lunes, 12 de junio de 2017

Mi Tesoro Especial

Resultado de imagen de eres mi especial tesoro
No trates de huir de mí. A donde vayas ahí estaré. Mi presencia y mi espíritu está en todo lo que te rodea. Yo nunca te dejaré, porque eres mi especial tesoro.
Salmo 139: 7-14
¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu?
¿A dónde podría huir de tu presencia?
Si subiera al cielo,
allí estás tú;
si tendiera mi lecho en el fondo del abismo,
también estás allí.
Si me elevara sobre las alas del alba,
o me estableciera en los extremos del mar,
aun allí tu mano me guiaría,
¡me sostendría tu mano derecha!
Y si dijera: «Que me oculten las tinieblas;
que la luz se haga noche en torno mío»,
ni las tinieblas serían oscuras para ti,
y aun la noche sería clara como el día.
¡Lo mismo son para ti las tinieblas que la luz!
Tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre.
¡Te alabo porque soy una creación admirable!
¡Tus obras son maravillosas,
y esto lo sé muy bien!

Una razón para cantar

¡Cantad a Dios, cantad!; ¡cantad a nuestro Rey, cantad! (Salmo 47:6).
Cantar transforma el cerebro. Algunos estudios demuestran que, cuando cantamos, nuestro cuerpo libera hormonas que alivian la ansiedad y el estrés. Otros indican que, cuando varias personas cantan juntas, sus latidos cardíacos se sincronizan.
El apóstol Pablo alentó a los creyentes a hablarse unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales (Efesios 5:19). Y, la Biblia nos anima a cantar salmos y alabanzas.
En 2 Crónicas 20, leemos cómo el pueblo de Dios confió en el Señor. Frente a un inminente ataque, el rey Josafat convocó a la comunidad y la guió en oración intensa. Ayunaron y clamaron: «no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos» (verso 12). Al día siguiente, salieron. No los dirigían guerreros feroces, sino un coro. Creyeron la promesa de Dios de que Él los libraría sin tener que pelear (verso 17).
Mientras cantaban y se dirigían al conflicto, ¡sus enemigos se atacaron entre ellos! Cuando el pueblo de Dios llegó al campo de batalla, la pelea había terminado. Dios salvó a su pueblo mientras éste marchaba por fe hacia lo desconocido, cantando alabanzas.
Ya sea que estemos marchando hacia una batalla o no, alabar a Dios tiene el poder de cambiar nuestros pensamientos, nuestro corazón y nuestra vida. 
¡Dios, te alabamos por tu amor y tu fidelidad eternos!
El corazón en sintonía con Dios canta sus alabanzas.

Valora y Ama más a esos seres que lo merecen

Es triste decirlo, pero a veces no valoramos, ni apreciamos lo suficiente a aquellas personas que siempre están cerca de nosotros y nos ayudan. ¿Será porque pensamos que tienen el deber de amarnos o de estar ahí siempre para nosotros? ¿Será que nos acostumbramos tanto a su presencia que no percibimos que si están ahí es porque significamos mucho para ellos?
Hubo un momento en mi adolescencia en que las cosas que sucedían a mi alrededor muchas veces me deprimían. Aunque quería hablar de ello, no sabía cómo hacerlo. Simplemente me encerraba en un cuarto, lloraba, pensaba, escuchaba música y leía. Mientras tanto mi hermanita trataba de traspasar la barrera invisible que, sin yo percatarme, había creado.
Ahora que tengo cierta madurez y que veo las cosas de forma diferente, pienso en lo complicado que debió ser para ella tratar de acercarse y ayudarme, mientras yo sin descubrir nada, me alejaba. Perdí muchos momentos significativos por ignorancia. 
Pero un día cuando abrí los ojos, me propuse que el lugar de mi hermana no lo ocuparía nadie más. Ni amigos, ni extraños, ni problemas, ni circunstancias. Porque la vida me ha demostrado y Dios me ha dejado ver, que hay que establecer prioridades. He podido sentir el amor de ella en tiempos difíciles y frustrantes. Me lo ha demostrado muchas veces.
Ya sean padres, hermanos, familiares y amigos hay que saber valorarlos, y también sopesar el lugar que cada cosa ocupa. Si tus padres han estado contigo desde tu nacimiento, ¿por qué darle el lugar de ellos a otras personas o cosas? Si un amigo te ha acompañado cuando otros te han desamparado, ¿por qué abandonarlo cuando te necesita?
Aprovecha todo el tiempo que puedas con los que te aman y amas porque nunca sabes lo que podrá pasar más adelante. Los cargos de conciencia son como una lenta penitencia. Demuestra y expresa tu cariño.

¡No olvides nunca hacerlo! Valora y cuida cada cosa que Dios te ha dado.