lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Quién, Cuándo Y Cómo recibimos el Espíritu Santo? - Preguntas y respuestas bíblicas

Hay muchos conceptos erróneos sobre la identidad del Espíritu Santo. Algunos ven al Espíritu Santo como una fuerza mística. Otros entienden al Espíritu Santo, como el poder impersonal que Dios pone a disposición para los seguidores de Cristo. ¿Mas qué dice la Biblia acerca de la identidad del Espíritu Santo? Dicho de una manera sencilla, la Biblia dice que el Espíritu Santo es Dios. La Biblia también nos dice que el Espíritu Santo es una Persona, un Ser con una mente, emociones, y una voluntad.

El hecho de que el Espíritu Santo es Dios, es visto claramente en muchas partes de las Escrituras, incluyendo Hechos 5:3-4. En este versículo, Pedro confronta a Ananías por haber mentido al Espíritu Santo, y le dice que él “no había mentido a los hombres sino a Dios”. Es una clara declaración de que mentir al Espíritu Santo es mentir a Dios. También podemos ver que el Espíritu Santo es Dios, porque Él posee los atributos o características de Dios. Por ejemplo, el hecho de que el Espíritu Santo es omnipresente, lo vemos en Salmos 139:7-8 “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás”. Luego, en 1ª Corintios 2:10-11 vemos la característica de la omnisciencia del Espíritu Santo. “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios”. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.”

Podemos conocer que el Espíritu Santo es en verdad una Persona, porque Él posee una mente, emociones y una voluntad. El Espíritu Santo piensa y sabe (1ª Corintios 2:10). El Espíritu Santo puede ser afligido (Efesios 4:30). El Espíritu intercede por nosotros (Romanos 8:26-27). El Espíritu Santo hace decisiones de acuerdo con Su voluntad (1ª Corintios 12:7-11). El Espíritu Santo es Dios, la tercera “Persona” de la Trinidad. Como Dios, el Espíritu Santo puede funcionar verdaderamente como Consejero y Consolador, tal como lo prometió Jesús. (Juan 14:16, 26; 15:26).

Hacer las cosas de Dios - Nuestro Tiempo con Dios - Devocional

Hacer las cosas de Dios
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“…CADA UNO SOMETA A PRUEBA SU PROPIA OBRA…” (Gálatas 6:4)
Te pasarás la vida haciendo tus propias cosas o las de Dios. Para comprender cuál es cuál, toma en consideración tu corazón y tu personalidad. Pablo advirtió: “…cada uno someta a prueba su propia obra y… cargará con su propia responsabilidad” (Gálatas 6:4).

Pregúntate cosas como: ¿Qué es lo que realmente me gusta hacer? ¿Cuándo me siento más animado? ¿Qué es lo que estoy haciendo cuando pierdo la noción del tiempo? ¿Me gusta la rutina o la variedad? ¿Prefiero servir en equipo o por mi cuenta? ¿Soy introvertido o extrovertido? ¿Soy pensador o más bien sentimental? ¿Cuándo disfruto más, compitiendo o cooperando?

Examina las experiencias de tu vida y extrae las lecciones que has aprendido. Revisa tu vida y piensa en cómo te ha moldeado. Escucha:
“Comprended hoy… vuestros ojos han visto todas las grandes obras que el Señor ha hecho” (Deuteronomio 11:2,7). Las experiencias pasadas son inútiles; por esta razón es bueno que tengas un diario espiritual. Pablo escribió: “¿Tantas cosas habéis padecido en vano? Si es que realmente fue en vano” (Gálatas 3:4). Raramente vemos el propósito de Dios en el dolor o en el fracaso mientras están sucediendo. Sólo con una visión retrospectiva comprendemos cómo Dios quiso que el problema nos moldease para bien.

Ya que Él sabe lo que es mejor para ti, deberías aceptar con agradecimiento el modo en que te ha formado. Fuiste diseñado para un propósito, de manera que no deberías rechazarlo o sentirte resentido. En vez de esto, ¡celebra quién eres y disfruta cada día de tu vida!

Conquistando la abundancia - Devocional

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para la que tengan en abundancia.”
Juan 10:10
El pueblo de Dios atravesó diferentes etapas antes de la conquista de la tierra prometida. Así también, muchas veces los cristianos vivimos en distintos niveles y no logramos alcanzar aquel lugar que Dios preparó para nosotros.
Veamos cuáles fueron aquellas 3 etapas:
1) En Egipto: Israel era un pueblo esclavizado por sus opresores. Vivían en la tierra de la insuficiencia.
2) En el desierto: El pueblo de Dios se pasó 40 años por el desierto viviendo con lo necesario, con lo justo, lo suficiente. Si bien Dios estaba con ellos, ese no era el plan final que Dios tenía destinado para sus vidas.
3) Y en la tierra prometida: Josué y sus seguidores conquistaron la tierra de la abundancia.

Declarando el objetivo más importante de tu vida - Cristianismo

“EL PLAN DEL SEÑOR PERMANECERÁ PARA SIEMPRE; LOS PENSAMIENTOS DE SU CORAZÓN POR TODAS LAS GENERACIONES” (Salmo 33:11)

La mayoría de las grandes empresas viven teniendo como base su declaración de objetivo final. ¡Y tú también necesitas tener una! “¿En qué debería consistir la mía?”, preguntarás. 

En tu declaración deberías:

(a) Enfatizar el objetivo final de Dios para tu vida. Recuerda que no se trata de una lista de tus metas, ellas cambian, pero el objetivo final no.

(b) Pensar constantemente acerca de la dirección que llevas. 

Escucha: “Examina la senda que siguen tus pies y sean rectos todos tus caminos” (Proverbios 4:26). Tu declaración acerca del objetivo final que tienes en la vida, debería testificar lo que pretendes hacer con tu tiempo, con tus posesiones, oportunidades, responsabilidades, y también lo que no te propones hacer. “En el rostro del inteligente aparece la sabiduría, pero los ojos del necio vagan hasta el extremo de la Tierra” (Proverbios 17:24).

(c) Definir lo que significa el éxito para ti. Debería manifestar lo que tú crees que es importante, no lo que el mundo cree; debería reforzar tus valores.

(d) Clarificar tu posición. A lo largo de tu vida tendrás diferentes papeles, pero el propósito de Dios para tu vida nunca cambiará. ¿Pero cuál es la voluntad de Dios para mi trabajo, o mi matrimonio, o donde vivo? Estos son asuntos secundarios. Puede haber múltiples posibilidades para llevar a cabo la voluntad del Señor para ti. Lo más importante es que cumplas el propósito de Dios para tu vida, independientemente de donde vivas, trabajes, o con quien te cases. Estas decisiones deben complementar el objetivo final para tu vida.

“Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, pero el consejo del Señor es el que permanece” (Proverbios 19:21). Concéntrate en el propósito de Dios para tu vida, porque su objetivo final durará eternamente.

“…DAVID… ( YA SERVIDO), SIRVIÓ A SU PROPIA GENERACIÓN SEGÚN LA VOLUNTAD DE DIOS…” (Hechos 13:36)

En busca de la felicidad - Devocional

A diario tomamos decisiones como, ¿qué vestir?, ¿qué comer?, ¿dónde ir?, y nuestra vida es un reflejo de ellas.
Businessman at crossroadsLa Biblia cuenta la historia de un hombre que tenía dos hijos. El más joven de ellos pidió su parte de la herencia, para disfrutarla antes de que su padre muriera. El padre estuvo de acuerdo y dividió sus riquezas entre los dos hijos. El menor tomó su mitad y se fue de casa. Rápidamente gastó todos sus bienes en una vida desenfrenada y loca; llegó al punto de quedarse sin nada y tuvo que buscar trabajo cuidando cerdos en un campo. 
Uno de esos días de trabajo, tenía tanta hambre que deseó comer de la comida que les daban a los cerdos. Fue en ese instante cuando entró en razón y pensó: “En la casa de mi padre, incluso los sirvientes tienen que comer. ¡Y aquí estoy yo, sucio y rodeado de cerdos!” En ese instante, decidió regresar a su casa con la esperanza de que su padre no le negara y le aceptara por lo menos como un sirviente.
Es cierto que nuestras malas decisiones son las que nos alejan de Dios, así como el hijo prodigo, que fue tras un espejismo de felicidad, que creyó que satisfaciendo todos sus deseos iba a encontrar la felicidad.
Pronto se dio cuenta de que este no era un buen camino, y la vida desenfrenada que llevaba finalmente le hizo reflexionar: mientras antes disfrutaba de los mejores manjares y tenía un techo donde descansar, ahora se veía en medio de animales, deseando el alimento de los cerdos y sin donde recostar su cabeza.
Este joven se dejó llevar por sus emociones, pero llegó el día en el que reconoció que se equivocó y decidió volver a su casa con una actitud de humildad y sumisión. Su padre le recibió con los brazos abiertos, se puso tan contento de su retorno, que le vistió, le puso un anillo, sandalias e hizo una gran fiesta en su honor.