martes, 7 de enero de 2020

Jesucristo 100% Dios y 100% Hombre

Es innegable que la fe cristiana tiene varios enigmas y temas muy difíciles de comprender por la mente humana. Es cierto que muchos temas solo pueden aceptarse por medio de la fe, porque sin fe es imposible agradar a Dios. (Hebreos 11:6).
Deidad de CristoPues bien, en Jesucristo encontramos dos naturalezas. Él es Dios y hombre a la vez, y estas dos naturalezas son absolutas en toda su plenitud.
Misterio que es muy difícil de entender y levanta muchas preguntas profundas en la mente y en el corazón del hombre. 
¿Cómo puede Jesús ser Dios y hombre al mismo tiempo? ¿Cómo pudo Jesús haber tenido hambre (Mateo 4:2) y morir cuando estaba en la tierra, y aún ser Dios? (Marcos 15:37).
¿Perdió Jesús alguno de sus atributos divinos en Su encarnación? ¿Es Jesús una “parte” de Dios? ¿Sigue siendo Jesús humano ahora? ¿Tendrá Él Su cuerpo humano todavía?

JESÚS ES EL HIJO DEL HOMBRE

Esta frase se utiliza alrededor de unas 88 veces en el Nuevo Testamento; pero es importante señalar que el libro de Daniel, escrito entre 530 a 600 años antes de Cristo, se refiere a un “Hijo de Hombre en las nubes del cielo”. (Daniel 7:13).
Esto es interesante porque seiscientos años antes de venir Cristo al mundo no había la millonaria industria de Hollywood, y mucho menos pensar que alguien pudiese imaginar ideas de un personaje tan ficticio como el de Supermán.
¿Quién es Jesucristo?Sin embargo, hace unos 2000 años Supermán vino a este mundo y dijo frente a Pilatos las siguientes declaraciones divinas: 
"Yo soy, y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo". (Marcos 14:62).
Jesús usó esta frase "Hijo del Hombre" para recalcar Su naturaleza humana y, al mismo tiempo, hacer énfasis en el Mesías esperado por los judíos.
Muchos versículos del Nuevo Testamento usan "Hijo del Hombre". 
"Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa". (Mateo 9:6).
"Porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo". (Mateo 12:8).
Importante es que un hombre como nosotros declara que puede perdonar pecados y que es el Señor del día de reposo. Jesucristo afirma que es más importante que el sábado; una blasfemia para los religiosos judíos de la época y para muchos religiosos de hoy. 

JESÚS ES UN HOMBRE SIN PECADO.

Es necesario señalar que Cristo no tiene una naturaleza pecaminosa, y que nunca cometió pecado, aunque fue tentado en todo. (Hebreos 4:15). Por lo tanto, Jesús es completamente hombre, y experimentó toda la gama de la tentación humana.
Creemos y confiamos en un Dios - Salvador - que puede identificarse con nosotros porque Él se hizo hombre, estuvo con nuestra naturaleza y vivió en este mundo. Esta es una de las verdades más asombrosas que separa al cristianismo de otras religiones, ¡Cristo no es religión sino relación!
Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvoSalmo 103:14.

Dos Mares

Hay dos mares en Palestina.
Uno es fresco, lleno de peces, y hermosas plantas adornan sus orillas; los árboles extienden sus ramas sobre él y alargan sus sedientas raíces para beber sus saludables aguas, y en sus playas los niños juegan.
El río Jordán hace este mar con burbujeantes aguas de las colinas, que ríen en el atardecer. Los hombres construyen sus casas en la cercanía y los pájaros sus nidos, y toda clase de vida es feliz de estar allí.
Resultado de imagen de Dos Mares en PalestinaPero el río Jordán corre hacia el sur a otro mar. Aquí no hay trazas de vida, ni murmullos de hojas ni cantos de pájaros ni risas de niños.
Los viajeros escogen otra ruta; solamente en caso de urgencia lo cruzan, el aire es espeso sobre sus aguas y ningún hombre ni bestias ni aves la beben.
¿Por qué esta gran diferencia entre mares vecinos?
La causa no es el río Jordán. Este lleva la misma agua a los dos. No es el suelo sobre el que están, ni el campo que los rodea.
La diferencia es ésta:
El mar de Galilea recibe al río pero no lo retiene. Por cada gota que a él llega, otra sale.
El otro mar retiene su ingreso y cada gota que llega, allí queda. Le llaman mar Muerto.
Qué gran ejemplo nos da Dios a través de la naturaleza. Aprendamos a ser canal de bendición para otros; si Dios nos bendice con su amor, demos amor a los que nos rodean; si Él nos da perdón ofrezcamos perdón. Todos hemos recibido algo directamente del cielo para continuar fluyendo hacia los demás, no permitamos que se estanque. Más importante en esta vida que ganar, es ayudar a otros a vencer. Aunque eso implique disminuir el paso o cambiar el curso.
Hechos 20:35 Más bienaventurada cosa es dar que recibir.
Lucas 6:38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Desánimo espiritual

A lo largo de nuestra vida experimentamos el desánimo muchas veces. La falta de energía, vitalidad o interés en ciertas áreas, unas veces provocadas por cansancio físico y otras por motivos emocionales, son las principales causas. Dentro del desánimo está también el que experimentamos en el área espiritual. 
Este raro sentimiento, como de falta de energía para seguir adelante con lo que estás haciendo, como que quieres pero algo te desanima...; no son los problemas, incluso a veces ni siquiera es algo que puedas explicar, pero el caso es que sientes que aunque quieres hacer algo, por algún motivo terminas desistiendo.
El desánimo, tanto en el ámbito natural como en el espiritual, produce un sentimiento de incomodidad que, aunque no deseamos sentirlo está presente. Quieres hacer algo y te dispones a hacerlo, pero al momento te encuentras otra vez sentado en el mismo lugar en el que estabas; se te pasa el tiempo realmente en nada, sientes como si te secaras poco a poco, como si la llama que ardía en ti con fuerza de repente se ha ido apagando, y lo peor de todo es que a veces nosotros mismos somos los últimos en notarlo, nos enfocamos tanto en todo lo que está pasando alrededor que no nos damos cuenta de lo que pasa dentro de nosotros mismos.
La mayoría hemos pasado por momentos de este tipo, todos llegamos a un punto en que las cosas comienzan a sentirse monótonas; ponemos nuestra mirada en otras cosas cuando debería estar en Jesús, escuchamos algún mal comentario y comenzamos a perder la comunicación con Dios, a alejarnos de Él, y perdemos tanto el tiempo que para cuando caemos en la cuenta ya estamos por ahí, en algún rincón, tristes y desmotivados, sin esa fuerza de empuje que nos ayude a hacer algo, sin una motivación aparente.
Cuando nos sentimos desanimados acostumbramos a dejar de lado lo que con tantas ganas habíamos comenzado a hacer. A veces nuestros motivos para realizar una actividad o desempeño espiritual son muchos al comenzar, pero a medio camino los vamos perdiendo uno a uno hasta que tomamos la decisión de terminar con todo.
Pero más grande que las razones que provocaron tu desánimo, está el motivo principal que te anima a seguir adelante y a no desistir; es el amor de Dios el que te mueve, el que te impulsa hacia adelante, a mantenerte firme hacia la meta del camino que comenzaste. Sea miedo, dolor, tristeza, o decepción por lo que estés pasando, ten presente lo que dice Dios en su palabra Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigono te dejará, ni te desamparará. Deuteronomio 31:6

No importa cuantas veces quiera venir el desánimo a tu vida espiritual; una comunicación constante con Dios es la mejor manera de cerrarle la puerta en la cara y continuar en la labor.