miércoles, 20 de junio de 2012

El Señor restaura mi alma-vídeo

La ley del SEÑOR es perfecta,  que restaura el alma.  — Salmos 19:7
La impresión que tenemos del arrepentimiento está muy lejos de ser favorable o invitadora.  Sin embargo, la Biblia nos dice que el arrepentimiento es el punto donde comienzan las buenas nuevas que Dios quiere que conozcamos.
El mensaje del evangelio es que nuestra vida, y por consiguiente nuestra esperanza, no están acabadas. Dios tiene un futuro extraordinario para nosotros. El lugar en el que estamos ahora, y lo que es cierto de nuestra vida en este momento, no es la historia definitiva.
El día de hoy no es para siempre, el cambio es posible. Las relaciones rotas, las deudas enormes, la depresión persistente, las ansias ocultas, los temperamentos violentos, el lenguaje soez, la amargura asfixiante y los temores paralizantes, pueden ser cambiados en el nombre de Jesús. Estas son las buenas nuevas. Nuestros pecados pueden ser perdonados. Nuestro quebrantamiento puede ser restaurado. Y aquí es donde entra el arrepentimiento.
La mayoría de los creyentes se sorprenden al descubrir que el Señor, nuestro Pastor “restaura [mueve al arrepentimiento] nuestra alma” . La Palabra perfecta de Dios hace lo mismo . El arrepentimiento es una actividad espiritual que milagrosamente hace que nuestro rostro mire hacia un futuro diferente del futuro al que estamos condenados si nos quedamos en nuestro camino actual. El arrepentimiento no es un arma para condenarnos por donde hemos estado, sino una grata invitación al lugar al que, con entusiasmo, Dios anhela que vayamos.
Juan el Bautista fue un mensajero enviado por Dios con el fin de alertar a las personas a la inimaginable oportunidad que les estaba enviando a través de Jesús. Juan fue como un anuncio de amnistía de un gobierno, diciéndoles a todos los que están ilegalmente en el país que serán exentos de procesamiento y recibirán su ciudadanía simplemente acercándose a Jesús y admitiendo que han estado en el país ilegalmente.
El Señor no quiere que nadie pierda la oportunidad de ser recobrado y restaurado, así que Él envía a un mensajero delante de Jesús para prepararlos a todos para recibirlo. Cuando la Biblia dice: “preparad el camino del Señor,” no es una declaración airada, sino llena de emoción; no es una amenaza que se les dice a los niños de que más vale que arreglen su cuarto o no van a cenar, sino un anuncio de que la abuelita y el abuelito vienen a cenar, así que “vengan y alístense”.
Juan no vino a decirles a las personas lo malas que eran, él vino a decirles lo diferente que ellos podían llegar a ser. Jesús estaba viniendo para cambiar el rumbo de las cosas y para regresar las cosas al lugar que tenían destinado.
Hoy por eso sé que Dios restaurará mi alma a través del arrepentimiento.
Señor, arrepentido vengo a ti porque se que de esa manera me recibes para restaurarme a través de la obra de Jesús en el Calvario. Amén.

Nuestro Padre es el piloto-PowerPoint

El hombre observó al niño solo en la sala de espera del aeropuerto aguardando su vuelo.
Cuando el embarque comenzó, el niño fue colocado al frente de la fila, para entrar y encontrar su asiento antes que los adultos.
Al entrar al avión, el hombre vio que el niño estaba sentado al lado de su asiento.
El niño fue cortés cuando conversó con él y, enseguida, comenzó a pasar el tiempo pintando un libro.
No demostraba ansiedad o preocupación con el vuelo mientras las preparaciones para el despegue estaban siendo hechas.
Durante el vuelo, el avión entró en una tempestad muy fuerte,lo que lo hizo balancearse como una pluma al viento.
La turbulencia y las sacudidas bruscas asustaron a algunos pasajeros. Pero el niño parecía encarar todo con la mayor naturalidad…
Una de las pasajeras, sentada del otro lado del corredor, estaba preocupada con todo aquello y preguntó al niño:
- No tienes miedo?
- No señora, no tengo miedo, respondió él, levantando los ojos rápidamente de su libro de pintar.
¡Mi padre es el piloto!
Existen situaciones en nuestra vida que recuerdan un avión pasando por una fuerte tempestad. Por más que intentemos, no conseguimos sentirnos en tierra firme.
Tenemos la sensación de que estamos colgados del aire
sin nada para sostenernos, para asegurarnos, en que
apoyarnos, y que nos sirva de socorro.
En estas horas debemos recordar, con serenidad y confianza, que:
NUESTRO “PADRE” ES EL PILOTO
Y QUE POR MUCHAS QUE SEAN NUESTROS PROBLEMAS Y DIFICULTADES, DIOS NOS AMA Y NOS CUIDA.
Descarga esta diapositiva aquí:   Nuestro Padre es El Piloto

Tiempo con Papá-vídeo

Jonathan espera ansiosamente el día de los hombres, y es que este es el día más especial  de la semana, pues es el día o la noche dedicada únicamente para papá e hijo.
Hay que ver su rostro de felicidad cuando mi esposo le informa cuándo será el día. Y aunque apenas cuenta con 5 años, no olvida ni por un instante cuantas noches faltan para llegar al día de hombres. Sonará extraño esta propuesta, pero es muy importante el tiempo que como papás le podamos dedicar a nuestros hijos individualmente.
Sé que no somos la única familia que realiza esto, pero si una de las pocas. A mi esposo le surgió la idea de pasar una noche de hombres con Jonathan conversando un día sobre su infancia. Él recordó como su papá sacaba una hora de su tiempo a la semana para cada hijo y hacía con cada uno lo que querían. Fue tan importante este acto en la vida de mi esposo que decidió continuar con la tradición, y ha tenido un 101% de aceptación.
Para los niños es muy importante, saber que papá saca tiempo de su agenda tan ocupada sólo para estar con ellos, para comer un helado, ir de compras de ropa, tennis o un obsequio, ir al cine, al salón de patines, a la bolera, andar en bicicleta, hacer ejercicios o simplemente charlar.
Necesitamos poder pasar tiempo a solas con cada hijo, no solamente los papás, sino las mamás también. Mi suegra recuerda que ella también sacaba una hora a la semana para dedicarla a cada hijo, pero en el caso de nosotras, las mamás, al pasar más tiempo con ellos, no lo sienten tanto como el tiempo dedicado por los papás. Y es que la figura paterna es de suma importancia en el crecimiento de los niños y las niñas.
En nuestro mundo tan apretado, mamá siempre hace todo y los niños siempre están con ella, y algunos papás han llegado a la errónea conclusión que la educación y responsabilidad de los niños depende de las madres, cuando es un papel que se debe compartir para lograr éxito en la educación y crecimiento de nuestros hijos.
Hay un programa de televisión que se llama Nanny 911, o Niñera S.O.S, y es uno de los mejores programas que he podido ver sobre la familia. Durante la hora que dura el show, una niñera británica experta auxilia a una familia al borde del desastre. Lo más interesante del programa, es que casi el 100% de las veces son los padres y las madres los culpables de las conductas de los hijos y de las hijas. Y aunque uno crea que uno no está tan mal en lo que se refiere a la educación de los hijos, podemos analizar si hemos caído en una rutina destructiva para la familia en general, y aprender técnicas para poder disciplinar y enseñar con amor a los pequeños y para poder respetar y valorar al cónyuge.
Al dedicar este tiempo especial al hijo o a la hija, estamos creando un gran puente de comunicación y fortaleciendo a la familia, y sobre todo lo vamos a apreciar cuando lleguemos a la etapa de la adolescencia. La mayoría de los adolescentes se quejan del poco tiempo y atención que les brindan sus padres, desencadenando problemas para llamar dicha atención.
¡Así que depende de usted!

Padre triple A-Reflexiones-Mi Padre…

Padre Triple A
Durante 52 años mi padre se levantó cada mañana a las 5:30 a.m., excepto el domingo, y se fue a trabajar. Durante 52 años estuvo de vuelta a las 5:30 p.m., como un reloj, para cenar a las 6:00 p.m.
No recuerdo que mi padre “saliese con los muchachos” o libase licor. Todo lo que pedía de mí como su hija, era sostener su martillo mientras reparaba algo, para que pudiésemos tener un tiempo para conversar.
Nunca vi a mi padre regresar enfermo del trabajo, ni tampoco tomarse una siesta. No tenía entretenimientos más allá de cuidar de su familia.
Durante 22 años, desde que dejé el hogar para ir a la universidad y después, mi padre me llamó cada domingo a las 9:00 a.m. Siempre estuvo interesado en mi vida, sobre cómo le iba a mi familia, y nunca le oí quejarse de su vida. Las llamadas las hizo aún cuando él y mamá estaban eN Australia, Inglaterra o Florida.
Hace nueve años, cuando compré mi primera vivienda, mi padre de 67 años, invirtió ocho horas al día, durante tres días, en el intenso calor de Kansas, pintando mi casa .
No me dejaba pagarle a alguien que lo hiciera. Todo lo que pedía era un vaso de té frío, y que le sostuviese la brocha de pintura para poder conversar conmigo. Pero yo estaba demasiado ocupada, tenía una práctica legal que ejercer, y no podía disponer del tiempo para sostener una brocha o hablar con mi padre.
Hace cinco años, a la edad de 71, otra vez en el sofocante calor de Kansas, mi padre invirtió cinco horas armando un columpio para mi hija. De nuevo, todo lo que pedía era que le llevase un vaso de té frío y le hablase. Pero nuevamente yo tenía ropa que lavar y una casa que limpiar.
Hace cuatro años, mi padre condujo desde Denver a Topeka, con un plantón de árbol, original de Colorado, de ocho pies, en su maletero, para que mi esposo y yo pudiésemos tener un poco de vegetación de allá en nuestra tierra. Yo me preparaba para un viaje ese fin de semana y no pude pasar mucho tiempo atendiendo a papá.
La mañana del domingo 16 de enero de 1996, mi padre me telefoneó como siempre, esta vez desde el hogar de mi hermana en Florida. Conversamos sobre el árbol que me había traido, “El Gordo Alberto”, pero esa mañana lo llamó “El Gordo Óscar”, y parecía haber olvidado algunas cosas que habíamos conversado la semana anterior. Como tenía que ir a la iglesia, abrevié y corté la conversación.
La llamada me llegó a las 4:40 p.m., ese día: mi padre estaba en el hospital en Florida con un aneurisma. Tomé un avión de inmediato, y mientras iba en camino, pensé en todas las veces en que no había tomado el tiempo para hablar con mi padre. Me di cuenta que yo no tenía idea de quién era él o cuáles eran sus más profundos pensamientos.
Decidí que, al llegar, le compensaría por todo el tiempo perdido y tendría una conversación larga y agradable con él para realmente conocerle. Llegué a Florida a la 1 a.m.; mi padre había muerto a las 9:12 p.m. Esta vez fue él quien no tuvo tiempo para hablar conmigo o tiempo para esperarme. En los años desde su muerte he aprendido mucho acerca de mi padre, y aún sobre mí misma.
Como padre nunca me pidió nada excepto mi tiempo; ahora tiene toda mi atención, todos y cada uno de mis días.
Nos cuesta a veces darle el tiempo precioso a quién realmente se lo merece. Sin duda esas personas no nos niegan el suyo. Vamos hoy a dedicarle tiempo a quien se lo merece.
Os mandé, pues, en aquel tiempo, todo lo que habíais de hacer. Deuteronomio 1:18.
Acuérdate de los tiempos antiguos, Considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán. Deuteronomio 32:7.
Mi Padre…

Brennan Manning cuenta la historia de un hombre llamado Ed Farell, que viajó desde su hogar en Detroit para pasar dos semanas de vacaciones en Irlanda, a fin de celebrar los ochenta años de su tío. Al amanecer el gran día, Ed y su tío se levantaron temprano para ver salir el sol.
Caminaron por la orilla del lago Killarney, encantados con la hierba de color verde esmeralda y las cristalinas y azules aguas. Durante veinte minutos contemplaron juntos la escena en silencio.
Entonces, el tío comenzó a hacer algo poco típico en un hombre de ochenta años: Comenzó a brincar por la orilla del lago sonriendo como un escolar enamorado. Ed iba jadeando mientras trataba de alcanzarlo.
-Tío Seamus, te ves muy feliz. ¿Me quieres decir por qué? -
Sí -Le dijo el anciano, mientras le rodaban las lágrimas por las mejillas-.
Verás: el Padre me quiere mucho. Ah, mi Padre me quiere muchísimo.
Así sucede en nuestra vida: "El Padre Celestial nos quiere muchísimo". Esta es la comunión que puede hacer reír, llorar y danzar a un corazón de ochenta años por el simple gozo de saberse amado.
No fuimos hechos para la soledad; fuimos hechos para esa clase de gozo.
1 Juan 3:1
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios:
Efesios 5:1-2,8
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.
Isaías 43:19
He aquí que yo hago cosa nueva: presto saldrá a luz: ¿no la sabréis? Otra vez pondré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
Isaías 51:3

Consolará todas sus soledades, y tornará su desierto como paraíso, y su soledad como huerto de Dios; hallarse se halla en ella alegría y gozo, alabanza y voz de cantar.

Tiempo para escucharlos- Promesas de Dios para Ti

En nuestro ocupado mundo a menudo nos desatendemos los unos a los otros. Muchos trabajamos en exceso y nos extralimitamos en capacidad, y descubrimos que es fácil habituarnos a dejar de lado a las personas, incluyendo a las que más amamos.
No obstante, podemos ser determinantes en las vidas de las personas que nos rodean si dedicamos tiempo a escucharlas, si les mostramos que son preciosas para Dios… y para nosotros.
Juan 15:17
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.
1 Pedro 1:22
Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro.
Juan 13:34
Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros.
Romanos 12:10
Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, daos preferencia unos a otros;




Al ponerse el sol, sal a caminar con tu Padre Celestial. Dedica un tiempo de calidad para hablar con Él sobre cualquier cosa.

No excluyas ningún aspecto en esa comunicación. ¡Experimentarás dicha, y Él también!
Salmo 16:11
Me mostrarás la senda de la vida;
en tu presencia hay plenitud de gozo.