sábado, 4 de mayo de 2013

Dios mío - Oración - Vídeo

Ayúdame a decir la palabra de la verdad en la cara de los fuertes, y a no mentir para congraciarme el aplauso de los débiles. Si me das dinero, no tomes mi felicidad,y si me das fuerzas, no quites mi raciocinio. Si me das éxito no me quites la humildad, si me das humildad, no quites mi dignidad. Ayúdame a conocer la otra cara de la imagen, y no me dejes acusar a mis adversarios, tachándoles de traidores porque no comparten mi criterio. Enséñame a amar a los demás como me amo a mí mismo, y a juzgarme como lo hago con los demás. No me dejes embriagar con el éxito cuando lo logre, ni desesperarme si fracaso. Enséñame que la tolerancia es el más alto grado de la fuerza y que el deseo de venganza es la primera manifestación de la debilidad. Si me despojas del don de la salud, déjame la gracia de la fe. Si hago daño a la gente, dame la fuerza de la disculpa, y si la gente me hace daño, dame la fuerza del perdón y la clemencia.
DIOS MÍO... SI YO ME OLVIDO DE TI, ¡ TÚ NO TE  OLVIDES DE MÍ

“Carpe diem” - Ánimo en mensaje


Según Wikipedia, "Carpe diem" es una locución latina que literalmente significa “aprovecha el día”, o "aprovecha el momento, no lo malgastes". La traducción menos literal y más comprensible para el hablante moderno sería “Aprovecha el día y no confíes en el mañana”. Se puede entender como “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” o también como “vive cada momento de tu vida como si fuese el último”.
Deberíamos aprovechar y disfrutar cada día de nuestras vidas como si fuera el primero y también el último; esperándolo con energía, alegría, ganas de aprender y vivir. No queriendo que se acabe porque ha sido demasiado bueno para dejarlo pasar u olvidar. Disfrutando de todas las cosas, desde las más sencillas hasta las más sofisticadas.

Debemos disfrutar con la gente que amamos, decir más las palabras “te quiero”, ser más agradecidos y agradables. También debemos intentar sonreír más, restando tristezas y multiplicando alegrías. Abrazando y besando más, discutiendo menos y siendo más positivos.

Debemos ver cada día como uno que nos ofrece la oportunidad de amar, corregir y vivir con intensidad; de acercarnos más a Dios, con entusiasmo, en intimidad, y siendo Él nuestro primer gran amor. Hablándole sin miedos y construyendo sueños. Pero haciendo las cosas consecuentemente. No se trata de perder el tiempo y una filosofía de vida simple y barata, donde se malinterprete el concepto y se utilice para hacer cosas vanas, como por ejemplo, el absurdo de hace unos días, que a alguien se le ocurrió dar la fecha del fin del mundo. Muchos dejaron de pagar las cuentas, abandonaron o renunciaron a sus trabajos, se fueron a hacer viajes que realmente no podían y ahora deben estar pasando una de las más grandes depresiones de su vida.
¡No es eso! Se trata más bien de que tomemos conciencia de aprovechar el día al máximo; es compartir, tratar de vivir sin acumular sentimientos y cosas que hacen que los días se conviertan en rutinarios, poco atractivos y martirizantes. Es vivir en una libertad que sientes en el alma y se transmite hacia fuera, porque estás en paz contigo mismo y con los demás.

Entonces, qué más puedo yo desearles, sino que disfruten sus días al máximo y que lo aprovechen de la mejor manera posible. Cuando algo malo quiera pasar y pasen por tu mente ideas queriendo enfurecerte o entristecerte, recuerda la palabra “Carpe diem” y piensa que cada día puedes escoger con qué actitud vivir.

¡Dios te Bendiga!

Me siento cansado - Devocional - Vídeo

Nadie puede negar que también en la vida cristiana llegan momentos en los que nos sentimos cansados. Cansados quizá de esperar una respuesta, cansados de los problemas constantes que experimentamos, cansados de ser buenos y no ver los resultados que quisiéramos o cansados de tratar de hacer bien todo y pasar desapercibidos para todos, e incluso creemos que también para Dios.
El cansancio muchas veces puede llevarnos a alejarnos de Dios aun estando “cerca de Él”, porque no se necesita estar lejos de la Iglesia o del servicio a Dios para estar lejos de Dios. Muchas veces puedes ser el mejor servidor de tu Iglesia, y sin embargo puede que espiritualmente estés lejos de Dios.
Sentirse cansado es hasta cierto punto normal, y es que a veces el mismo cansancio físico se traslada al ámbito espiritual; por este motivo muchas veces dejamos de orar, dejamos de leer la Biblia, de congregarnos o de hacer ciertas actividades que nos alimentaban y fortalecían espiritualmente.
¿Te sientes cansado?, ¿ya no le encuentras gusto a las cosas espirituales?, ¿sientes que ya no eres el mismo?. Quizá alguna de estas preguntas sea directamente para ti y seguro, que si estás leyendo esto es porque necesitas que Dios hable a tu vida, porque tienes la necesidad imperiosa de volver a aquel estado, en el que te sentías muy bien delante de Dios.

¿Qué hago para volver a sentirme bien con Dios y conmigo mismo?

Primero: Debes entender que necesitas recuperar los hábitos espirituales que te alimentaban y fortalecían. Quizá tú digas: “Es que no puedo, siempre que lo intento no puedo”. Siendo sinceros, que debemos serlo siempre, cuando dejamos de orar o de leer la Biblia, se nos hace más difícil volver al ritmo de oración o lectura que antes teníamos, pero esto sólo lo vamos a vencer ORANDO y LEYENDO. Por mucho que te cueste, ¡HAZLO! Si no lo haces, nunca vas a forjar ese excelente hábito. La Biblia dice: “No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.” Romanos 12:21 (Nueva Traducción Viviente).

¿Por qué hago lo que hago? - Crecimiento personal-espiritual

 ”Es más fácil desintegrar un átomo que un preconcepto” - Albert Einstein.
Esta es una pregunta que muchas personas se han hecho alguna vez en la vida, comienzan a cuestionarse si podrían hacerlo de otra manera y surge lo que se llama “paradigma”. Quizás para muchos sea un término nuevo, sin embargo vivimos con muchos paradigmas conocidos.
Un paradigma es un modo de ver la realidad que nos sirve de marco o modelo de referencia. Stephen Covey en su libro de Los 7 Hábitos dice que: “El modo como vemos las cosas (paradigmas), es el origen del modo en que pensamos y del modo en que actuamos. Todos pensamos que vemos las cosas como son, que somos objetivos, pero no es así. Vemos el mundo no como es, sino como somos nosotros”. Es decir, que veo el mundo de acuerdo a como soy, o de acuerdo a lo que yo piense de mí. ¿Qué pienso de mí? ¿Pienso que soy un ganador en la vida o un perdedor? De acuerdo a lo que yo piense, de esa manera voy a actuar.
Tenemos muchos paradigmas, inclusive hasta para relacionarnos con Dios, que no nos permiten alcanzar nuestro potencial y mucho menos disfrutar la vida en plenitud.
Hace siglos se pensaba que la Tierra era el centro del universo, que todo giraba alrededor de la tierra; luego se descubrió que era al contrario, que giraba alrededor del sol. Un paradigma que se rompió era que para ser salvo había que ser bueno, y Jesús, un excelente maestro, rompió el paradigma y le dijo al ladrón que estaba a su izquierda que hoy estaría en el paraíso. Para ser salvo sólo hay que creer en Jesús, que es el camino, la verdad y la vida.
¿Cuáles son los paradigmas que tienes acerca de ti?
Algunos de los más comunes son: “No puedo cambiar”, “No puedo lograrlo”, “Funciona para otros pero no para mí”, “Soy torpe”, “Soy un fracasado”…
Hoy es un buen día para romper con los paradigmas que hay en tu vida. Tú puedes elegir cambiar hoy y comenzar a vivir de nuevo.
Hay una reflexión que muchos conocen, la de los cinco monos, que ilustra muy bien esto de los paradigmas.

¿De qué Tamaño? - Reflexiones - Vídeo

Un día, muy temprano, salió a pescar una persona contenta y con mucho ánimo, ya que presentía que pescaría mucho. Tenía todas las condiciones precisas para hacer una gran pesca.

Se montó en su bote, comenzó a remar y no muy lejos de la orilla, lanzó el ancla.
Preparó el hilo, la carnada..., pero antes de comenzar a pescar se puso en pie y comenzó a hacer una oración a Dios, dando gracias por un día tan precioso y por la gran cantidad de piezas que había ese día.
Acto seguido, comenzó a pescar.
Mientras pescaba, a pocos metros de distancia había una persona observándole con mucha atención.
Esta persona notaba que cuando el pescador cogía un pez, lo media y decía: “Este mide 15 centímetros”; lo sacaba y lo colocaba en una cesta donde acomodaría toda la pesca del día, y continuaba pescando.
Luego sacó otro pez, y haciendo lo mismo dijo: “Este mide 16 cm.”; lo echó en la cesta y continuó su pesca.
El observador notó que el siguiente pez que el pescador sacó era muy grande, más del triple de los que había sacado anteriormente, y se sorprendió al  oírle decir: “Este mide mucho”, al tiempo que lo devolvió al agua.
Este patrón fue repetido en varias ocasiones, lo que llamó la atención de tal manera al observador, que decidido, comenzó a remar acercándose sutilmente al bote; saludando al pescador le preguntó: 
-”He visto que ha tenido muy buena pesca, pero he notado que los peces muy grandes los devuelve al agua. ¿Por qué siendo tan grandes los devuelve y no hace esto con los de menor medida?
-El pescador contestó: ” Lo que sucede es que los peces grandes no caben en mi sartén, que sólo mide 16 centímetros”.
Reflexión: A veces pedimos a Dios grandes bendiciones y no estamos preparados para recibir todo lo bueno que Él tiene para nosotros. Debemos expandir nuestra mente, para poder recibir las cosas grandes que Dios nos tiene preparadas.
Pide con fe, y espera con la certeza de que Dios te escucha… y que eres su hijo muy amado. Recuerda que nada es mucho para el que AMA.
Mateo 25:21 (Reina-Valera 1960)
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.