miércoles, 20 de agosto de 2014

Nuestra relación con Dios

LIBRES PARA DISFRUTAR DE DIOS
Salmos 34:8-10 “Gustad y ved que es bueno Jehová. ¡Bienaventurado el hombre que confía en él!  Temed a Jehová vosotros sus santos, pues nada falta a los que lo temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.”
ayudaneedNuestro Dios, quien creó al mundo y que es el Señor de todo, quiere que hallemos placer en nuestra unión y relación con Él.
Su Palabra nos enseña que Él “nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Timoteo 6),  pero lo más importante que Dios nos ha dado para que disfrutemos, es Él mismo. Estamos llamados a encontrar satisfacción en nuestra relación con Él.
Uno de los secretos para tener una relación satisfactoria, es la aceptación. Ser aceptados por alguien que se preocupa por nosotros a pesar de nuestras faltas, nos hace libres para disfrutar de su amistad.
Lo mismo pasa con nuestra relación con Dios. Nuestro amoroso Padre celestial sabe quiénes somos y, por la obra de Jesús en la cruz, nos acepta como Sus hijos. Nosotros, que una vez fuimos sus enemigos, hemos sido ahora aceptados en Su familia. Y al ser aceptados por Dios, somos libres para disfrutar de una preciosa intimidad con Él.

¿Cuál es el punto de vista Cristiano acerca del suicidio?

De acuerdo con la Biblia, que una persona cometa suicidio no es lo que determina su entrada al cielo. Una persona NO salva que comete suicidio, no ha hecho más que “facilitar” su trayecto al lago de fuego. Sin embargo, la persona que cometió suicidio, sí irá al infierno por rechazar la salvación a través de Cristo, y no por cometer suicidio. La Biblia menciona cuatro personas específicas que cometieron suicidio: Saúl (1ª Samuel 31:4), Ahitofel (2ª Samuel 17:23), Zimri (1ª Reyes 16:18), y Judas (Mateo 27:5). Ellos fueron hombres crueles, malvados, pecadores. La Biblia ve al suicidio igual que al asesinato, eso es lo que es, asesinarse uno mismo. Pero es Dios quien decide cómo y cuando va a morir una persona. De acuerdo con la Biblia, tomar ese poder en sus propias manos, es blasfemia contra Dios.
¿Habla realmente la Biblia acerca de un cristiano que comete suicidio? No es ciertamente creíble que un cristiano que cometa suicidio pierda la salvación y vaya al infierno. Eso sí, la Biblia enseña que desde el momento en que una persona cree en Cristo verdaderamente, está eternamente segura (Juan 3:16). De acuerdo con la Biblia, los cristianos verdaderos saben que poseen vida eterna, fuera de toda
 duda, sin importar lo que suceda. “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1ª Juan 5:13). ¡Nada puede separar a un cristiano del amor de Dios! “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39). Si “ninguna cosa creada” puede separar del amor de Dios a un cristiano, y si un cristiano que comete suicidio es una “cosa creada”, entonces ni siquiera el suicidio puede separarlo del amor de Dios. Además Jesús murió por TODOS nuestros pecados… y si un verdadero cristiano atraviesa un tiempo de ataque espiritual y debilidad, y comete suicidio, ese sería un pecado por el cual murió Jesús.

Newton y el Imán - Reflexiones

Cierta vez preguntaron a Isaac Newton, cómo el polvo esparcido de un cuerpo sepultado podría ser juntado de nuevo para formar un nuevo cuerpo.
Newton tomó un imán y se aproximó a un montículo de polvo de hierro mezclado con arena. Inmediatamente, las partículas de hierro se separaron de la arena. Su respuesta a la pregunta fue: “Aquel que concedió este poder al imán, no sería capaz de un poder mayor, como el de juntar el polvo de nuestro cuerpo en un cuerpo glorioso?
La respuesta de Newton aún no nos confirma la certeza de la resurrección. Ésta, solo la fe en Jesús la puede dar.
En 1 Corintios 15, Pablo procura profundizar en esta fe, demostrando cómo ella ayuda a vencer a todos los enemigos. De éstos, el último en ser vencido es la muerte, que ya no tiene más poder de herirnos, nada más que sirve como puerta para entrar en la vida eterna.
Un soldado cristiano, acostado de espaldas en una trinchera, en medio de un fuego cruzado con el enemigo, oró ansioso por liberación. Miró al cielo estrellado y se acordó de su Creador, que aún vive y gobierna el mundo. Pidió que su voluntad fuese hecha y así, volvió la paz a su corazón. Hasta que llegó la mañana y, también, la victoria sobre el enemigo.
Cuántas victorias semejantes no fueron alcanzadas por no tener la fe en Jesús y en su resurrección, especialmente en la hora de la muerte. Por contra, cuántos cristianos recibieron, y aún reciben, el poder de entregar tranquilamente su alma a Dios, con la certeza de un encuentro definitivo con Jesús.
“Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” 1ª Corintios 15:57
Esta victoria es nuestra. Por tanto, continuemos fuertes y firmes en el servicio al Señor.

La Mentira

Cuatro amigos de la universidad se fueron de diversión el fin de semana antes de los exámenes finales, a un país vecino.
Lo pasaron francamente bien. Pero después de tanta fiesta que tuvieron, durmieron todo el domingo y no regresaron a su país hasta el lunes por la mañana.
En vez de entrar al examen final decidieron que, al terminar el examen hablarían con el profesor y le explicarían la razón por la que se habían perdido el examen.

Le explicaron que se habían ido de viaje el fin de semana y que planeaban estar de regreso y estudiar, pero desafortunadamente, se les pinchó una rueda del coche cuando venían de regreso, no tenían herramientas y nadie les quiso ayudar.
Como resultado de la aventura, perdieron el examen final. El profesor lo pensó y acordó hacerles el examen al día siguiente. Los cuatro amigos estaban felices. Estudiaron toda la noche y llegaron al día siguiente a hacer el examen. 
El profesor los puso en salones separados y les repartió a cada uno el test para que comenzaran.
Vieron el primer problema, valía 5 puntos y era muy fácil. Trataba sobre la historia del comercio de mercancías. "¡Excelente!", pensó cada uno en su salón. 
Esto va a ser muy fácil, pensaban para sí.
Cada uno terminó el problema, ... y voltearon la página. En la segunda página estaba escrito: 
Por 95 puntos………: ¿Qué rueda se les pinchó?
Efesios 4:25
Por lo cual, dejada la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
Salmos 34:13
Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño.

Salmos 119:104
De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto he aborrecido todo camino de mentira.
Proverbios 12:17
El que habla verdad, declara justicia; Más el testigo mentiroso, engaño.

Valor para decir la verdad

Galileo Galilei nació en Italia el 15 de febrero de 1564. Llegó a ser un prominente astrónomo, filósofo, ingeniero, matemático y físico, que estuvo estrechamente relacionado con la revolución científica.
Algunos de sus más grandes logros incluyen la mejora del telescopio, gran variedad de observaciones astronómicas, la primera ley del movimiento y un apoyo determinante para las publicaciones de Copérnico. Hoy en día es considerado el “Padre de la astronomía moderna.”
Pero no todo fue una vida de triunfos. Tras varios estudios con el telescopio que él mismo había mejorado, llegó a la conclusión de que la tierra tenía forma redonda y se desplazaba sobre su órbita alrededor del sol.
Se dice que le llevó mucho tiempo hacer público su descubrimiento, porque en ese entonces la iglesia era la autoridad suprema y creían que era el sol el que daba la vuelta alrededor del planeta tierra. Cuando por fin tomó la decisión de publicar su descubrimiento, no tardó en llegar la oposición de parte de algunos colegas, la desazón de algunos amigos y las amenazas de algunos grupos religiosos.
Tanta fue la revolución que causó esta noticia que llegó a los oídos del papa Pablo V, quien no dudó en llamarlo para pedirle que dejara de lado su descubrimiento y se retractara, o sería puesto en la cárcel y azotado. En aquel entonces la iglesia tenía todo el poder y cualquier idea contraria a sus creencias, era considerada una herejía digna de ser castigada.