martes, 20 de octubre de 2015

¡Todos bien y a salvo!

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera… (Hebreos 11: 1).
Inline image 1En enero de 1915, la nave Endurance quedó atrapada en el hielo de la Antártida. El grupo de exploradores, liderados por Ernest Shackleton, sobrevivió y pudo llegar en pequeños botes salvavidas hasta la Isla Elefante. Solo les quedaba una esperanza tras estar retenidos en esa isla inhabitada, lejos del trayecto habitual de las naves. El 24 de abril de 1916, veintidós hombres observaban mientras su líder y cinco camaradas zarparon en un pequeño bote, hacia una isla a unos 1.300 kilómetros de distancia. Aunque las posibilidades de sobrevivir eran mínimas, desbordaron de alegría cuando, cuatro meses después, apareció un bote en el horizonte y Shackleton exclamó: ¿Están todos bien?. Ellos respondieron: ¡Todos bien y a salvo!.
¿Qué los mantuvo juntos y vivos todos esos meses? La fe y la esperanza depositada en un hombre: creyeron que su capitán encontraría la manera de salvarlos.

Este ejemplo humano de confianza y esperanza evoca la fe de los héroes que se enumeran en Hebreos 11. Esa fe, definida como "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve", los ayudó a atravesar dificultades y pruebas enormes.

No desesperemos ante un horizonte de problemas, sino confiemos en el Hombre por excelencia: Jesús, el Dios y Salvador.
Señor, que la esperanza en ti ilumine mis días más oscuros.
La esperanza en Jesús brilla más intensamente en nuestro día más oscuro.


Unirnos a la carrera

Podemos ser parte de la larga lista de personas que han buscado vivir por fe.
Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.  Hebreos 12:1
Unirnos a la carreraVamos a emplear una analogía para ilustrar la práctica de la fe que sea fácilmente comprensible; la de una carrera de larga distancia (por ejemplo, maratón). Esta competencia honraba la hazaña de un corredor griego que corrió una enorme distancia, 42 kms., para comunicar la noticia de que el ejército griego había logrado derrotar a los persas en la batalla de Maratón.
Echando mano de esta competencia en la que participaban los mejores corredores del imperio, el autor nos anima a unirnos a la "carrera" en la que han participado tantos héroes de la fe. 
Estar corriendo solos es una característica que el enemigo aprovecha al máximo.
El punto principal es que no corremos solos. Somos parte de una larga y rica historia del pueblo de Dios. Una multitud de figuras, conocidas y desconocidas, han luchado con las mismas dificultades a las que nosotros nos enfrentamos. A ellos también les tocó avanzar en medio del desánimo, la confusión y el silencio de Dios. No somos los primeros que afrontamos estos desafíos ni tampoco seremos los últimos. Recordar que una gran nube de testigos corrieron la carrera antes que nosotros y, además, la terminaron con éxito, debe infundirnos ánimo y valentía en el presente. 

Entusiasmo inicial

Palmario es que al comienzo de cada año, nuestras mentes se llenan de promesas y propósitos para el nuevo año que recibimos. Y éstos pueden ir desde metas muy ambiciosas hasta pequeños cambios en nuestros hábitos o rutinas, que pueden mejorar nuestra calidad de vida.
recibiendoEn mi caso, escribí las metas que deseaba alcanzar ese año en un lugar lo suficientemente visible como para no olvidarlo y tenerlo siempre presente. Cada principio de año realizo el mismo “ritual” y al finalizarlo, las vuelvo a revisar para evaluar cuáles fueron cumplidas y cuáles se seguirán proyectando para el año entrante. Me parece un buen ejercicio personal.
Todas estas intenciones me parecen excelentes para empezar el año, y si aún no lo has hecho, estás a tiempo de realizar tu lista y ponerla en un sitio en donde constantemente te sean recordadas, de manera que puedas proyectar y orientar los meses venideros. Y esta es una de las cosas que más me gusta de los años nuevos, las expectativas que tenemos sobre lo que vendrá y la esperanza de cambio que anidamos en nuestros corazones.

El sexo: creación de Dios

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Génesis 1:31.
Un aspecto muy importante en toda relación de pareja es la sexualidad. Junto con el romanticismo, es el componente que le da un carácter específico a la relación de pareja, y que la diferencia de otras relaciones humanas.

El texto bíblico nos dice, de forma indirecta, que el sexo, en sí mismo, no solo fue creado por Dios, sino también que es algo bueno “en gran manera”. La evaluación de Dios acerca de todo lo que había hecho durante la semana de la creación, fue que era “bueno en gran manera”. No había nada defectuoso, malo, sucio o pecaminoso en su creación. Y la sexualidad estaba comprendida dentro de su obra creadora. Los órganos genitales que permiten la reproducción, habían sido diseñados y creados por Dios para que pudieran funcionar de forma que ésa fuese posible. Sería descabellado pensar que todo el conjunto de órganos, terminaciones nerviosas, zonas erógenas y centros cerebrales de producción del placer, aparecieron como consecuencia del pecado.

La sexualidad y el placer sexual formaron parte de un diseño divino que, como todo lo que Dios hace, refleja su carácter y su imagen.