viernes, 19 de abril de 2013

¿Qué sucede después de la muerte? - Preguntas y respuestas bíblicas - Vídeo

Respuesta: La pregunta acerca de lo que sucede después de la muerte puede ser confusa. La Biblia no es explícitamente clara, acerca de cuándo una persona va a alcanzar su destino eterno definitivo. La Biblia nos dice que después de la muerte, una persona es llevada al cielo o al infierno en base a si ha recibido a Cristo como su Salvador. Para los creyentes, la muerte significa estar ausente del cuerpo y presente con el Señor (2ª Corintios 5:6-8; Filipenses 1:23). Para los no creyentes, la muerte significa castigo eterno en el infierno (Lucas 16:22-23).
Es difícil entender lo que sucede después de la muerte. Apocalipsis 20:11-15 describe a todos aquellos en el infierno, siendo arrojados al lago de fuego. Apocalipsis, en los capítulos 21-22, se describe un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra. Por tanto, parece que hasta la resurrección final, después de la muerte una persona reside en un cielo e infierno “temporales”. El destino eterno de una persona no va a cambiar, pero la “localización” precisa-anterior del destino eterno de una persona sí cambia. En algún momento después de la muerte, los creyentes van a ser enviados al Nuevo Cielo y Nueva Tierra (Apocalipsis 21:1). En algún momento después de la muerte, los no creyentes van a ser arrojados al lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15). Estos son los destinos eternos finales de toda la gente, basados, totalmente, en si una persona ha confiado sólo en Jesucristo para la salvación de sus pecados.


Cuando Dios trabaja - Meditaciones, Reflexiones Cortas

A veces nos desesperamos al no ver las respuestas que quisiéramos ver, como si muchas veces nuestra fe estuviera ligada a una respuesta y al no verla en el momento que la queremos ver, va desfalleciendo.
Todos hemos pasado por momentos en los que la desesperación nos impulsa a desconfiar de las respuestas de Dios. Momentos en donde nuestra mente acusa y nos quiere hacer pensar que Dios, simplemente, no va a responder.
Yo he vivido esos momentos en los que anhelo una respuesta rápida, y en los que mi mente se pregunta dónde está Dios en esos momentos.
Cuando Dios trabaja lo hace en silencio. Él tiene cada tiempo medido, Dios es el dueño del tiempo y jamás llega desfasado. A veces creemos que es tarde, pero la realidad es que Dios siempre está en su momento.
Posiblemente hayas tenjdo momentos de experimentar ese aparente silencio, en el que parece que Dios se ha olvidado de tu respuesta; cuando tu mente acusadora y tu falta de fe te quieren llevar, las dos, a dar todo por perdido. ¡Un momento!, Dios nunca da nada por perdido, Él siempre tiene la última palabra y si todavía no ha hablado, no puedes dar por cerrado este caso.

Jugar con Fuego - Reflexiones - Vídeo

Con cada fósforo que encendían, mayor era la exaltación. El pequeño chisporroteo inicial, y luego la llamita amarillenta, hacían brillarles los ojos. Para los cuatro niños era un juego apasionante.
Con el fin de aumentar el efecto, los niños se metieron en el armario grande del dormitorio de los padres. La oscuridad hacía brillar más la luz de los fósforos, y allí encendieron las cerillas.
En muy poco tiempo ocurrió lo inevitable. El fuego pasó a la ropa colgada y pronto todo estuvo envuelto en llamas.
Fue tan intenso y rápido el incendio que no hubo tiempo para escapar.
Unos vecinos advirtieron el humo que salía por debajo de las puertas. Pero Josué, de cuatro años; Jesse, de tres; José, de dos; y Jeremías, de uno, más el tío de los niños, José Arriola, de veintiún años, murieron en el incendio. ¿Por qué tuvieron que sufrir esta horrible tragedia? Por jugar con fuego.
Jugar con fuego. La frase se ha hecho proverbial. ¿Cuántas personas juegan con fuego? Y aunque durante algún tiempo escapan a las consecuencias, a la larga el desastre siempre se produce.
El elegante y próspero hombre de negocios, de gran prestigio social, que se propone conquistar a su secretaria, juega con fuego. El incendio está a mano y el desastre es inminente. Matrimonio, hogar e hijos, tarde o temprano quedan destruidos.
La mujer joven y bella, madre con varios hijos, que se deja cortejar por un hombre guapo, también juega con fuego. En poco tiempo se queman ella y toda su familia. Bien lo dice el refrán: “El hombre es fuego, la mujer estopa; viene el diablo y sopla.”
La gran verdad es que nunca se debe jugar con fuego. El incendio siempre anda cerca de la persona que ha puesto a un lado sus convicciones. Esa persona, sea quien sea, por jugar con fuego, se quema.
Por eso dice el sabio Salomón: ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune. (Proverbios 6:27-29).
Sólo Jesucristo nos da la fuerza moral y la firmeza de voluntad para huir de todo fuego sensual. Sólo Él nos dota de una moral firme y sólida, capaz de resistir las tentaciones de nuestra naturaleza pecaminosa. Cristo es nuestra única seguridad.

Así Soy, No Puedo Cambiar… - Crecimiento personal-espiritual

“Para triunfar, toma las oportunidades con la misma velocidad con que sacas conclusiones.” Benjamín Franklin
Cada día de nuestra vida tenemos oportunidades; desde que nos levantamos hasta que nos acostamos tenemos la bendición de elegir la vida que queremos llevar. Lo interesante es que nosotros sabemos qué es lo que tenemos que hacer, pero no lo hacemos, no emprendemos la acción, no decidimos, no actuamos y postergamos para mañana lo que necesitamos hacer hoy.
Si usted quiere que algo grande y bueno suceda en su vida necesita tomar acciones en el día de hoy. ¿Qué es lo que andas buscando?
“El ayer es historia. El mañana es un misterio. ¿Y hoy? Hoy es un regalo. Por eso lo llaman presente.” Eleanor Roosevelt
El hoy es importante. Usted necesita dejar de analizar en exceso y tomar la iniciativa, dar los pasos que le lleven a esa vida extraordinaria. El mayor obstáculo para alcanzar sus sueños es usted mismo. Usted necesita dejar de racionalizar tanto y hacer que algo suceda en su vida. Nada sucederá hasta que usted no asuma la responsabilidad de su vida.
Algunos de ustedes podrían identificarse con estos pensamientos.
“Así he sido siempre, no puedo cambiar.”
“Un día mi vida va a cambiar, ya lo verán:”
“No puedo hacer nada, yo creo que Dios me quiere así”
“Debo hacerlo, pero…”
“Si él o ella no cambia, por qué yo sí tengo cambiar”
En fin, vivimos tratando de justificar nuestra vida, tratamos de convencernos de que es mejor quedarnos tal como estamos, que ir hacia lo desconocido. Es el pensamiento de la mediocridad que tenían los israelitas cuando Dios los sacó de Egipto; querían ir a la tierra prometida sin pasar por el desierto. Muchos quieren cambiar su vida, pero no les gusta enfrentarse a los cambios. El miedo al fracaso nos impide actuar; pensamos que emprender la acción es más doloroso que demorarla.
A veces nos quedamos esperando a que nos llegue la motivación para iniciar el cambio, pero la motivación no llega por arte de magia. La motivación llegará cuando empecemos a dar el primer paso y alcancemos nuestros objetivos, y así vamos a seguir motivados para ir por más. Es cuestión de decisión.

El amigo del Hijo - Reflexión - Vídeo


Era la reunión del domingo por la noche en la parroquia de un grupo apostólico. Después de que entonaran unas canciones, el sacerdote de la iglesia se dirigió al grupo y presentó a un orador invitado; se trataba de uno de sus amigos de la infancia, ya entrado en años.

Mientras todos le seguían con la mirada, el anciano ocupó el púlpito y comenzó a contar esta historia:  
"Un hombre, junto con su hijo y un amigo de su hijo, estaban navegando en un velero a lo largo de la costa del Pacífico, cuando una tormenta les impidió volver a tierra firme. Las olas se encresparon de tal forma, que el padre, a pesar de ser un marinero de experiencia, no pudo mantener a flote la embarcación, y las aguas del océano arrastraron a los tres." 

EL AMIGO DEL HIJO Al decir esto, el anciano se detuvo un momento y miró a dos adolescentes, que por primera vez desde que comenzó la charla, estaban mostrando interés, y siguió narrando:  
"El padre logró agarrar una soga, pero luego tuvo que tomar la decisión más terrible de su vida: escoger a cuál de los dos muchachos tirarle el otro extremo de la soga. Tuvo sólo escasos segundos para decidirse. El padre sabía que su hijo era un buen cristiano, y  también sabía que el amigo de su hijo no lo era. La agonía de la decisión era mucho mayor que los embates de las olas." 

"Miró en dirección a su hijo y le gritó: ¡TE QUIERO, HIJO MIO!, y le tiró la soga al amigo de su hijo. En el tiempo que le tomó al muchacho llegar hasta el velero volteado, hundiéndose, su hijo desapareció bajo los fuertes oleajes en la oscuridad de la noche. Jamás lograron encontrar su cuerpo." 

Los dos adolescentes estaban escuchando con suma atención, atentos a las siguientes palabras que pronunciara el orador invitado. 

"El padre", continuó el anciano, sabía que su hijo pasaría la eternidad con Cristo, y no podía soportar, que el amigo de su hijo no estuviera preparado para encontrarse con Dios. Por eso sacrificó a su hijo. ¡Cuán grande es el amor de Dios, que le impulsó a hacer lo mismo por nosotros!  

Dicho esto, el anciano volvió a sentarse, y hubo un tenso silencio. Pocos minutos después de concluida la reunión, los dos adolescentes se encontraron con el anciano. Uno de ellos le dijo cortésmente:  
"Esa fue una historia muy bonita, pero a mí me cuesta trabajo creer que ese padre sacrificase la vida de su hijo, con la ilusión de que el otro muchacho algún día decidiera seguir a Cristo." 

"Tienes toda la razón", le contestó el anciano mientras miraba su Biblia gastada por el uso. Y mientras sonreía, miró fijamente a los dos jóvenes y les dijo:  
"Pero esa historia me ayuda a comprender, lo difícil que debió haber sido para Dios entregar a su Hijo por mí. A mí también me costaría trabajo creerlo, si no fuera porque el amigo de ese muchacho que fue devorado por las aguas era yo."