domingo, 20 de septiembre de 2015

El Milagro De La Primavera

Las estaciones del año son una muestra del milagro de la creatividad, bondad y misericordia divina. Dios siempre nos sorprende.
Él rompe la rutina produciendo el milagro. Con Él hay un nuevo comienzo. Después de una noche oscura, el Señor nos da un maravilloso día; después de una época fría, una calurosa bienvenida. Después de unas lágrimas que ruedan por nuestras mejillas, una sonrisa de esperanza, después de un tropezón vergonzoso, el aliento de un nuevo comienzo. Siempre nos dice: “Vuelve a hacerlo hasta que lo hagas bien.
La primavera nos recuerda la sorpresa de un nuevo comienzo, los colores resplandecientes después de unos grises y negros nubarrones.
En el libro "Las cuatro estaciones del matrimonio" vemos: “En la naturaleza la primavera viene con polen. Si las personas maldicen el polen, se sabe que la primavera no es su estación favorita del año. Pero si hablan de forma optimista, de flores y mariposas (aunque el polen las haga estornudar), se sabe que les encanta la primavera. Aun en la primavera puede haber dificultades, pero la actitud que prevalece es anticipar el crecimiento más que la desesperación.
Cuando fomentamos las actitudes primaverales como el optimismo, la gratitud, el amor y la confianza, disfrutaremos de los brotes fragantes de la primavera”.
Después de momentos no muy resplandecientes podemos ver germinar la esperanza. Así lo expresó el autor del Cantar de Los Cantares cuando dijo: “Mi amante me dijo: ¡Levántate, amada mía! ¡Ven conmigo, mi bella mujer! Mira, el invierno se acabó y las lluvias ya pasaron. Las flores están brotando,
 ha llegado la temporada de los pájaros cantores; y el arrullo de las tórtolas llena el aire. Las higueras comienzan a formar su fruto, y las vides fragantes están en flor.
¡Levántate, amada mía! ¡Ven conmigo, mi bella mujer!" Cantares 2:10-13.
Aunque tu invierno haya sido muy duro, puedes tener esperanza porque Dios siempre trae una nueva primavera.

Obreros de Cristo

Os recomiendo, además, a nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo. Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su vida por mí; a los cuales no solo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles. Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo. Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros. Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo. Saludad a Amplias, amado mío en el Señor. Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo Jesús, y a Estaquis, amado mío. Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo. Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, los cuales están en el Señor. Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor. Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía. Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermas, a Patrobas, a Hermes y a los hermanos que están con ellos. Saludad a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los santos que están con ellos. Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.”
Romanos 16:1-16
 Pablo, al finalizar su carta a los Romanos, envía saludos específicos a veintiséis hermanos de esa iglesia: 1) Priscila, 2) Aquila, 3) Epeneto, 4) María, 5) Andrónico 6) Junias, 7) Amplias, 8) Urbano, 9) Estaquis, 10) Apeles, 11) Aristóbulo 12) Herodión, 13) Narciso, 14) Trifena, 15) Trifosa, 16) Pérsida, 17) Rufo, 18) Asíncrito, 19) Flegonte, 20) Hermas, 21) Patrobas, 22) Hermes, 23) Filólogo, 24) Julia, 25) Nereo, y 26) Olimpos. 
Al observar esa lista de veintiséis nombres, los estudiosos señalan que los saludos de Pablo fueron para romanos y griegos, para judíos y gentiles, para hombres y mujeres, para esclavos y ciudadanos prominentes. Esta mención de nombres nos atestigua que en la iglesia primitiva se había trascendido las líneas culturales, sociales y económicas. Pablo, al escribirle a la iglesia en Galacia, expresa en Gálatas 3:28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”
Es interesante hacer notar que al enviar esos saludos, Pablo indica algunas características de las personas que menciona. Resulta interesante, porque Pablo, al escribir en 1 Corintios sobre el problema de la división en la iglesia, señala que él había bautizado a Crispo, a Gayo y a la familia de Estéfanas, pero que no sabía si había bautizado a alguno más en esa iglesia. (1 Corintios 1:14-16) Mas aquí en Roma, en que se supone que, al momento de escribir esta carta, Pablo no había estado allí, a pesar de eso menciona situaciones específicas de la labor que esas personas habían realizado.
El único conocimiento que la iglesia presente tiene de la labor de esas personas, en muchas ocasiones hubiese sido desconocida si Pablo no las mencionase en estos saludos. Hubiesen sido obreros de Cristo anónimos. Es más, algunos de ellos solamente conocemos su nombre porque están incluidos en esta lista.

La Constancia ayuda mucho

Mucho tiene que ver la persistencia con la constancia. Porque para ser constantes hay que tener el coraje suficiente de seguir intentándolo tras los fracasos o desaciertos. Se necesita firmeza y carácter, además de decisión, para no dejarse llevar por las dudas o los comentarios de personas negativas que, queriendo o sin querer, llevan al desaliento.
Esta palabra recuerda a Zaqueo quien tuvo la suficiente entereza, por su anhelo y necesidad, de querer ver a Jesús cuando pasaba por su ciudad; siendo pequeño de estatura, se subió a un árbol. Lo que también rememora la anécdota de la ranita, que no hacía caso a los comentarios de sus demás compañeras, y pudo llegar a la meta cuando salió del lugar pegajoso donde se encontraba. Lo curioso del caso es que ella pudo, pues cuando se dieron cuenta era sorda. Y a veces tenemos que hacernos los sordos, o los despistados, y así poder mantenernos en la posición correcta y seguir encaminados hacia la realización de los proyectos que anhelamos sean concretados. Poseer esta característica no siempre es fácil, de hecho son más los que abandonan o se convierten en desertores de sus sueños, que los que tienen el coraje de seguir persistiendo. Esto se debe a que ser constante implica que debemos ser disciplinados, como los soldados.

Favor sobrenatural

Cuando comencé a ministrar por primera vez, estaba asustada. Tenía miedo de ser rechazada. En aquellos días, para una mujer hacer lo que yo hacía no era tan habitual como hoy, tiempo en el que las mujeres predicadoras son aceptadas más generalmente. Así que, me incliné hacia atrás para hablar y me comporté de la manera que pensé que se esperaba de mí.
Mi problema era que estaba tratando de ganar el favor natural, y mi trabajo no funcionó como quería. Tratar de obtener el favor por usted mismo no es solamente un arduo trabajo, sino que es muchas veces inútil. Mientras usted más se esfuerza, menos personas son atraídas hacia usted.
gods handEn ese momento, yo no sabía nada acerca del favor sobrenatural. Yo no sabía que este favor es una parte de la gracia. De hecho, en el Nuevo Testamento las palabras gracia favor están ambas traducidas de la misma palabra en griego: charis. Así que, la gracia de Dios es el favor de Dios. Y la gracia de Dios hace que cosas que necesitan pasar en nuestras vidas, pasen a través del canal de nuestra fe. Es el poder de Dios viniendo a través de nuestra fe, el que hace lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos. No es por el poder humano o por la fuerza humana, sino por el Espíritu Santo por el que recibimos favor. Es por el Espíritu Santo como se encuentra favor o gracia para el hombre.
Una vez que usted le cree a Dios por gracia sobrenatural, eso alivia el estrés que se acumula en usted. En lugar de tratar de hacer todo por usted mismo, simplemente hágalo lo mejor posible y deje los resultados a Dios.
Por otro lado, es preciso que establezca la distinción entre el favor natural y el favor sobrenatural, según se relaciona éste con el poder espiritual. El favor natural puede ser ganado, mientras el favor sobrenatural y el poder no pueden.
Si su trabajo es lo suficientemente arduo y prolongado, puede tener gente que guste de usted y lo acepte la mayor parte del tiempo. Pero esa aceptación debe ser mantenida, y ahí es donde la mayoría de las personas tienen problemas. Decir y hacer todas las cosas correctas se convierte en una forma de atadura.