jueves, 30 de abril de 2020

Lo que las familias no deben olvidar

El pueblo de Israel siempre ha sido un pueblo que ha procurado no olvidar nunca aquellos acontecimientos que han marcado su historia. Lo podemos ver desde el Antiguo Testamento, en el cual ellos tenían que recordar, de generación a generación, acontecimientos tales como: 
-La salida de Israel de Egipto (Éxodo 12:41-42) (celebración llamada pascua que permanece en la actualidad). 
-El paso del río Jordán para entrar a la tierra prometida (Josue 4:5-7). 
-La protección de Dios para su pueblo cuando ya había sido decretada su destrucción por el rey Asuero (Ester 9:27-28). Esta celebración llamada “Purim”, se celebra siempre hasta hoy en la actualidad. 

En la época actual el pueblo de Israel también tiene otros días para recordar, para no olvidar nunca los acontecimientos que han marcado su historia moderna y las personas que formaron parte de ella: 
La receta mágica de una buena relación entre padres e hijosEl 21 de Abril es el día en el que honran y recuerdan a todas las víctimas del holocausto, y el 27 de de Abril se celebra el día de Recordación, en el cual se recuerda a todos aquellos que entregaron su vida para hacer posible el regreso de los judíos a su tierra. 

Y NOSOTROS Y NUESTRAS FAMILIAS ¿QUÉ DEBEMOS RECORDAR? ¿QUÉ ES LO QUE NO DEBEMOS OLVIDAR? Estamos viviendo un tiempo que definitivamente quedará marcado en la historia actual de la humanidad. Los cambios que estamos viviendo, lo que la humanidad está sufriendo, es algo que cada uno de nosotros y nuestras familias debemos recordar y no olvidar, para que nuestra vida, cuando en el nombre del Señor todo esto pase, cuando todo esto termine, para que nuestra vida ya no sea igual, para que no sigamos cometiendo los mismos errores, que aprendamos a valorar lo que no valoramos antes. 

Evangelio de Marcos

Resultado de imagen de Evangelio de MarcosAunque el Evangelio de Marcos no nombra a su autor, es unánime el testimonio de los padres de la iglesia primitiva, en el sentido de que Marcos lo fue. Era compañero del Apóstol Pedro, y evidentemente su hijo espiritual (1 Pedro 5:13). Recibió de Pedro información de primera mano sobre los eventos y enseñanzas del Señor, y preservó esa información de manera escrita.

Es generalmente aceptado que Marcos es el Juan Marcos del Nuevo Testamento (Hechos 12:12). Su madre fue una cristiana rica y prominente en la iglesia de Jerusalén, y probablemente la iglesia se reunía en su casa. Marcos se unió a Pablo y Bernabé en su primer viaje misionero, pero no en el segundo, debido a un fuerte desacuerdo entre Pablo y él mismo (Hechos 15:37-38). Sin embargo, cerca del final de la vida de Pablo, este llamó a Marcos para que estuviera con él. (2 Timoteo 4:11).

Fecha de su Escritura: El Evangelio de Marcos fue posiblemente uno de los primeros libros escritos del Nuevo Testamento, probablemente en el 57-59 d.C.

Propósito de la Escritura: Mientras que Mateo fue escrito principalmente para sus compatriotas judíos, el Evangelio de Marcos parece estar dirigido a los creyentes romanos, particularmente a los gentiles. Marcos escribió a los cristianos que previamente habían escuchado y creído el Evangelio (Romanos 1:8). Deseaba que ellos contaran con una historia biográfica de Jesucristo como el Siervo de Dios y Salvador del mundo, a fin de fortalecer su fe cuando se enfrentaban a una severa persecución, y para enseñarles lo que significaba ser Sus discípulos.

Versículos Clave: 
Marcos 1:11, “Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia”.

Marcos 1:17, “Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres”.


Marcos 10:14-15, “Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”.

Marcos 10:45, “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos”.

Marcos 12:32-33, “Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios y no hay otro fuera de él; y amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios”.


Marcos 16:6, “No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde lo pusieron”.

Marcos 16:15, “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.

Perdonar Y Liberar

“El perdón es algo curioso; calienta el corazón y enfría la picadura”.
Todos hemos leído un millón de artículos sobre el perdón y escuchado mil charlas sobre el tema. Aún así, es muy difícil de practicar. El perdón no es nada fácil para la mayoría de nosotros.
Resultado de imagen de Perdonar Y LiberarCada vez que alguien nos lastima, quedamos con un sentimiento de herida, ira y venganza, y nos es muy difícil pasar por alto la herida que alguien nos ha infligido. Pero el perdón no es olvido, es simplemente no tener en cuenta la herida. No es algo que damos a otros sino a nosotros mismos.
La herida y el dolor que alguien nos causa, bien podrían ser siempre parte de nuestra vida, pero el perdón nos ayuda a soltar su agarre para que podamos seguir adelante.
Y en cuanto a quién perdonar, comencemos con un amigo que nos ha lastimado mucho, y el extraño que nos pisó el callo en el autobús, y luego a todos los demás.
Perdonarnos a nosotros mismos es también importante. Y perdonémonos rápido ya que cuanto más tiempo empleemos, cuanto más lo pensemos, puede que nunca pudiéramos estar listos para hacerlo. Así que hagámoslo tan pronto como podamos, porque aunque no cambie el pasado, definitivamente cambiará el futuro.
Y recordemos: “No perdonar es como ingerir raticida y esperar a que la rata muera”.
Hoy en día, algunos sectores del cristianismo han mistificado al perdón, convirtiéndolo en “atadura” para quienes nos han ofendido y a quienes no hemos perdonado. Sin embargo, seguro que la razón por la que el Señor nos llama a perdonar es precisamente porque, al no hacerlo, somos nosotros mismos los más perjudicados. Y en esto, inclusive la ciencia confirma el impacto sobre nuestros cuerpos, de la amargura resultante del no perdonar.
Así que, vivamos la vida abundante que Dios nos ofrece, dando el indispensable primer paso: perdonando a quienes nos ofenden.

No Es el Qué… Es el Cómo

David traía alimentos a sus hermanos al frente de batalla cuando vio a Goliat. No pensaba en convertirse en un héroe, simplemente tomó la oportunidad con la que otros soldados solo soñaban.
Las oportunidades nos pillarán por sorpresa y, si no estamos alerta y preparados, las dejaremos pasar. Lo que los demás descubrieron por David aquel día, había estado allí todo el tiempo.
Si somos líderes, ya poseemos el talento necesario para dirigir. Pero el valor es lo que nos establecerá como líderes frente a los demás. Y la gente que más veneramos demuestra el valor en el frente de batalla, en la reunión de la Junta, para defender a los indefensos o simplemente para intentar lo que nadie más pensó posible.
Resultado de imagen de cómo lo haré
Podríamos decir: “¡Pero yo no tengo el dinero! No nos preocupemos: el capital sigue al valor. El “qué” siempre precede al “cómo”. No nos dejemos intimidar por los números. Dios no es movido por hojas de cálculo ni por condiciones del mercado… es movido por la fe.
Ya hemos llegado a lo crucial: no dejemos que el “cómo” nos intimide. El “cómo” es muy desafiante, y por eso nos provee siempre de alguna oportunidad. Si el camino al éxito estuviese bien alumbrado, ya estaría abarrotado. Si el “cómo” no fuese un problema, algún otro ya lo hubiera resuelto.
Todo progreso comienza con una pregunta: “¿Qué necesita ser hecho?” Y alguien necesita hacer esa pregunta… ¿y por qué no nosotros?
El futuro le pertenece a aquellos que tienen el valor de hacer esa pregunta y la fe para perseverar hasta descubrir la respuesta. Cuando los obstáculos se vean demasiado grandes y la oposición demasiado fuerte, parémonos firmes en esta Escritura: “No temamos ni desmayemos… porque hay un poder mayor en nosotros que en él”.
Pensamiento que nos llena de entusiasmo y santa expectativa, por lo que Dios quiere y puede hacer a través de cada uno de nosotros, si tan solo nos ponemos en Sus manos.