viernes, 18 de enero de 2019

Con Actitud De Agradecimiento

La actitud es lo que cuenta.
Necesitamos vivir con una actitud de agradecimiento a Dios, un reconocimiento de que la vida no nos debe nada y que todo lo recibido es un regalo de Él.
Imagen relacionadaTodo lo que tengo es un verdadero regalo. Mi esposa es un regalo, mis hijos, mi cuerpo, la comida, la casa, todo es un regalo.
La gratitud es el concepto en el que comienzo a experimentar a Dios de una manera poderosa, sin comparación alguna y maravillosa.
El Talmud judío narra la conocida historia de Bruria. Bruria y su esposo, Rabbi Meir, tenían dos hijos que murieron un viernes antes del Sabbat.
Bruria decidió no decirle a su esposo acerca de la muerte de sus dos hijos, hasta después de celebrar el Sabbat, ya que de acuerdo a la ley judía no se permite tener un funeral ni expresar luto en el sábado. De todas maneras no había nada que ellos pudieran hacer sino hasta después de ese día.
Guardó la información para ella misma y dejó que su esposo gozara la celebración del Sabbat.
(Imagínese la capacidad de esa mujer para hacer eso, tratando de explicarle a su esposo dónde estaban sus hijos).

El Sacerdote que encontró a Cristo

Nací en Venecia, al norte de Italia, el 22 de marzo de 1917. A la edad de 10 años fui enviado a un seminario católico romano, en Piacenza; después de 12 años de estudio, recibí la ordenación al sacerdocio, el 22 de octubre de 1939.

Dos meses después, el Cardenal R. Rossi, mi superior, me envió a América como sacerdote asistente de la nueva iglesia italiana. Mi único anhelo y ambición era complacer al papa.
Fue un domingo, en febrero del año 1944, cuando por casualidad, sintonicé un programa religioso. Mi teología fue violentada por un texto que oí. “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo.” ¡Así que, pensé, ¡vaya!, ¡no es pecado contra el Espíritu Santo creer que uno es salvo!
Recientemente me había convertido, y mi mente ya estaba llena de dudas en cuanto a la religión romana. Consecuentemente, comencé a preocuparme más de las enseñanzas de la Biblia que de los dogmas y bulas del papa. Entre tanto, personas pobres me pagaban cada día de 5 a 30 dólares por 20 minutos de Misa, porque prometía librarles las almas de sus familias del fuego del Purgatorio. 

Resultado de imagen de El Sacerdote que encontró a CristoPero cada vez que yo veía el crucifijo grande sobre el altar, me parecía que Cristo me reprendía diciéndome: “Tú estás robando dinero de gente pobre y trabajadora por medio de falsas promesas. Enseñas doctrinas contra mis enseñanzas. Las almas de los que creen no van a un lugar de tormento, porque Yo he dicho: “Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante, mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos; porque sus obras con ellos siguen” Apocalipsis 14:13. Continuaba, “Yo no necesito repeticiones del sacrificio de la cruz, porque mi sacrificio fue completo. Mi obra de salvación fue perfecta y Dios la sancionó levantándome de entre los muertos. “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” (Hebreos 10:14) “Si vosotros los sacerdotes y el Papa tenéis poder para librar las almas del purgatorio con misas e indulgencias, ¿por qué esperáis hasta recibir una ofrenda? Si veis un perro quemándose en el fuego, ¿esperáis a que el dueño os traiga 5 dólares para sacar el perro de allí?”...
En esos momentos, en  misa, no podía debatir con el Cristo en el altar.

Cuando yo predicaba que el papa era el vicario de Cristo, el sucesor de Pedro, la infalible roca sobre la cual Cristo edificó su Iglesia, una voz parecía reprenderme y decirme: “Tú viste al papa en Roma; su enorme y riquísimo palacio; sus guardias; los hombres besándole los pies. ¿Crees de verdad, que él me representa? Yo vine a servir a la gente; yo lavé los pies de los hombres; no tuve donde reclinar mi cabeza. Mírame en la cruz. ¿Crees de verdad, que Dios ha edificado su iglesia sobre un hombre, cuando la Biblia dice claramente, que el vicario de Cristo sobre la tierra es el Espíritu Santo y no un hombre?  (Juan 14.26)
“Esa roca fue solo Cristo. Si la iglesia romana está edificada sobre un hombre, entonces no es mi Iglesia.”

Diligencia y negligencia

Diligencia y Negligencia, tan solo unas letras hacen kilómetros la diferencia.
La viejecita salió con aquella nota poco legible del galeno, quien le dijo: si usted señora, va a otro colega especialista, aquí le doy esta referencia. En ese momento recibió una llamada telefónica al móvil, y el médico le extendió el papel, le sonrió y le mostró la puerta.
Imagen relacionadaLa anciana sonriendo, le estrechó la mano y le contestó: es usted muy amable doctor. Tomó su bastón y salió del consultorio, y al pasar por el salón, la anciana se detuvo frente a la secretaria del médico, y con su voz un tanto espasmódica le preguntó: ¿disculpe dónde debo ir a buscar la cita para este otro doctor? ¿Qué es lo que dice la nota? ¿Me puede descifrar esta letra?
La secretaria, ocupada entre el teléfono, los papeles y más personas demandando información le dijo: creo que la manda con el neurólogo, y le entregó de nuevo el papel. Diga en la ventanilla de citas que es al neurólogo, bueno eso creo yo.
Bueno, ¡muchas gracias hijita!
Se fue a la ventanilla de citas y le dijeron que no entendían si era al neurólogo o al neumólogo. Y le preguntaron: ¿a qué médico le dijeron que debía ir? ¿Recuerda? Ella, confundida, sonrió y dijo: pues no lo sé, solo me lo dio y dijo que por mi problema debía ir a otro especialista. Pero allí me dijeron que era al neurólogo.
La encargada de citas le dijo: bueno, la pondré para el neurólogo entonces, pues esa letra de los médicos cuesta entenderla. La anciana salió con su papel de citas para 3 meses después, y al cumplirse dicho tiempo se presentó al especialista referido.
El galeno muy amablemente, comenzó a interrogarla y ver su expediente y le manifestó: no, señora, usted no necesita mis servicios, a quien necesita es al neumólogo. Le diré a la enfermera que le renueven su cita, pues no es con mi especialidad.
La enfermera le dijo al galeno: doctor, pero si usted habla con el neumólogo, podría verla fuera de cupo pues ella no tiene la culpa. Si Ud. se lo pide al doctor, seguro que se la da.
El galeno, muy bien vestido dijo: no, pues cargar al colega que ya ha de estar muy lleno de pacientes citados sería una falta de respeto, mejor que le arreglen la cita. Así nos evitarnos problemas con el colega y que ella vaya a lo seguro.
La anciana estaba allí, observando su destino. Finalmente volvió a ir a la ventanilla de citas y le programaron su cita para 6 meses. Aquella anciana, para llegar a su lugar de destino tuvo que tomar 2 autobuses, uno del propio Hospital hasta la empresa de su pueblo de origen, el otro a su pueblo, y de allí debía irse en moto-taxi en una empinada cuesta. Llegó exhausta a su casa y dijo: volver al hospital no podré, pues gasté mi mensualidad que me mandó mi hija. Dios dirá que pasará conmigo.