sábado, 26 de mayo de 2012

Hoy… El viento del espíritu estará sobre mí

El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. — Juan 3:8.
Ser bautizados con el Espíritu Santo es como una hoja que se va cayendo suavemente y que repentinamente se encuentra con un viento recio y vasto que la mantiene a flote y la impulsa por caminos por los que no podría ir por sí misma.
Aunque la hoja ya iba a la deriva como una entidad perteneciente tanto a la tierra como al aire, el viento recio puede llevarla mucho más allá de los límites del árbol. Cuando somos movidos y bautizados con el Espíritu llegamos a ser como esa hoja, maravillosamente transportados a los lugares pintorescos del entendimiento y a los lugares de la revelación de nuevas percepciones que van mucho más allá de lo que de otra forma no habría sucedido.
Como personas que nadan en un río de corrientes rápidas, somos volteados y llevados por el movimiento del agua. En el río somos capaces de movernos de maneras que habría sido imposible y antinatural para cualquier persona que sólo estuviera de pie en las orillas del río. Sin duda, la sola acción de pedalear en el agua mientras vamos río abajo dejándonos llevar por la corriente, en la tierra sería una acción poco peculiar y tonta.
Por esta razón, en las Escrituras generalmente vemos manifestaciones sobrenaturales que acompañan la experiencia de ser bautizados con el Espíritu Santo. No son demostraciones raras o espeluznantes o pasadas de moda o religiosas, sino, con certeza son espirituales.
El viento que lleva la hoja no puede ser visto con los ojos naturales pero sus efectos en la hoja y cómo se mueve, sí. Las personas en el río pueden hacer cosas que no se pueden hacer afuera del río. De manera similar usualmente hay indicaciones en la vida de una persona después de que él o ella ha sido bautizado con el Espíritu Santo.
Probablemente la más común de las capacidades sobrenaturales que le siguen como resultado de ser bautizado con el Espíritu son:
1. La habilidad de orar en un idioma desconocido para su mente natural.
2. La habilidad de recibir (y hablar) revelaciones desconocidas para su mente natural.
No es sabio y es innecesario establecer algún tipo de norma rígida de las señales que deben acompañar al bautismo con Espíritu Santo. Nuestro trabajo no es el de aplicar un examen de prueba a los demás para ver si se cumplen nuestros criterios.
Cuando las personas se convierten y reciben al Espíritu Santo como sello de su redención no siempre experimentan una sensación física o emocional. No todos caen de rodillas o lloran o claman al Señor aunque muchos lo hacen.
Ser perdonados y restaurados para tener una relación plena con el Señor es la experiencia más espiritual y conmovedora que no volveremos a tener en nuestras vidas. Pero esa experiencia espiritual se manifiesta en forma más o menos diferente en la vida de cualquiera. Lo mismo es con ser bautizados con el Espíritu.
Hoy dejaré que el viento del Espíritu sople sobre mí y me dirija de acuerdo a su voluntad.
Señor, Gracias por tu poder tan maravilloso que opera dentro, fuera y alrededor de mí por tu Santo Espíritu. Amén.

El extraño-Familia -vídeo

Unos pocos años después de que nací, mi Papá conoció a un extraño recién llegado a nuestro pueblito en Iowa.  Desde el comienzo, Papá estuvo fascinado con este encantador recién llegado y pronto le invitó a vivir con nuestra familia.  El extraño fue rápidamente aceptado y siempre estuvo presente a partir de entonces.
Al crecer, nunca cuestioné su lugar en mi familia.  En mi joven mente, él tenía un lugar especial.  Mis padres eran instructores complementarios: mamá me enseñó a diferenciar el bien del mal, y papá me enseñó a obedecer.  Pero el extraño… él era nuestro relator de historias.  Nos mantenía hipnotizados por horas sin fin con aventuras, misterios y comedias.
Si yo quería saber cualquier cosa sobre política, historia o ciencia, él siempre sabía las respuestas sobre el pasado, comprendía el presente ¡y aún parecía capaz de predecir el futuro!  Llevó a mi familia al primer partido de grandes ligas.  Me hizo reír y me hizo llorar.  El extraño nunca dejaba de hablar, pero a papá no pareció importarle.
Algunas veces, mamá se levantaba en silencio mientras que el resto de nosotros nos callábamos, uno al otro, para escuchar lo que él tenía que decir y ella se iba a la cocina buscando paz y quietud (me pregunto ahora si alguna vez oró para que el extraño se fuese).
Papá gobernaba nuestra casa con ciertas convicciones morales pero el extraño nunca se sintió obligado a honrarlas.  La irreverencia, por ejemplo, no se permitía en nuestro hogar… no de parte nuestra, ni de nuestros amigos ni de ninguna visita.
Nuestra visita de larga estancia, sin embargo, se salía con la suya con vulgaridades que quemaban mis oídos y hacían a mi papá retorcerse y a mi mamá sonrojarse.  Mi papá no permitía beber alcohol con liberalidad. Pero el extraño nos animaba a probarlo de manera regular.
Hacía que los cigarrillos estuvieran en onda, los cigarros, varoniles, y las pipas, distinguidas.  Hablaba libremente (demasiado libremente) sobre el sexo.  Sus comentarios eran algunas veces flagrantes, otras sugestivos, y por lo general embarazosos.
Ahora sé que mis primeros conceptos sobre las relaciones fueron fuertemente influenciados por el extraño.  Una y otra vez se opuso a los valores de mis padres y sin embargo rara vez fue reprendido… y nunca se le pidió que se fuera.
Han pasado más de cincuenta años desde que el extraño se mudó con mi familia.  Halló su lugar entre nosotros y ya no es tan fascinante como al comienzo. Todavía, si pudiesen entrar a la casa de mis padres hoy, le hallarían sentado en su esquina, esperando a alguien para hablarle y observarle dibujar sus imágenes.
¿El nombre del extraño?  Le llamamos “TV”.
Ahora tiene una esposa… y a ella la llamamos “Computadora”.
Tiene cuatro hijos y se llaman. Ipod,Itouch,Celular y MP3.

La narración-ilustración de hoy es sumamente poderosa, no porque condene la tecnología que tanto bien puede producir a favor nuestro, sino porque nos advierte del poder de ese extraño que diariamente se cuela en nuestros hogares.
No se trata de ignorarlo, sino de saber o al menos echarle la culpa por no poner límites al alcance de su influencia sobre nuestros hijos y amigos.  Recuerdo, hace años, un amigo cuya congregación realizó un “ayuno televisivo” por un período de tiempo… en clara respuesta a la inquietud que Dios despertó en sus líderes por la manera indiscriminada en que el “extraño” parecía estar tomando control de la vida de muchos creyentes.
El hecho de que ahora el “extraño” tenga esposa sólo nos debe llevar a buscar con más ahínco la vida abundante de la que el Señor Jesús nos hablase… que ciertamente trasciende las horas que podamos pasar sentados o acostados frente al “extraño” o su esposa.  Adelante y que el Señor les continúe bendiciendo.

Cielo nocturno- Reflexiones-vídeo


¿Cuando fue la última vez que te detuviste a contemplar el cielo lleno de estrellas, en una noche sin nubes? ¿Te has imaginado cómo sería viajar a través de los cielos, entre las estrellas? ¿Qué habrá más allá de lo que nuestros ojos físicos pueden observar?
Jamie Buckingham, describió una noche centelleante en las montañas nevadas de Carolina del Norte:
“Caminé por el oscuro sendero cubierto de nieve hacia Cowee Bald. El cielo se había despejado, revelando millones de estrellas que resplandecían en la noche fría. Solo escuchaba el gorgoteo de una pequeña quebrada al lado el camino y el suave crujir de mis zapatos sobre  la nieve. Los demás ruidos nocturnos quedaron ahogados, y tuve la impresión de estar solo sobre la faz de la tierra.
Me pregunté qué hora sería, pero echarle un vistazo a mi reloj sería un sacrilegio. Relojes, calendarios, automóviles y aviones, instrumentos de tiempo y velocidad, quedaron todos sepultados bajo el manto de quietud de la naturaleza. Removí la nieve sobre mis botas, y parado en medio del camino, eché mi cabeza hacia atrás y respiré con profundidad el aroma a pino impregnado en el aire. Miré hacia el cielo, pude ver estrellas que alumbraban con luz milenaria y reconocí que tan solo vislumbraba el margen del espacio. Más allá… el infinito y por encima de todo… el Creador.
Recordé una cita de Kant, el filósofo alemán. Algo relacionado con dos evidencias irrefutables de la existencia de Dios: en el interior, la ley moral y en el exterior, el universo saturado de estrellas. En un suspiro susurré su nombre: "Dios".
Entonces, impactado ante su presencia, le llamé como había aprendido a través de la experiencia: "Padre".
Esta noche, contempla las estrellas en el firmamento. Percibirás un destello de eternidad. ¡Qué impresionante pensamiento: ¡El Creador del Universo me invita a disfrutar una relación personal con Él!
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has establecido, —Salmos 8:3