miércoles, 4 de marzo de 2020

¿Tienes vida eterna?

La Biblia nos presenta un claro camino hacia la vida eterna. Primero, debemos reconocer que hemos pecado contra Dios: "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Todos hemos hecho cosas que desagradan a Dios, lo que nos hace merecedores de castigo. Y dado que todos nuestros pecados son en última instancia contra un Dios eterno, solo un castigo eterno es suficiente. "La paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Romanos 6:23).
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Sin embargo, Jesucristo, el sin pecado (1 Pedro 2:22), el eterno Hijo de Dios, se hizo hombre (Juan 1: 1,14) y murió para pagar nuestra pena. "Dios demuestra su amor por nosotros en que cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5: 8). Jesucristo murió en la cruz (Juan 19: 31-42), recibiendo el castigo que merecemos (2 Corintios 5:21)Tres días después resucitó de entre los muertos (1 Corintios 15: 1-4), demostrando su victoria sobre el pecado y la muerte. "En su gran misericordia nos ha dado un nuevo nacimiento para una esperanza viva, a través de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos" (1 Pedro 1: 3).

Por fe, debemos cambiar nuestra mentalidad respecto a Cristo, quién es Él, qué hizo y por qué, para salvación (Hechos 3:19)Si ponemos nuestra fe en Él, confiando en Su muerte en la cruz para pagar nuestros pecados, seremos perdonados y recibiremos la promesa de vida eterna en el cielo. "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito para que cualquiera que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Juan 3:16). "Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo" (Romanos 10: 9) ¡Solo la fe en la obra terminada de Cristo en la cruz es el único camino verdadero hacia la vida eterna! "Porque es por gracia que han sido salvos, por fe, y esto no es de ustedes mismos, es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie pueda jactarse" (Efesios 2: 8-9).


Si quieres aceptar a Jesucristo como tu Salvador, aquí hay una muestra de oración. Recuerda que decir esta oración o cualquier otra no te salvará. Solo confiar en Cristo puede salvarte del pecado. Esta oración es simplemente una forma de expresarle a Dios su fe en Él y agradecerle por proveer su salvación. "Dios, sé que he pecado contra ti y merezco el castigo. Pero Jesucristo pagó el castigo que merezco para que por la fe en Él pueda ser perdonado. Confío en ti para la salvación. Gracias por tu maravillosa gracia y perdón, ¡el regalo de la vida eterna! ¡Amén! "



Dios nos juzgará

Hay dos juicios separados. 
El primero, el de los creyentes. Estos son juzgados en el Tribunal de Cristo (Romanos 14:10-12). Cada creyente dará cuenta de sí mismo, y el Señor juzgará las decisiones que tomó, incluso las relativas a cuestiones de conciencia. Las acciones juzgadas en este juicio no determinan la salvación que es solo por la fe (Efesios 2:8-9), sino que es el tiempo en el que los creyentes deben dar cuenta de sus vidas en su servicio para Cristo. 

Nuestra posición en Cristo es el "fundamento" mencionado en 1 Corintios 3:11-15, y lo que usamos para edificar sobre ese fundamento es: 
No hay ninguna descripción de la foto disponible.a) el "oro, plata y piedras preciosas " de las buenas obras en el nombre de Cristo, la obediencia y la utilidad. Todo ello como un dedicado servicio espiritual para glorificar a Dios y edificar a la Iglesia. 
b) O la "madera, heno y hojarasca" de la actividad inútil, frívola, y superficial, sin valor espiritual. El Tribunal de Cristo revelará esto.

El oro, plata y piedras preciosas en las vidas de los creyentes sobrevivirán al fuego purificador de Dios (verso 13), y los creyentes serán recompensados en base a esas buenas obras, es decir, cómo fielmente servimos a Cristo (1 Corintios 9:4-27), cómo obedecimos la Gran Comisión (Mateo 28:19-20), cómo fuimos victoriosos sobre el pecado (Romanos 6:1-4), cómo controlamos nuestras lenguas (Santiago 3:1-9), etc. Habremos de dar cuenta por nuestras acciones, si eran verdaderamente indicativas de nuestra posición en Cristo. El fuego del juicio de Dios quemará completamente la "madera, heno y hojarasca" de las palabras que hablamos y las cosas que hicimos, que no tuvieron ningún valor eterno. "De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí." (Romanos 14:12).

Diferencia entre Adán y Jesucristo

No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir. Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo”. Romanos 5:14-15
Pablo establece la diferencia entre Adán y Jesús
En este pasaje, Pablo habla de la gran diferencia que hubo entre Adán y Jesucristo. Casi cualquier persona conoce la historia subyacente de nuestra caída, sea esa persona cristiana o no. Somos una raza caída, que se encuentra en esta condición debido al pecado del primer hombre en la tierra.
Resultado de imagen de Diferencia entre Adán y JesucristoAdán desobedeció a Dios, después se escondió de él y finalmente le echó la culpa de su pecado a su mujer Eva. Todo esto provocó la desgracia y trajo la muerte al mundo. Además, fuimos destituidos de la gloria de Dios y el pecado entró al mundo, y así hasta el día de hoy, el pecado, está presente en el mundo.
Pero Pablo menciona una esperanza. Un segundo Adán creado por Dios, de forma tal, que gracias a este segundo Adán, la humanidad es capaz de volver a reconciliarse con Dios por medio de Él. Gracias a su obediencia a Dios y amor a nosotros, somos justificados delante de la presencia de Dios, por gracia y no por obras (Efesios 2:8-9).
¿Por qué pecó Adán y se llevó todo consigo?
Al principio Dios hizo todo perfecto, puro y santo. Adán fue el primer hombre que Dios creó, y lo creó para que lo adorase, labrara el jardín del Edén, pusiese nombre a los animales y viviera en libertad. Solo le hizo una única prohibición y fue que no podía comer de uno de los árboles del jardín, la cual, junto con su esposa Eva, desobedeció (Génesis 3:6).
En realidad Adán no desobedeció directamente a Dios al pie de la letra, es decir, él no fue a buscar del árbol del fruto prohibido por su cuenta. Sino que fue su esposa Eva, tentada por la serpiente, quien le dio de comer del fruto del árbol. Sin embargo, esto era algo que Adán debió reconocer, que aunque no lo cogiese él, debió negarse a comerlo. Dios se lo prohibió, fuese de la forma que fuese.
Aun así, Adán y su mujer pecaron. Después se fueron a esconder de Dios, y Adán le echó la culpa a su mujer de su pecado. Pero no solamente eso. Adán incluso le echó la culpa a Dios mismo, diciéndole: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí” (Génesis 3:12)