sábado, 1 de junio de 2013

¿Cuándo, cómo y por qué nos disciplina Dios cuando pecamos? - Pregunta bíblica - Vídeo

Respuesta: La disciplina del Señor es un hecho habitualmente ignorado en la vida de los creyentes. Frecuentemente lamentamos nuestras circunstancias, sin darnos cuenta de que éstas son las consecuencias de nuestro propio pecado, y que son parte de la gracia y amorosa disciplina del Señor por ese pecado. Esta ignorancia egocentrista, puede contribuir a la formación de hábitos pecaminosos en la vida del creyente, incurriendo entonces, en la necesidad de una disciplina aún mayor.

La disciplina no debe confundirse con un castigo emanado de la dureza del corazón. La disciplina del Señor es una respuesta de Su amor por nosotros, y Su deseo para cada uno de nosotros es que seamos santos. “No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de Su corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.” (Proverbios 3:11-12). Dios usará pruebas, sufrimientos, y varios predicamentos para traernos, arrepentidos, de regreso a Él. El resultado de esta disciplina es una fe reforzada, y una relación con Dios renovada (Santiago 1:2-4), sin mencionar la destrucción del poder que ese pecado en particular tenía sobre ti.

Salvado De Las Galletas - Crecimiento personal-espiritual

Los que lo oyeron, dijeron: Entonces, ¿quién podrá ser salvo?”
Lucas 18.26
Recientemente vi una foto del “Monstruo Come-galletas”, que tenía una frase en la parte inferior que decía: “Hoy viviré el momento actual, a menos que sea desagradable, y en ese caso me comeré una galleta.” Me pareció chistoso. Pude imaginarme al “monstruo come-galletas” durante su día, contento, haciendo sus quehaceres, y luego, en un momento de estrés o ansiedad, necesitando una galleta para consolarse, devorándola en segundos. Para el “monstruo come-galletas”, vivir la vida sin galletas es inimaginable. Esa vida no existe, ni siquiera como una posibilidad.
Nosotros no somos tan diferentes a nuestro amigo azul peludo. Muchos de nosotros empleamos nuestro día haciendo diligencias, vamos a trabajar, nos reunimos con amigos y familia..., todo aparentando ser muy libres y sin trabas. No obstante, en nuestra mente tenemos un plan de seguridad, algo a lo que sabemos que podemos recurrir cuando nos sentimos estresados, ansiosos, inseguros o con miedo. Tenemos una persona, lugar o cosa esperándonos cuando necesitamos sentirnos seguros o en paz.
En el versículo mencionado, Jesús está hablando con un líder religioso que era rico. El hombre quería saber lo que debía hacer para heredar la vida eterna. Jesús le dijo al hombre que fuera y vendiera todos sus bienes y le diera el dinero a los pobres. Esto entristeció mucho al hombre porque obviamente, estaba apegado a su dinero y pertenencias. Jesús siguió explicando a la multitud, que es sumamente difícil para alguien que adora al dinero, lograr poner a Dios como Rey en su Corazón. Esto tenía sentido para la multitud. Ellos se pudieron identificar tanto, que dijeron, “Entonces, ¿quien podrá ser salvo? No podían imaginar a alguien así; una persona que amara a Dios más que a la comodidad de sus cosas y al dinero; vivir una vida sin la comodidad de las cosas materiales era imposible. La seguridad y el placer que viene (venía) con el dinero, es (era) muy seductor como para dejarlo ir.

Tiempo de cosecha - Devocional - Vídeo

A ti que has creído, a ti que has labrado tierra dura y no te has rendido, a ti que has regado la preciosa semilla con obediencia, oración y diligencia, finalmente tu cosecha ha llegado.
A ti que has ido más allá y has decidido no ser del montón, está a punto de llegarte esa cosecha que has palpado en la presencia de Dios. Ese soplo divino que ordena a la vid dar fruto a su tiempo ya viene en camino.
El Dios Altísimo ha hecho recuento de todos los días que has salido a labrar diligentemente la tierra, a pesar de que todo tu ser se amotinó contra ti. El Dios Todopoderoso en este momento está pensando cómo bendecir tu esfuerzo. Él está revisando los registros que muestran que has empeñado tus sueños, con tal de comprar más semillas preciosas para sembrar.
Aquél que ha sembrado fe, pronto cosechará milagros. Aquél que no se ha detenido a pesar de los obstáculos, florece en espíritu. Aquél que ha cosechado dominio propio y se ha desprendido del pecado, recibe la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman.
Del tamaño de tu espera, del tamaño de la prueba, del tamaño de tu esfuerzo, de ese mismo tamaño es la cosecha que envían desde las compuertas del cielo para ti.
Ríos de espíritu están en este momento recorriendo tu tierra y ordenándole que dé fruto. Sólo espera un poco más y con tus propios ojos verás lo que tanto te ha costado sembrar.
Honra a aquél que te ha dado la semilla en este ultimo tramo. Hónrale yendo más allá en todo lo que haces para Él. Empieza a gozarte, tú que has sembrado con obediencia, pues antes de lo que esperas tendrás en tus manos el fruto de tu esfuerzo.
A ti que has sembrado fe, extiende tus manos y palpa la lluvia del Espíritu de Dios que está sobre tu cosecha.

“Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”.

Salmos 126:6 (Reina-Valera 1960)

La vida continúa… - Ánimo en mensaje

la vida continua
… es una de las frases a recordar hasta el día de nuestra muerte. Parece hecha a propósito para muchas situaciones y no deja de tener razón..

Hace un par de años mi padre tuvo un problema de salud que hasta el día de hoy le tiene atrapado; cuando comenzó el proceso, de día y de noche pensaba en él, en su situación y en las consecuencias que traería a su vida. Yo estaba en período de pruebas y exámenes finales en la universidad, lo que me tenía aún más abrumada. En medio de un rápido viaje para visitar a mi padre, la desolación y desesperanza tocaron a mi puerta. Creo que nunca me he sentido antes así y tampoco después; fue como si la esperanza se “saliera” de mi cuerpo y escogiera otra residencia.

Volví para mis quehaceres universitarios y todo marchaba muy rápido, como rutina que es en estas instituciones; debía juntarme a hacer trabajos en grupo y preparar exposiciones, sin tener ganas ni siquiera de levantarme. Cada vez que mis compañeras me citaban para sesiones extensas de trabajo o debía trasnochar haciendo algún ensayo, me encolerizaba pensando en la poca empatía hacia mi persona, por parte de mis profesores y compañeras de carrera. Lloraba de angustia al sentir que debía continuar con el ritmo de siempre, pero con mucho menos de la mitad de la energía de siempre. Era frustrante y agotador.

¿Predestinados? - Devocionales, Reflexión - Vídeo

Este tema causa bastante controversia en muchos ámbitos. Tanto cristianos, como ateos y agnósticos se cuestionan si estamos o no predestinados en este mundo. Muchos apuestan porque sí lo estamos, y otros porque existe el libre albedrío, que nos faculta de la capacidad de poder escoger qué hacer y qué no. No se trata, ahora, de defender ninguno de los puntos ni de entrar en debates o controversias, solamente vamos a detenernos un momento en una historia.

"Una pareja de adolescentes de clase trabajadora mantenían una relación. Nadie sabía de la vida de sus padres, como tampoco parecía ser que tuvieran hermanos. Para sobrevivir, el joven trabajaba empleándose en un oficio menor y la joven no estudiaba ni trabajaba. Las circunstancias les llevaron a que la joven quedase embarazada; su pareja, entonces, se asusta y decide dejarla. Después de pensarlo mejor, decide quedarse con ella y hacerse cargo del hijo. Por circunstancias políticas deben partir del lugar en el que viven, dejando lo poco o casi nada que tenían; en medio de este viaje, la joven comienza a sufrir contracciones que anuncian que el bebé va a nacer y, sin ninguna posibilidad de dirigirse a un hospital ni pagarle a una partera, el joven, desesperado, busca un lugar donde pueda descansar su mujer y dar a luz a su hijo. No encuentra ninguno apropiado, y después de mucho buscar, encuentran un granero maloliente; la joven no puede esperar más, y en medio de condiciones paupérrimas de salubridad, da a luz a su bebé, que no puede ser pesado ni medido, ni mucho menos le limpian. En medio de la asquerosidad del entorno, una vida vio la luz… y trajo la luz. Ese niño fue Jesús".
Jesús nació de padres adolescentes, su madre tuvo un embarazo sin estar casada, su padre era carpintero y casi la dejó cuando se enteró de la noticia. Nació en condiciones de insalubridad extremas, en medio de mal olor y defecaciones de animales. No tenía la posibilidad de ser controlado por un pediatra o un médico de la época. Tampoco sus padres tenían un techo que proporcionarle en aquel entonces, ni mucho menos las comodidades necesarias para un recién nacido. Si imaginamos a María dando a luz en esas condiciones, seguro que se nos eriza la piel. Jesús no tenía ninguna posibilidad de ser lo importante que fue si vemos sus orígenes. No nació en “cuna de oro” y tampoco contó con el escenario perfecto para su llegada. Si un trabajador social denunciase su caso, seguro que se lo hubiesen quitado a sus padres y le hubiesen dejado en un hogar de protección, porque su índice de vulnerabilidad era muy alto, era arriesgado su caso.