viernes, 2 de enero de 2015

Cristianos, olvidemos el agravio y el rencor

El amor no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. 1 Corintios 13:5
¿Trató alguna vez de perdonar a alguien y se ha dado cuenta de que no puede hacerlo? Usted ha clamado y orado por eso y le ha pedido a Dios que le ayude, pero aquellas experiencias pasadas cargadas de rencor no quieren irse.
Perdonar ofensasPara poner fin a esos fracasos en el futuro, es preciso que su perdón esté basado en la necesidad y en la voluntad, no en los sentimientos. El perdón verdadero no tiene nada que ver con la manera en que usted se sienta; es un acto de la voluntad, basado en la obediencia a Dios y en la fe en Él.
Lo cual significa que una vez que usted haya perdonado a alguien, deberá considerar a esa persona perdonada para siempre. Cuando los sentimientos pasados vuelvan y Satanás trate de convencerlo de que realmente no ha perdonado, resístalo, y dígale: “No, ya he perdonado a esa persona por fe. Me niego a vivir en esos sentimientos del pasado”.
Entonces, de acuerdo a 1 Juan 1:9, crea firmemente que ha sido perdonado y limpiado del pecado del rencor, de toda injusticia relacionada con éste y de cualquier recuerdo de haber sido agraviado.

Soy Heredero de la Promesa

“Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por Sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” (Hebreos 6:13-18 (RVR1960).
Inline image 1Muchos hacen promesas y no las cumplen, pero cuando las personas hacen promesas, apelan a alguna autoridad por encima de ellos para que, si hay alguna duda de que van a cumplir las promesas, la autoridad se las respalde. Cuando Dios quiso garantizar sus promesas a Abraham, le dio Su Palabra y una garantía consistente y sólida. Dios no puede faltar a Su palabra. Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho Él, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá? Dios cumple lo prometido. Cristo es mediador de un Nuevo Pacto, Él murió por nuestros pecados, y mediante nuestra conversión, cada creyente es llamado para recibir la Herencia Eterna. "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados" (Romanos 8:16-17 (RVR1995). Hermanos, es necesario entender quiénes somos en Cristo.

¡Navidad!, No Es Como Solía Ser - Crecimiento personal-espiritual

¡Navidad! ¡No es como solía ser, como las recuerdo de antaño! Entonces sabíamos cómo celebrarla, aunque era un fuerte trabajo para mamá y escaseaba el dinero. Recuerdo cómo revolvíamos los postres de Navidad. Su aroma, mientras se horneaban, nos hacía sentir que la temporada navideña nos había alcanzado.
Nos gustaba guardarlos y verlos en un mostrador bajo las escaleras, con un lazo doble atado y agrupados de dos en dos. Pero siempre golosineábamos un poquito para asegurarnos de que estuviesen lo suficientemente buenos para agradar a la Tía May, porque mamá decía que “Todo lo que ella hace sale bien y no quiero que sus postres sean mejores que los míos”. Pero ahora se compran en los supermercados en un recipiente de plástico y cuestan demasiado si se es jubilado. ¡La Navidad no es como solía ser!
Comí muchos roscones dulces cuando era niña esperando hallar una moneda de plata o algo así en el interior. Hoy se venden en cajas de celofán… en fin, solo probarlos me da indigestión. Y no hallaremos ninguna moneda dentro del relleno. Los dulces navideños hoy son cuadrados... para partir pedazos pequeños. El trocito que obtuve el año pasado difícilmente hubiera alimentado a un ratón. De todas formas, el delgado e insípido mazapán, duro como el hormigón,... bueno, ¡casi rompió mis dientes! Solíamos lavar las frutas nosotros mismos y colocarlas en bandejas sobre la rejilla de la chimenea, junto al fuego; y luego, una vez mezcladas, se echaban en el molde y lamíamos la cuchara, raspando el tazón para comernos lo que quedaba. El olor de aquel dulce horneándose es un recuerdo que atesoro. Son cosas sencillas como aquellas, las que hicieron de mi niñez algo placentero.
¡La Navidad no es como solía ser!
El árbol de Navidad era mágico y nos deleitaba. Tenía velas de verdad sobre sus ramas vertiendo una luz misteriosa. Hoy no se permitiría: sería un riesgo de incendio, por lo que ahora tenemos bombillas eléctricas. Colgábamos nuestros caramelos, que dos costaban cinco céntimos en un pino de verdad… hoy día no se ven muchos.
Un encantador ángel coronaba nuestro árbol; lo creíamos divino. ¡Ahora un Papá Noel en una nave espacial de plástico cuesta un euro! Nuestros adornos eran hechos de cadenas de papel hechas a mano por los niños, ¡aunque solíamos embarrarnos bastante de pegamento!
Hoy se gasta una fortuna solo para decorar, y podemos obtener un aerosol de nieve artificial. Todavía disfruto de recibir tarjetas y cartas en el correo. Pero mientras unas pocas traen escenas de la Navidad, muchas tienen Papás Noeles, ratoncitos navideños, renos de narices de colores o patinadores sobre hielo…
¡La Navidad no es como solía ser!

El poder de la actitud

A nuestro personaje vamos a llamarle…… Pepe por ejemplo. Pepe siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, él respondía: “Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”.
Era un gerente único. Tenía varias camareras que le habían seguido de restaurante en restaurante. La razón por la que las camareras seguían a Pepe no era porque fuera más o menos guapo sino por su actitud. Era un motivador natural: si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle al empleado cómo ver el lado positivo de la situación.

Este estilo de vivir le resultó curioso a un amigo suyo…,Manuel, así que un día fue a buscar a Pepe y le preguntó: 
-No lo entiendo… no es posible ser una persona positiva todo el tiempo, ¿cómo lo haces? Pepe respondió: 
-Cada mañana me despierto y me digo a mí mismo: Pepe, tienes dos opciones hoy: puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de malhumor. Escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo puedo escoger entre sentirme una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello. Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo enseñarle el lado positivo de la vida.
-Sí claro, pero eso no es tan fácil, dijo Manuel. 
-Si lo es”, dijo Pepe. Todo en la vida consiste en elegir. Cada situación es una elección. Tú eliges cómo reaccionas a cada situación, tú eliges cómo la gente afectará a tu estado de ánimo, tú eliges estar de buen humor o malhumor. En resumen: “TÚ ELIGES CÓMO VIVIR LA VIDA”.

La Contínua Misericordia de Dios

“Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad” (Salmo 86:15)
Dios podría destruirnos en milésimas de segundospero su misericordia es muy grandeprimero porque nos creó y segundo porque nos redimió con Cristo, lo que no significa que acepte el mal, pues Él es justo.
La misericordia, es la bondad divinaPor un ladola ira de Dios se debe a la maldad humana; y por otro lado, su misericordia nos exige arrepentimiento, y cuando "su pueblo" o una sola persona se vuelve a Dios, Él lo perdona.
En aquel entonces, hubo una súplica nacional que se hizo a sabiendas de:
1. La misericordia de Dios, tal como se puso de manifiesto cuando hizo volver de Babilonia a los cautivos.
2. Una oración que brotó de aquellas aflicciones.
3. Un mensaje profético de salvación que anunció al pueblo la paz y la prosperidad. (RV95)
El salmista pide al Señor que incline su oído, que le escuche, que le dé razón, porque está afligido y menesteroso. Es interesante notar que este hombre reconoce su necesidad espiritual y se identifica como piadoso. Él no es un místico, ni un hipócrita que se vale de la religión para ser “aprobado por los hombres”; al contrario, es una persona que mantiene comunión con Dios, y es escuchado por su vida íntegra.