sábado, 1 de diciembre de 2012

De despreciado a admirado - Historia - vídeo

Alexander siempre fue un joven de baja autoestima, debida a su apariencia que no era la que él hubiera querido. Alexander no era guapo físicamente para la gran mayoría de personas y, viviendo en una cultura en donde la apariencia cuenta mucho, siempre fue menospreciado e incluso despreciado por los demás.
Alexander sufrió en su propia carne el desprecio de sus amigos, las burlas diarias de sus compañeros de estudio. No era popular y si por algún casual lograba algún puesto notorio, era por las burlas que todo el mundo hacia de él.
Sin embargo Alexander se refugiaba en Dios, pues había encontrado en Dios lo que necesitaba, leía su Palabra durante largas horas, se deleitaba leyendo y meditando su Palabra; quizá la hermosura no era una cualidad de Alexander, sin embargo Dios estaba a punto de hacer cosas maravillosas en su vida.
A pesar que intentaba no sentirse mal por los desprecios y burlas de los demás, siempre, de una u otra forma, se sentía afectado. Sin embargo, luchó todo su tiempo de estudio con ello y logró graduarse como arquitecto. Tres años después se graduó en un Instituto Bíblico y decidió dedicar su vida a las Misiones.
Aquel joven con baja autoestima, sin tanta belleza física y callado, se había convertido en un hombre adulto y en un Misionero respetado y admirado en países de África y Asia, pues al mismo tiempo que construía viviendas para personas necesitadas, llevaba mensajes de salvación a las personas. Alexander había encontrado en la cultura africana y asiática lo que no encontró en nuestra cultura: respeto y admiración, no basadas en su apariencia física, sino más bien en sus cualidades como ser humano.
Vivimos en una cultura que presta atención a las cualidades de las personas basadas en su apariencia; a veces despreciamos a la gente por cómo luce, cómo habla o cómo se viste, sin darnos cuenta de lo maravillosos que pueden ser como personas, como hijos de Dios, como siervos del Señor.
Dios, a diferencia de nosotros, no ve las apariencias de las personas, ni los usa por lo bellos o no que aparenten, ni por lo jovenes o viejos que sean; la Biblia dice que Dios ve el corazón: “No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El SEÑOR no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el SEÑOR mira el corazón”. 1 Samuel 16:7 (Nueva Traducción Viviente).
La gente de nuestra cultura juzga mucho en base a la apariencia o edad, pero es hermoso saber que Dios puede usar a una persona no importando su apariencia física o su edad. Cuando Dios decide usar a una persona lo hace y aquellos que, en su momento, fueron despreciados, pronto pueden llegar a ser admirados por lo que Dios está haciendo en sus vidas.
No desprecies a las personas según su apariencia o su edad; no menosprecies la falta de belleza de las personas porque no sabes qué diamante en bruto puede haber detrás de lo que estás menospreciando, amemos a todos por igual, respetemos a todos no por cómo parezcan, sino por lo que son realmente.

¡LAS APARIENCIAS ENGAÑAN Y SON TEMPORALES, EL CORAZÓN SINCERO Y HUMILDE PERDURA PARA SIEMPRE!


Temprano Yo Te Buscaré - Reflexiones con Vídeo

Señor, Tú has sido mi socorro…
Quiero buscarte desde temprano, desde la madrugada quiero estar cercar de ti. Mi alma te anhela, tiene sed de ver tu gloria y tu poder….
Yo sé que mi socorro has sido Tú, y en las sombra de tus alas me siento seguro, y sé que tu diestra, me sostiene…
Temprano yo te buscaré, de madrugada yo me acercaré a ti
mi alma te anhela, tiene sed, para ver tu gloria y tu poder….
Mi socorro has sido Tú, y en la sombra de tus alas yo me gozaré
mi alma está pegada a ti, porque tu diestra, me ha sostenido…
¡Oh! tu diestra me ha sostenido…

Concéntrate en el fuego interno - Devocionales, Reflexión


Esta es la historia de un hombre que fue a un país muy lejano y vio el palacio de un rey que estaba lleno de oro, que tenía cuadros preciosos, ornamentos muy valiosos, y él estaba sorprendido por la gran prosperidad que había en ese reino.
-Oh rey, ¿cómo es que tiene tanta prosperidad? En este palacio no se ve más que oro y cosas valiosas.
-Yo te voy a mostrar cuál es el secreto de mi éxito: quiero que recorras todo el palacio. Eso sí, quiero que vayas con esta vela encendida y si, cuando regreses, después de finalizar todo tu recorrido, esta vela llega apagada, te decapito.
Al hombre se le cambió el rostro, su sonrisa ya no existía. Tomó la vela y entró en cada sala del palacio con gran miedo por su vida.
Al finalizar, después de varias horas, llegó ante el rey, que le abrazó y le dijo:
-Muy bien has llegado con éxito. ¿Te ha gustado mi palacio?
-Sólo he tenido ojos para mantener la llama sin que se apague.
-Ese es el secreto de mi éxito, respondió el rey, mantener la llama encendida.
¡Linda anécdota! ¿Verdad? Hay algo que nunca debemos permitir que se apague en nosotros, que es el entusiasmo por mantener encendido el fuego de Dios en nuestros corazones. La pasión es la tarjeta de invitación, la única que Dios acepta para entrar en su hogar.
“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti”
Si no somos llenos del Espíritu Santo seremos esclavos del costumbrismo. La llenura no te saca de la rutina y te empuja a más. Algunos venimos en “Pausa”, pero el Espíritu Santo nos pone en “Play”. La gente te pone en pausa-mute y apagado; ¡pero el Espíritu Santo te pone en “Play” siempre!
NO APAGUEMOS AL ESPÍRITU SANTO; Si Él es como el fuego, le tenemos que arrimar leña. El Espíritu Santo viene caliente pero nosotros a veces lo apagamos y se enfría; entonces le tenemos que agregar alabanza, adoración y congregación. Muchas veces se dice que cuando la gente no está concurriendo a la iglesia es porque está apartada de Dios, entonces la gente se enfría. Por eso es necesario que procuremos mantener el fuego encendido. Será visto en nuestras actitudes más que en nuestras palabras.
Hubo un hombre que no permitió que se le apagara el fuego interno, aunque sus pensamientos le decían que ya no valía la pena seguir a Dios. Sin embargo él, en un momento  determinado, tuvo que reconocer que aunque se esforzó en negarle, no pudo, porque había en su corazón una razón muy poderosa que se lo impedía. Ese hombre se llamó Jeremías.
“Si digo: "No me acordaré más de Él, ni hablaré más en su nombre, entonces su Palabra, en mi interior, se vuelve como un fuego ardiente que llega hasta mis huesos. He hecho todo lo posible por contener su Palabra, pero ya no puedo más”.
¿Alguna vez te sentiste así? ¿Verdad que sí?
“No me acordaré más de él, ni hablaré más en su Nombre”
Actitud mental:
Es lo más importante que existe, pues la diferencia entre obstáculo y oportunidad es la actitud. Estamos, entonces, a una actitud de nuestra bendición. Es lo que llevamos puesto en nosotros las 24 horas del día. Cuando encerramos nuestra mente, empezamos a distorsionar las cosas, a exagerarlas. A veces podemos tener todas las razones para hacerlo, como le pasaba al profeta, pero en aquel entonces él no tenía terapeutas a su alrededor o alguien con quien descargarse; pero hoy en día hay gente que nos puede ayudar a salir de estas situaciones.
A Dios le gusta la gente activa, que lucha por obtener su bendición. La gente pasiva está maldecida: “El camino del perezoso está plagado de espinos por todos lados”, “el perezoso mete la mano en el plato pero no la levanta para comer”, “ellos se pierden todas las cosechas”.
La presencia de Dios nos sana la cabeza, clarifica nuestras ideas, nos devuelve la identidad, los sueños; dejamos de mentir, de robar, de engañar; hablamos la verdad de Dios y nos trae estabilidad emocional.
Actitud física
El 55% de nuestra comunicación es corporal; cuando uno está enamorado de alguien le mira fijamente a los ojos, le toma de las manos y le declara su amor. Usa la boca, las manos y los ojos. No es lo mismo que te declaren amor con una mirada distante, como si te estuvieran dando un informe frío y sin entusiasmo. ¡La actitud física es muy importante!
Jesús estuvo con su rostro en tierra en Getsemaní.
El leproso se puso de rodillas y le dijo: “si quieres puedes limpiarme”.
Cuando Jesús resucitó a Lázaro, le dijo: “lázaro ven fuera”.
“Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído”.
Cuando Jesús multiplicó los panes y los peces, miró al cielo.
A Dios le importa tu actitud física. Cuando cambias la postura física se te ordenan las emociones.
Actitud espiritual
Jeremías llegó a ese estado porque estaba muy agotado. Tenemos que saber cuándo parar, y retomar las fuerzas para poder continuar.
Tú debes ser el preferente en tu lista oracional. Porque si tú no estás bien, todo lo que está a tu alrededor tampoco estará bien.
Pero al final recordó que un día el Señor le dijo: “antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones”.  Recordó que Dios le había dado un ADN espiritual. Igual que trasmitimos lo malo, así trasmitiremos lo bueno a nuestros hijos y nietos. Piensa en tus familiares que no recibieron a Cristo en su corazón y declara que heredarán tus victorias. La mejor herencia que podemos dejar a nuestras generaciones futuras es que se críen en una atmósfera llena del Espíritu Santo; acércales a la presencia de Dios.
Lo primero que Satanás le quitó a Job fueron los animales, porque era lo que usaba para adorar a Dios; lo primero que querrá sacarte será tu adoración, porque así podrá tocar a tu familia. Y fue lo primero que Dios le restauró a Job, los animales.
Recompone tu vida de adoración y todo lo demás te será bendecido
El Espíritu Santo te confirma que sigas avanzando, que tu Salvador te ama y que siempre te levantará; no importa donde hayas caído, que ÉL SIEMPRE ESTARÁ ALLÍ; Jeremías, al comprender esto, escribió en su libro palabras inspiradas por Dios, para que no bajemos los brazos:
“Con amor eterno te he amado; por tanto te prolongué mi misericordia. Aun te edificaré, y serás edificada, todavía serás adornada con tus panderos, y saldrás en alegres danzas”.

 Si tu vida está en ruinas, Dios no puede edificar en ti. Por eso primero hazle un altar. ¡Ese altar es para que te comprometas por él! Dios va a ver tu sinceridad, tu corazón. En donde lo que es tuyo, Él te lo pide. No es una ofrenda cualquiera, te va a doler en lo más profundo de tu corazón. Nunca le pidas a Dios algo que no estés dispuesto a entregarle. Pero cuando se lo entregues, eso será multiplicado, y Dios te dirá: “te lo devuelvo a ti y a tu descendencia para siempre”.

Si crees que lo sabes todo, es difícil aprender algo - Crecimiento personal

“Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo.”
Hebreos 1.1-2
Escuché a un hombre decir, “Si crees que lo sabes todo, es difícil aprender algo.”
Todos tenemos nuestra manera de pensar, maneras arraigadas en nosotros desde el nacimiento. De hecho, desarrollamos autopistas neurológicas que nos dificultan aún más pensar de diferente forma.
De igual manera, nuestras creencias están arraigadas en nosotros. Hacemos las cosas de cierta forma, creemos ciertas cosas y sabemos.... lo que sabemos.
Pensar cosas nuevas, creer en nuevas cosas y aprenderlas, requiere de una acción intencionada por nuestra parte.
El libro de Hebreos fue escrito por un grupo de gente que tenía arraigadas profundas maneras de pensar y de creer. Ellos tenían miles de años de generaciones y cientos de años de tradiciones que definían quienes eran.
Jesús redefinió mucho de eso, y en el libro de Hebreos leemos muchas explicaciones y enseñanzas sobre cómo lo hizo. Algunas personas pueden aprender a reestructurar sus pautas, sus normas, sus paradigmas, pero otros no. Los que piensan “ya lo sé todo” pierden el regalo más grande, una relación sin obstáculos con su Creador.
Es difícil aprender cosas nuevas. Puede que sea por miedo a fracasar, por orgullo o, simplemente, por ignorancia lo que nos impide hacerlo.
Todos afrontamos ésto en algún nivel. Todos, en algún momento pensamos, “Ya sé como hacer esto”, o “Sé más que aquella persona, ¿entonces, por qué me esta enseñando?” Cuando pensamos así, nos perdemos mucho.
No actúes como si lo supieras todo. Cuando se te presente la oportunidad de aprender, cierra tu boca, escucha y aprende.
Dios quiere cultivar en ti una persona dinámica pero eso exige que aprendas y desarrolles. No es que no sepas nada, pero sí es que no lo sabes todo.

Cuidado por donde va tu camino - Devocional - vídeo

A veces nos desviamos del camino trazado por Dios, en el que Él  tiene muchas bendiciones  para nosotros y desea que todo nos vaya bien; Él lo prometió.
En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;
Por poco resbalaron mis pasos. Salmo 73:2
Hay un camino y a veces nos salimos de él, nos desviamos, nos introducimos en otra dirección que no tiene nada que ver con nuestra identidad, nos desviamos un poquito, así como el hijo prodigo, pero bueno es Dios que Él siempre nos recibe con los brazos abiertos.
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán,
para que tu pie no tropiece en piedra. Salmo 91:11-12
Él no quiere que tropecemos, que caigamos, Dios quiere que permanezcamos firmes en el camino correcto. ¡Claro que es difícil!, porque vamos por el camino y vemos en la distancia algo que brilla y nos atrae, mas recordemos que no todo lo que brilla es oro; así están disfrazadas las cosas del mundo. Dios quiere guiar nuestros pasos y que caminemos bajo el abrigo del Altísimo y bajo su Amparo, hacia el único lugar en el que estaremos seguros.
De todo mal camino contuve mis pies,
Para guardar tu palabra. Salmo 119:101
Dios desde antes que nacieras te conocía y te trajo al mundo con un plan. Ve por el único camino, el de la verdad y la vida, que es Jesús. Lamentablemente, a veces queremos ir por dos caminos, tomando atajos o entradas que no nos conducen a nada.
Examina la senda de tus pies,
Y todos tus caminos sean rectos.
No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;
Aparta tu pie del mal.  Proverbios 4:26-27
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
                                                                  Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Salmo 1:1
Dios es el que me ciñe de poder,
Y quien hace perfecto mi camino;
 Quien hace mis pies como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis alturas; Salmo 18:32-33

Dios quiere que seas bienaventurado (a); sólo pon la mirada en Él, porque Él te ciñe de poder y te ayuda a que tus pies no resbalen.