Estás cansado de luchar contra ese mismo aspecto de tu vida y en muchas ocasiones pediste perdón, en otras muchas prometiste no volverlo a hacer. Te mantuviste firme muchos días y sentías que por fin lo habías superado, pero de pronto te relajaste, permitiste seducirte por lo mismo y volviste a caer.
Tienes un sentimiento de impotencia, pues aunque quieres hacer las cosas bien, pero tarde o temprano siempre terminas cediendo. Ya no sabes qué más hacer, te sientes casi vencido y sin nada que pueda ser un revulsivo para salir adelante.
Te sientas delante de tu computador esperando que haya una Palabra para ti, y antes de abrir el correo electrónico dices: “Señor necesito una Palabra tuya”.
Dios tenía preparado este momento, no es una coincidencia ni mucho menos un invento. Dios sabía que a esta hora ibas a venir de esta manera: “Cansado de luchar con lo mismo y esperando que Dios te hablara de una manera sobrenatural”.
En la agenda de Dios estaba, este día, a esta hora y de la manera que está siendo; no es un sueño, no es un invento, menos una casualidad, es porque tenía que ser de esta manera.
En la agenda de Dios estaba, este día, a esta hora y de la manera que está siendo; no es un sueño, no es un invento, menos una casualidad, es porque tenía que ser de esta manera.