lunes, 9 de septiembre de 2013

Entre la vida y la muerte, la decisión es tuya - Reflexión, meditación - Vídeo

Nuestra calidad de vida es el resultado de nuestros hábitos y éstos, a su vez, son producto de nuestras acciones. Sin embargo, toda acción va precedida de un pensamiento, y una de las consecuencias de los pensamientos que albergamos en nuestra mente, es la secreción de hormonas desde glándulas como el hipotálamo y la pituitaria. Éstas se encargan de transmitir mensajes a otras partes del cuerpo. Por ejemplo, si tenemos pensamientos hostiles y de enojo, nuestro corazón se acelera, sube la presión arterial y la cara se sonroja. Los sentimientos de ira, enemistad, resentimiento, depresión y tristeza, debilitan el sistema inmunológico del cuerpo y favorecen la aparición de las llamadas enfermedades psicosomáticas.

Nadie puede negar la existencia de una relación entre nuestra salud y nuestra actitud mental. Una actitud positiva, un alto grado de motivación y entusiasmo crea las condiciones apropiadas para el desarrollo de una buena salud, de una buena digestión y del desenvolvimiento normal de los procesos metabólicos del cuerpo. 

life_or_death-450x326
Los pensamientos positivos, como el entusiasmo y el amor, producen un flujo de neurotransmisores y hormonas en el sistema nervioso central, que estimula, da energía al cuerpo y crea las circunstancias propicias para el mantenimiento o restauración de una buena salud. Cada uno de nosotros es, hasta cierto punto, responsable del nivel de salud del cual está disfrutando.
¿Se ha dado cuenta de cómo aquellas personas que se quejan constantemente por todo, por lo general son las mismas que suelen enfermarse con más frecuencia? 
Martín Seligman, profesor de la Universidad de Pennsylvania, asevera que el sistema inmunológico de la persona pesimista y negativa, no responde tan bien como el de la persona optimista y positiva.

¡No me hace feliz! - Reflexión

En cierta ocasión, durante una elegante recepción de bienvenida al nuevo director de Marketing de una importante compañía, algunas de las esposas de los otros directores, que querían conocer un poco más a la esposa del festejado, le preguntaron: ¿Eres feliz en tu matrimonio?, ¿verdaderamente te hace feliz?
El esposo, que en ese momento no estaba su lado, pero sí lo suficientemente cerca para oír la pregunta, prestó atención a la conversación, se incorporó ligeramente en señal de seguridad, y hasta hinchó un poco el pecho, orgullosamente, pues sabía que su esposa diría que sí, ya que ella jamás se había quejado durante su matrimonio.
happy
Sin embargo, para sorpresa suya y de los demás, la esposa respondió con firmeza:
- No, no me hace feliz.
En la sala se hizo un incómodo silencio, como si todos los presentes hubieran escuchado la respuesta de la mujer. El marido estaba petrificado. No podía dar crédito a lo que su esposa decía y menos en un momento tan importante para él. Ante el asombro del marido y de todos, ella continuó:    
- No, él no me hace feliz… ¡Yo soy feliz! El hecho de que yo sea feliz o no, no depende de él sino de Dios, y por consecuencia, de mi. Yo soy quien decide ser feliz porque Dios me ha dado una razón para vivir.
Cada uno de nosotros determina si será feliz cada momento de su vida, ya que si tu felicidad depende de una persona o de alguna circunstancia terrenal, estarás en serios problemas.
¿Por qué? Porque todo lo que existe en esta vida cambia continuamente, el ser humano, los bienes materiales, las circunstancias, el clima, etc. Y así existe una lista interminable.

El cambio está en tus manos - Ánimo en mensaje - Vídeo

Existe un limite que constituye una gran diferencia entre lo que esperamos que suceda y lo que hacemos para que así sea; esperar es necesario cuando las cosas están fuera de nuestro alcance, cuando aunque queramos no podemos hacer nada, simplemente porque esa situación no está en nuestras manos, pero esperar a que algo pase cuando nosotros mismos tenemos la solución, es caer en el error de perder el tiempo.
A veces estamos a la espera de que se solucione cierta situación, queremos que las cosas cambien, pero al mismo tiempo no hacemos nada, y en esa “espera” nos encontramos envueltos en la comodidad de dejar que “pase lo que tenga que pasar”, pero cuando vemos que nada cambia comenzamos a buscar culpables de todo a nuestro estado.

Es difícil para el ser humano tomar la iniciativa para solucionar un problema, en especial cuando es con otra persona; esperamos que sea la otra parte la que pida disculpas o haga algo para que todo termine en paz. Pero ¿dónde queda lo que nosotros estamos dispuestos a hacer?, ¿será que preferimos estar disgustados antes que hacer algo al respecto?; soluciones como esta sí están en nuestras manos, podemos ser los valientes que terminen con todo lo que nos incomoda.
Otras veces estás esperando a que algo cambie tu situación, y en la espera te encuentras solo, observando sin hacer nada al respecto, como esperando que algo suceda repentinamente y pases de tu actual estado a otro. Sí, es cierto que Dios puede hacer todo lo que puedas imaginar, pero hay ocasiones en las que también hay que actuar, no dejar que pase el tiempo y empeore la situación, sino tomar la iniciativa y la determinación de actuar antes de que sea tarde.
Quizá estás esperando el momento en que Dios o la misma vida ponga el tiempo perfecto para actuar en tu situación, pero… ¿estás seguro de que ese tiempo no ha pasado ya mientras esperabas?; seguro que si le preguntaras a Dios si es momento de que fuera y te solucionara ese problema familiar o personal, ni siquiera terminarías de formular la pregunta cuando Él ya te estaría respondiendo: SIEMPRE ES TIEMPO.

Dios nos ha visitado - Devocionales, Reflexión

7:11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. 
7:12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.
7:13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.
7:14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
7:15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
7:16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y Dios ha visitado a su pueblo.
7:17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.
7:18 Los discípulos de Juan le dieron las nuevas de todas estas cosas. Y llamó Juan a dos de sus discípulos,
7:19 y los envió a Jesús, para preguntarle: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
7:20 Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?
7:21 En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista.
7:22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;
7:23 y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.

Lucas 7:11-23
¡Cuántos de nosotros hemos experimentado el dolor de una despedida de un ser amado que se va lejos! Tal vez aquellos padres que han despedido a sus hijos que se casan, puedan expresar muy bien el sentimiento que esto produce en nuestro corazón. Es el vacío de alguien que se va.
leyendo-la-biblia2
Si ese hijo(a) te vuelve a visitar, te dará una gran alegría volver a verle y puedes pasar con él un rato muy agradable en ese reencuentro.
Dios parecía lejos de su Pueblo. Según algunos estudiosos de las escrituras, fueron 400 los años que pasaron entre Malaquías (último libro del Antiguo Testamento) y Mateo (Primero del Nuevo), 400 años en que se predicaron interpretaciones egoístas y vanas de hombres corruptos, en lugar de la verdad de Dios (algo parecido a la Edad Media y nada alejado de muchas realidades de la actualidad).
Parecía que Dios no estaba por ninguna parte, parecía que Dios estaba ausente y las personas estaban clamando en su interior por Él. De hecho esto siempre ha sido así; actualmente vemos a personas, que aunque no lo reconozcan, necesitan a Dios para que llene el vacío de sus corazones.
Cuando Jesús vino a la Tierra, Dios estaba visitando a su Pueblo. Por fin había llegado Aquél que les estaba enseñando palabras de Justicia y de Verdad de parte de Dios; por fin había llegado el final para ese tiempo de oscuridad y confusión; por fin había llegado el tiempo de que la Luz de Dios alumbrara en la Tierra y de que el Cielo se acercara a nosotros.

Una relación - Devocional - Vídeo

El cristianismo, más allá de una religión, debería ser considerado como una relación personal con nuestro creador, como así es. Lamentablemente, muchas veces caemos en la religiosidad sin antes tener una relación con Él.
Dios quiere que le conozcamos de cerca y que mantengamos una relación personal con Él, su voluntad no es que reflejemos una religiosidad vana, sino más bien que nuestros hechos y todo nuestro ser refleje que Él habita en nuestra vida.
Y para saber que Dios habita en tu vida o en la mía debemos dar frutos, frutos de los que la Biblia dice: “Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios.” Mateo 3:8 (Nueva Traducción Viviente).
¿Cómo está tu relación personal con Dios?, ¿qué cercano de Él estás en estos momentos?
Muchos de nosotros vivimos de glorias pasadas, recordamos con melancolía las horas que antes invertíamos orando, leyendo la Palabra de Dios o sirviendo para engrandecer el reino de los cielos, pero que en la actualidad hemos dejado de hacer.
¿De qué nos sirve recordar que hace años hacíamos esto o aquello si hoy en día no hacemos nada? Debemos comprender que cada día debemos esforzarnos por vivir una vida que glorifique a Dios, que cada día debemos tratar de mantener viva esa relación con Dios.