miércoles, 20 de febrero de 2019

La Justicia de Dios & la justicia de los hombres

¿Sabes que La Biblia dice esto?

Pues en el evangelio, la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: «Mas el justo por la fe vivirá». (Romanos 1:17).



Escuchamos por las calles del mundo, desde un continente hasta el otro, a las multitudes gritando: ¡justicia!, ¡justicia!, ¡justicia!
No hay un lugar en esta tierra, en el  que el hombre no anhele con verdadera ansia la auténtica justicia. En lo más profundo de nuestros corazones hay... sed, fuego, desesperación por la justicia. ¡Queremos ver la justicia en marcha!
Pero tenemos que aprender, por la disciplina del Señor, a esperar y a seguir esperando porque no parece llegar nunca la dichosa justicia.

Los pobres gritan ¡justicia!, pues los ricos les arrebatan sus medios de producción y los explotan por miserables sueldos. Los ricos a su vez, también gritan ¡justicia!, pues consideran que son merecedores de las propiedades que poseen por sus sacrificios y trabajos.
La justicia de Dios
Los homosexuales y las lesbianas se ponen en huelga proclamando justicia por sus derechos y respeto. Los padres salen a las calles, al igual, reclamando por hijos desaparecidos y gritan ¡justicia! 
Los crímenes, los asaltos y secuestros están a la orden del día por todas las partes de la tierra, y los gritos desesperados se escuchan en cada informativo: ¡justicia!  ¡justicia! ¡justicia!

Pero vuelven los hombres, en su necedad, a obviar una verdad bíblica: ¡No hay justicia en en esta tierra! Y nadie podrá hallar un nivel de justicia perfecto y digno.  
La justicia del hombre está totalmente dañada, destrozada, desmantelada, nublada por el pecado y la maldad. Ya en el huerto del Edén el hombre perdió toda su capacidad de juzgar correctamente. La necedad de Adán se observa de una manera evidente, en su argumento frente a Dios: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí".(Génesis 3:12) 
Es tanta la necedad de Adán que comienza de inmediato a culpar a Dios. Lo cual revela su incapacidad de juzgar. No fue capaz de asumir su responsabilidad de hombre. No reconoció haber abandonado a su compañera o no haberla invitado a acompañarlo en sus labores.

Dios declara que todos somos pecadores y que no hay ni siquiera uno de nosotros que sea bueno. La Biblia nos enseña que todos nos hemos descarriado como ovejas y que cada cual se apartó de su camino (Isaías 53:6). Que todos estamos destituidos de la Gloria de Dios. (Romanos 3:23).
Como está escrito:  No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno". (Romanos 3:10-12).

La Luz y la sal del mundo

EL SERMÓN DEL MONTE

“LA LUZ Y LA SAL DEL MUNDO”

Lectura: Mateo 5:13-16


El sermón del monte es una predicación hermosa que Jesucristo pronunció, se cree, sobre el monte ahora conocido como Monte de las Bienaventuranzas. En esta preciosa predicación, Jesús nos dejó unos fundamentos sólidos para construir nuestra vida y para cambiar nuestra perspectiva de ella. Es muy importante que pongamos atención en la importancia de esta hermosa predicación para aplicarla a nuestra vida diaria, predicación que tiene tanta vigencia hoy como la tuvo cuando fue enseñada por primera vez:

La luz y la sal del mundo

Esencia y acciones, son los dos temas principales abarcados por los dos pasajes que encontramos en la lectura.
En ambos se hace una referencia a nuestra esencia como cristianos: somos luz y somos sal. Esto no es algo que ganemos por nuestro propio esfuerzo; es algo que Dios pone en nuestros corazones por el hecho de convertirnos en creyentes. Dios construye en nosotros una esencia espiritual renovada, haciéndonos renacer por su palabra en nuevos seres de quienes nace un anhelo ferviente de justicia y misericordia.
Sin embargo, Jesús nos enseña que no basta con ser quienes somos por la obra de Dios, ya que nuestras obras deben demostrar que somos cristianos. La sal sin sabor o la luz escondida no tienen ningún valor a pesar de ser lo que son; de la misma forma, un cristiano que no actúa de forma misericordiosa en el mundo no tendrá valor alguno.
Alguien dijo alguna vez que lo único que necesita el mal para triunfar es que las personas buenas se queden quietas. El mismo argumento presenta Jesús mediante estas metáforas. La enseñanza es simple: Es tan malo ser malo como ser bueno y no hacer nada.
La consecuencia de esto (de ser cristianos sin obras de misericordia y amor), es que no tendremos ningún valor para el mundo ni daremos gloria a Dios. Seremos desechados y pisoteados, seremos la burla del mundo y, además, no cumpliremos con el propósito de Dios para nuestras vidas.
Esta situación se asemeja a la parábola de los talentos, cuando el hombre a quien su señor dio solo un talento no hizo nada productivo con él y recibió castigo por ello. Debemos tener un temor reverente por esto, debemos esforzarnos por evitar ser castigados por no hacer el bien cuando pudimos hacerlo, pues Dios nos lo demandará.

Jesús toca el ídolo en el corazón de un joven rico

Jesús dijo: “Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja,
que entrar un rico en el reino de Dios (Marcos 10:25).

¿A qué se refería Cristo con esto de pasar por el ojo de una aguja? Todo parece indicar que se manejaban dos tipos de puertas importantes en la ciudad.
ojo de una aguja
Cristo muestra lo difícil que les será entrar al cielo a aquellos que aman más las riquezas que a Dios. Sin embargo, este joven rico se acerca a Jesús y le argumenta lo siguiente: “Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?” (Mateo 19:20).
Pero Jesús, que no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre (Juan 2:25), le dice:
"Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz". Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. (Marcos 10:21 y 22).

Cristo toca el punto más sensible del corazón de este joven rico, pues él podía envanecerse con el cumplimiento de otros mandamientos de la ley; pero le faltaba la compasión por los pobres, el deseo sincero de compartir algo de sus bienes con alguien en necesidad y mucho más aún, no tenía la disposición de abandonar sus riquezas para tomar su propia cruz y seguir a Jesucristo.
una persona pobre que solo tenia dineroPuede haber cristianos ricos en el mundo que hayan almacenado grandes sumas en los bancos y hayan llegado a tener buenas inversiones; pero ojalá que Dios obre en sus corazones para que nunca pierdan su confianza en Jehová, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. (Isaías 26:4).
¿Sinceramente esperas y crees en una mansión gloriosa? ¿La anhelas o no?

Jesús nos dice:
"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.

Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón".
(Mateo 6:19-21).