inteligente como cualquier otro ser humano.