jueves, 13 de diciembre de 2012

Un sueño roto - Reflexiones

El sueño de su vida era ser misionero, y parecía que finalmente se iba a hacer realidad. Sentado en la oficina de la agencia misionera, el nervioso joven le aseguró al entrevistador que él y su flamante esposa estaban decididos a trabajar duro, a administrar sus recursos como buenos mayordomos, y procurar que se proclamara a Cristo al mayor número de personas posible. Confiaban en que todo su futuro iba a salirles a pedir de boca.
Pero pronto todo iba a parecer como si su sueño se fuera a hacer añicos. Durante su preparación para vivir entre otras culturas, él y su esposa se percataron de que ella nunca resistiría los rigores de vivir en el extranjero. Ella era demasiado frágil y débil. Si iban a África, como habían planeado, era seguro que ella moriría.
reflexiones uvas Confuso y destrozado emocionalmente, el joven fue a trabajar para su padre, que era dentista y que tenía un pequeño negocio colateral que producía vino sin fermentar, para los cultos de la Santa Cena en las iglesias.
Al envejecer su padre, el joven se hizo cargo de este negocio secundario. Un día se le ocurrió que tal vez aún podría tocar al mundo para Cristo.
Todavía podría cumplir las palabras que le había dicho al representante misionero ese día. Trabajaría duro, sería un buen mayordomo de sus recursos, y procuraría que se proclamara a Cristo a tantas personas como fuera posible; sólo que lo haría de una manera un poco diferente.
Mantendría su promesa sosteniendo financieramente a otros que podrían ir al extranjero como misioneros.
Trabajó duro, y con el tiempo logró transformar la pequeña compañía en una empresa gigantesca. ¿Cómo se llamaba?
Welch.
Hoy su jugo de uva se vende en todas partes. El Sr. Welch ha ofrendado gigantescas sumas de dinero a la causa de las misiones mundiales. Irónicamente, ha hecho mucho más por la evangelización mundial que lo que podría haber hecho trabajando duro personalmente en el campo misionero. Debido a que se adaptó a sus circunstancias y floreció en donde estuvo plantado, llegó a ser un compañero valioso de las misiones en todo el mundo.
Cuando una puerta se cierra, no te des por vencido, quizá hay otras puertas que no has visto y que se abrirán, para hacer incluso mucho más de lo que inicialmente habías pensado. ¿Cuál fue la última puerta que se te cerró?
¿Ya encontraste la nueva puerta? No olvides que con Dios siempre hay nuevas puertas delante de nosotros.
De cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. Gen 22:17
Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre. Apocalipsis 3:8

Jesús Te Invita a Orar - Por todos

“Clama a mi yo te responderé y en enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”  Jeremías 33:3
Un día, mientras leía varias revistas cristianas, mi corazón fue tocado por un artículo adaptado del libro "La necesidad de orar" de Bounds, lo cual era una invitación de Jesús para orar. Como si el Señor lo dijera, la invitación decía así: "Todo lo que tienes que hacer es amarme, y sólo háblame acerca de alguien por quien sientes carga. ¿Hay personas por quién tú quieras orar? Dime los nombres y pide por ellos. Yo soy generoso y capaz de suplir todas sus necesidades.
Yo quiero que tú muestres tu amor por mí confiando en mí, para que yo haga lo que sé que es mejor. Háblame acerca del pobre, acerca del enfermo, de quien se encuentra turbado, del que está en estrés o del desanimado y acerca de los pecadores. Y si has perdido tu afecto por alguien, dímelo también a través de la oración.
Háblame en oración acerca de tu orgullo, tu terquedad o tu egoísmo o de tu pereza. Si quieres ser honesto, sé honesto conmigo a través de la oración. No te avergüences, que hay muchos santos en el cielo que tuvieron las mismas faltas tuyas; ellos oraron a mí acerca de esas faltas y poco a poco esas faltas fueron corregidas. No te preocupes en pedirme por las bendiciones para el cuerpo y la mente, por la salud y por la memoria, por tu éxito y tu triunfo.
Yo puedo dártelo todo. Soy capaz de suplir lo que es necesario para que tu alma sea más santa y tu vida más abundante.  ¿Qué es lo que quieres hoy?  Dímelo en oración porque yo me complazco en hacerlo. ¿Cuáles son tus preocupaciones hoy?  Háblame acerca de ellas.  ¿Hay alguien a quien tú quieres hacer feliz?  ¿Qué es lo que quieres hacer por él o por ella?
Háblame acerca de tus fallos y yo te mostraré la causa de ellos. ¿Cuáles son tus preocupaciones?  ¿Quién ha causado tu dolor?  Háblame de eso y te daré mi gracia para que seas perdonado y yo te bendeciré.  ¿Estás temeroso acerca de algo?  ¿Te sientes atormentado con temores que parecen no tener razón? Yo estoy a tu lado, yo veré por ti.
No hay nada imposible para mí y yo jamás te dejaré ni te abandonaré. ¿Has perdido tu gozo?  Háblame de eso. Muéstrame tu gratitud y agradéceme en oración por todo lo que he sido para ti. ¿Quieres hablarme acerca de las almas de tus amigos? Yo estoy esperando ser el Padre de ellos…   Estás determinado a ser victorioso sobre las tentaciones.  Has expuesto tu mente a películas degradantes o libros no sanos. Estoy dispuesto a limpiarte".
- Yo soy Jesús.
Amén.

El que Habita Al Abrigo de Dios - Reflexiones con Vídeo - Salmo 91

Ya no temeré nunca más
Del terror nocturnal
O saeta mortal sobre mí
Y a mi lado caerán
Como mil y otros diez mil morirán
Y Tú me librarás
Porque he puesto mi fe en ti
No sobrevendrá mal
A salvo estoy en tu mano
Y me refugiaré en ti
Ángeles mandarás
Que me guardarán siempre
Y como mil caerán a mi lado y diré
En ti confiaré
Y a mi lado caerán como mil y diez mil caerán
Y confiaré en ti Señor, siempre en ti confiaré 
El que habita al Abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente…
Salmo 91
Salmo 91
1 El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.
2 Diré yo a Jehová: "Esperanza mía y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré".
3 Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora.
4 Con sus plumas te cubrirá y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y protección es su verdad.
5 No temerás al terror nocturno ni a la saeta que vuele de día,
6 ni a la pestilencia que ande en la oscuridad, ni a mortandad que en medio del día destruya.
7 Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegarán.
8 Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos.
9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación,
10 no te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada,
11 pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán para que tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y la víbora pisarás; herirás al cachorro del león y al dragón.
14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
15 Me invocará y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y lo glorificaré.



Escrito en la Biblia, mas no en el corazón


Cuando era maestro de la Escuela Dominical, era muy joven y estudiaba mucho. No sólo las lecciones que debía presentar a mis alumnos, sino que también estaba cursando el Instituto Bíblico y, si todo esto no fuera suficiente, estudiaba por mi propia cuenta muchos otros temas bíblicos. A veces mis pequeños alumnos hacían preguntas realmente de altos vuelos espirituales y me tenía que poner a investigar y estudiar muy en serio para ofrecerles una buena respuesta. Después de todo, ellos se lo merecían y yo para eso estaba: para servirles y enseñarles. Hoy me parece increíble que niños de entre diez y doce años me hicieran preguntas tan interesantes. Fue un tiempo muy bello. Disfruté mucho enseñándoles y, a la vez, estudiando junto a ellos. Aprendí mucho de ellos y de sus padres. Todo eso me apasionaba, me incentivaba, me desafiaba a aprender y estudiar más y más. Y eso me gustaba. Creo que en esa época de mi vida es cuando más estudié y aprendí de las Escrituras.
Pero fue bueno mientras duró. Un día, cansado, abatido, literalmente erosionado, desgastado y presionado por un ministro, no soporté más y a mis tempraneros veinticuatro años abandoné esa iglesia y mi ministerio.
Los siguientes años de mi vida no fueron mejores que eso. Las pruebas, una tras otra, como tormenta que parece no acabar nunca, arreciaron sobre mi vida y mi paraíso se transformó en un infierno. Tumbo tras tumbo, iglesia tras iglesia, portazo tras portazo, fracaso tras fracaso, junto al transcurrir de los años, continuaron limando mi vida.
En uno de esos naufragios, frente a la isla de Patmos, conocí a mi “ayuda idónea”, la fiel compañera que me ha acompañado contra viento y marea durante los últimos casi veinticinco años de mi vida, y por quien estoy agradecido a Dios (habría que preguntarle a ella si piensa lo mismo… je!).
Pero ese “oasis” en medio del desierto, esa pausa entre tormenta y tormenta, me sirvió para caer en la cuenta de que todo lo que había estudiado y aprendido no había servido prácticamente de nada. 
Fue, entonces, hora de reconocer los errores y demoler todo lo “construido” hasta ese momento y comenzar a edificar de nuevo sobre otras bases. Tanto es así y hasta tal punto llegó la cosa, que en esa época me citaban un versículo y yo simplemente lo encontraba en la Biblia. Sabía exactamente en qué parte se encontraba. Hoy, confieso que a veces me cuesta encontrar un libro en la Biblia. Hasta ese punto llegó mi “desprogramación”.
Pero lo mejor de todo es que descubrí que todo lo que había estudiado estaba escrito en la Biblia y puede que bien grabado en mi cabeza. Pero si en el momento de la prueba no me sirvió de nada, evidentemente que estaba escrito en la Biblia, mas no en mi corazón.
Hoy veo y escucho a predicadores y líderes de iglesias transitando por el mismo camino. Citan con vehemencia, entusiasmo y hasta con cierta emoción, porciones o paráfrasis de la Biblia, pero, a menudo, descubro que en su vida, aparte del púlpito, en el campo de batalla de todos los días, su modo de conducirse, su manera de relacionarse, de responder ante los eventos de la vida cotidiana, dejan mucho que desear. De nada tengo que escandalizarme. Yo fui igual y no sé si tal vez aún lo sigo siendo.

Palabras bíblicas sin lugar a dudas, pero escritas en la Biblia, mas no en el corazón.

Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos,  sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto,  no de la letra,  sino del espíritu;  porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

(2 Corintios 3:4-6 RV60)

¡Cambia! - Devocional - vídeo

Un rey caminaba por un pueblo todo rocoso y se enojó y dijo: “Quiero que maten todas las vacas y que me alfombren todo el pueblo”. Se juntaron todos los sabios y le dijeron: “Muy bien rey, tenemos que matar diez mil vacas, curtir todo el cuero y en diez años tendremos alfombrado todo el reino para que nuestro rey no se lastime”. Y vino un bufón que le pidió permiso para decir algo: “¿Por qué no matan una vaca, le sacan el cuero y le hacen unos zapatos?” Y el rey aprendió que era mejor cambiarse uno mismo que tratar de cambiar a todo el pueblo.
No gastes tus energías queriendo cambiar a tu esposo, esposa, novio, novia, suegros, hijos, porque si la persona no quiere, no cambia.
Al pretender cambiar a alguien estamos queriendo ocupar el lugar que le corresponde al Espíritu Santo;  entonces se activa en la persona un mecanismo de defensa que hace que se resista a ello. Sólo Dios cambia a la gente y si estás tomando su lugar, Él no puede operar.
Hay una historia en la Biblia en donde se narra el cambio que tuvo un hombre llamado Saúl, que fue ungido rey, por el profeta Samuel:
 ”Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? El Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás MUDADO en otro hombre”.
Del anonimato a la fama:
Saúl era un hombre que pertenecía a la tribu más pequeña del pueblo de Israel y su familia no era de renombre; al contrario, él mismo dijo que era “la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín”. Saúl, por lo que se puede entrever, tenía problemas con su estima, pues se consideraba a sí mismo una persona “muy insignificante”. Cuando Samuel le dijo que todo lo bueno y codiciable que había en Israel sería para él y su familia, a Saúl le sonó tan raro que le parecía una locura que alguien como él fuera el candidato al trono.
Pero Samuel le había dicho que cuando el Espíritu de Dios viniera sobre él sería cambiado a otro hombre. Sufriría una transformación interna, de tal manera que aún profetizaría junto a una compañía de profetas. Cuando Saúl fue encontrado por Samuel, andaba buscando unas asnas que se le habían perdido a su padre; o sea, hasta ese momento su vida era muy rutinaria, no había en ella emoción para nada y, de repente, por elección divina, dejó de ser un hombre común y corriente para ser el hombre más importante del pueblo. Él sería el futuro rey de Israel.
¿Te preguntaste cuántas cosas extraordinarias puede hacer Dios con tu vida, si sólo le das lugar para que Él te muestre las cosas excelentes que tiene preparadas para ti?
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.
Una mente pobre, transformada en una mente brillante:
Lo único que hizo que Saúl sintiera que él era apto para tan gran responsabilidad, fue que el Espíritu Santo cayó sobre él con poder. O sea, la única Persona que puede convencernos de que hay algo más para nosotros es Él y sólo Él, SIEMPRE QUE LE DEMOS OCASIÓN. No pienses que esto es algo mágico. Fíjate que en el libro del profeta Joel, dice: “convertíos a mí con todo vuestro corazón”, ¡y le está hablando a su pueblo! Convertirse es abrir nuestra vida a la obra del Espíritu Santo, dejar de ponerle límites a Dios, dejar de decirle cómo debe moverse y cómo debe actuar. Es poner los dos oídos, los ojos y la boca a disposición de la voz y la guía del Espíritu Santo.
Un converso es alguien que ha dejado de ponerle límites a Dios y vive con la unción del Espíritu Santo.
La gente nos puede llenar de consejos, darnos palabras de ánimo, de estímulo y de consuelo; pero NADIE NOS PUEDE CAMBIAR LA MANERA DE PENSAR. Y no olvides que esto es tu decisión, porque tampoco va a haber cambios en tu vida si no le das opción a la Palabra de Dios.
Los cambios te llevarán hacia la cima:
 En el ejemplo de Saúl, vemos que si por él hubiera sido, nunca hubiera aceptado ser rey, porque él no se veía dirigiendo los caminos de todo un pueblo. No cambió porque Samuel le anunciara su asunción del trono, sino porque Dios mismo le convenció para que lo hiciera.
En el tiempo de Saúl, el Espíritu Santo tenía una morada temporal sobre quienes Dios designaba para tareas específicas. Pero en este presente siglo ya no es siempre así, su morada es, muchas veces, permanente. Ahora, no es Dios quien elige a las personas, sino al revés, son las personas las que tienen la libertad de elegirle a Él, muchas veces. Que alguien quiera cambiar es una DECISIÓN PERSONAL, como el rey del cuento que decidió cambiar él y no cambiar a todos los demás. Por eso Jesús “llama a la puerta”, no la fuerza, ni siquiera él que es el Dios de toda la tierra, no nos obliga a abrir, mas bien nos invita a recibirle.
Por eso, el cambio más importante que tenemos que lograr es que nunca pretendamos cambiar a nadie. Mejor decide cambiar tú. Por ejemplo, a veces tienes ideas brillantes para llevar a cabo pero no encuentras la gente que te acompañe en la misión y, entonces, te desilusionas y terminas hablando mal de ellos. Pero así no vas a lograr nada, lo que tienes que hacer es buscar personas que tengan una visión como la tuya y así emprender el proyecto que tienes pensado.
A veces quieres cambiar a tu mamá o a tu papá y les repites una y otra vez las mismas cosas, sin darte cuenta de que ellos ya tienen una vida hecha, y que sus costumbres están muy arraigadas en su corazón; quizá te escuchan un día, pero al siguiente día van a estar haciendo lo que a ellos les parece correcto. Cuando hay mucha oferta de consejos hay muy poca demanda; nadie te va a agradecer los consejos que no te pidió. Los consejos se dan cuando alguien te los pide, no cuando no te los piden, porque si no el consejo no sirve de nada. Debemos dar libertad a la gente y entender que para todos no es igual el proceso de maduración emocional y espiritual. Pero nosotros debemos seguir “renovando espiritualmente nuestra mente”, porque esa es la voluntad de Dios para cada uno de nosotros.
Tienes que creer que tienes capacidad para que todas las cosas te vayan a salir bien. Cree, que vivirás cosas grandes y gloriosas.

No hay condenación sobre tu vida, empieza a fluir en tu vida; no te resistas. Depende de ti vivir tu vida como un esclavo o como una persona libre. Tú decides vivir la vida con miedo o disfrutándola. Tienes dos opciones, o tienes miedo a lo nuevo, o empiezas a disfrutar lo nuevo que viene. O tienes miedo a perder lo que tienes, o disfrutas lo que viene para tu vida. Sólo tú puedes decidir si vivir como una persona renovada o como una persona atada al pasado. ¡Este es el día para tomar una decisión, para empezar a hacer las cosas con excelencia! Porque la excelencia no es hacer las cosas mejor que otros: excelencia es que te superes cada día, es que seas la mejor versión de ti mismo.