jueves, 9 de febrero de 2017

Un Verdadero Amigo

Antes de entregarle mi vida a Jesucristo e iniciar con Él una relación, tenía supuestamente amigos, amigos estos que de una u otra manera ocupaban un lugar muy especial en mi corazón, pero de repente todo cambió; aquellos que pensaba que eran mis amigos me dieron la espalda, me rechazaron y algunos hasta se avergonzaron de mí por haber tomado la decisión de hacer de mi vida algo diferente al lado del Señor. No fue fácil despertar de esta triste realidad, pero Jesús me abrió los ojos y me mostró que solo en Él era en quien podía confiar, me enseñó que todas las personas que forman parte de mi vida en algún momento me pueden defraudar, pero que puedo estar segura de que Él nunca lo hará.
Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre. Salmo 100:5 (Nueva Versión Internacional).
De todos los supuestos amigos que yo pensaba que tenía, ninguno se relaciona conmigo en este momento, demostrándome con su actitud que realmente nunca me quisieron y que solo teníamos una amistad de conveniencia, condicionada a lo que podía ofrecerles y a lo que representaba en el contexto social en el que con ellos me desenvolvía. Lo positivo de esta experiencia, es que he podido comprender realmente el significado de la palabra amistad, pues Jesús me ha revelado que un verdadero amigo primeramente es un hijo de Dios, porque solo los hijos de Dios pueden amar verdaderamente a las personas que se encuentran a su alrededor. ¡Claro! Ya lo entendía, cómo podía esperar amor de aquellos a los que yo misma buscaba agradar todo el tiempo, si yo antes no era una hija de Dios, si antes yo no tenía a Cristo Jesús en mi corazón, y entonces..., ¿qué podía esperar?; comprendí que yo tampoco los amaba verdaderamente, que la amistad que tenía con ellos era simplemente un acto de formalismo y compañerismo, una amistad basada en lo superficial del momento, en lo trivial que ofrece la sociedad y la cultura en la que estamos inmersos; por lo tanto, no podía esperar algo distinto, porque yo no era diferente a ellos.

La Fe Que Condenó Al Mundo

En la historia bíblica se menciona la fe de muchas personas, que causó el castigo de los desobedientes. Dentro de estas personas se destacan Noé (el diluvio), Lot (la destrucción de Sodoma y Gomorra) etc.
Muchas personas del mundo fueron condenadas por Dios por su incredulidad, incluso los ángeles que fueron rebeldes.
Hoy en día hay cristianos e iglesias del Señor que continuamente amonestan a su prójimo sobre su condición pecaminosa, y cómo Dios tiene preparado todo para el fin de la vida en este mundo.

I.                  La fe que Noé tuvo en Dios (Hebreos 11:7).
A.   La fe es el convencimiento de que Dios existe (Hebreos 11: 1,6).
B.   La Biblia de Lenguaje Sencillo (BLS) traduce la palabra fe como “confió”. Además añade el siguiente comentario:
1.     “Noé confió en Dios y, por eso, cuando Dios le avisó que sucederían cosas que todavía no podían verse, obedeció y construyó un barco para salvar a su familia. Por su confianza en Dios, Noé recibió las bendiciones que Dios da a todos los que lo obedecen. También por su confianza en Dios, Noé hizo que la gente de este mundo fuera condenada”.
C.   Dios le aviso a Noé que vendría un diluvio para destruir el mundo malvado de esa generación (Hebreos 11:7, Génesis 6:5-8).
1.     Noé, siendo pregonero de justicia, los estuvo amonestando durante ciento veinte años, que fue lo que Dios determinó para el hombre de esa época, pero no entendieron hasta que vino el diluvio (Mateo 24:37-39; 2 Pedro 2:4-10, 5; Judas 1:3-8).
2.     Por la fe Noé, con temor preparó el arca (Hebreos 11:7; 1 Pedro 3:20).
3.     Dios mando a Noé a preparar un arca, y Noé hizo lo que Dios le ordenó (Génesis 6:13-14, 22).
a.     El mundo que fue condenado por la fe de Noé, pereció  inundado en las aguas del diluvio (2 Pedro 3:6).
1)    Fueron condenados por el desbordamiento de las aguas todas las personas que no entraron en el arca por desobedecer a Dios (1 Pedro 3:20).
2)    Fueron salvadas por agua todas las personas que entraron en el arca, en este caso Noé y su familia (1 Pedro 3:20-21).
4.     Por la fe que tuvo en Dios, Noé no solo condenó al mundo sino que fue hecho heredero de la justicia que viene por obedecer a Dios (Hebreos 11:7).

El Maestro Divino

Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro. Se llamará su nombre «Admirable consejero», «Dios fuerte», «Padre eterno», «Príncipe de paz».  Isaías 9: 6
Resultado de imagen de El Maestro DivinoCon el Maestro enviado por Dios, el cielo dio a los seres humanos lo mejor y lo más grande que tenía. Aquel que había estado en los consejos del Altísimo, que había morado en el más íntimo santuario del Eterno, fue escogido para revelar personalmente a la humanidad el conocimiento de Dios.
Por medio de Cristo se había transmitido cada rayo de luz divina que había llegado a nuestro mundo caído. Él fue quien habló a través de todos aquellos que en el transcurso de los siglos habían sido portavoces de la palabra de Dios a la humanidad. Todo lo bueno de las almas más nobles y grandes de la tierra, eran reflejos suyos. La pureza y la bondad de José, la fe, la mansedumbre y la tolerancia de Moisés, la firmeza de Eliseo, la noble integridad y la firmeza de Daniel, el entusiasmo y la abnegación de Pablo, el poder mental y espiritual manifestado en todos estos personajes, y en todos los demás seres humanos que han vivido en esta tierra, no son más que destellos del esplendor de la gloria de Cristo. En Él se halla el ideal perfecto.
Cristo vino al mundo para revelarnos este ideal, como el único y verdadero propósito de nuestros esfuerzos; para mostrar lo que debemos ser; lo que podemos ser si lo recibimos y si permitimos que la divinidad habite en nosotros. Vino a mostrar cómo hemos de ser educados los seres humanos, como hijos e hijas de Dios que somos; cómo hemos de poner en práctica los principios del cielo en esta vida.

Hacer o no hacer. ¿Qué hago con mi vida?

“Nunca sopla viento favorable para el marino que no sabe en qué puerto echar anclas.” - Proverbio americano
¿Qué hago con mi vida? Estoy en una encrucijada, no sé qué hacer y si lo debo hacer. Estar con indecisiones, no querer tomar decisiones por temor a equivocarse, a fracasar. Razones tiene el proverbio mencionado arriba. Hay un relato árabe que dice:
“Aquella noche era especialmente fría en el desierto. Abdalá montó su pequeña tienda de campaña, tan pequeña que apenas cabía él acostado. Se despidió de su camello, llamado “Indecisión”, acariciándole la cabeza pero dejándolo fuera, y se dispuso a pasar una noche tranquila y reparadora.
Apenas había conciliado el sueño cuando el camello lo llamó con voz suave, pero insistente. “Déjame meter la nariz en tu tienda, hace mucho frío y la tengo completamente helada…” Abdalá, que era un hombre bueno, accedió a la petición.
Resultado de imagen de Hacer o no hacer. ¿Qué hago con mi vida?Pero ocurrió que en cuanto se durmió profundamente, el camello empujó un poco y metió la cabeza por completo. Como la tienda era muy pequeña, al hacer esto chocó con la cabeza del hombre y lo desplazó hasta que éste sacó los pies por el otro extremo. Abdalá protestó, pero “Indecisión” le hizo ver que eso no era en realidad gran cosa. Pero pasó poco tiempo para que el camello metiera los hombros y empujara a su patrón para afuera, hasta las rodillas. “Indecisión” siguió introduciéndose en la tienda, llenándola por completo y sacando a Abdalá por el otro extremo, hasta que finalmente quedó completamente fuera.”
¿Le suena esto conocido? ¿No le ha ocurrido alguna vez que al dejar entrar un poco de indecisión a su vida, ésta lo llenó todo, desplazándolo de las cosas buenas de ella? La indecisión no es buena para nada, la indecisión es el obstáculo que te impide alcanzar un resultado extraordinario en la vida, en tu matrimonio, en tus finanzas, en tu carrera o en tu ministerio. Debes tomar decisiones.