domingo, 28 de julio de 2013

¿Cansado de luchar con lo mismo? - Devocional aliento - Vídeo

Estás cansado de luchar contra ese mismo aspecto de tu vida y en muchas ocasiones pediste perdón, en otras muchas prometiste no volverlo a hacer. Te mantuviste firme muchos días y sentías que por fin lo habías superado, pero de pronto te relajaste, permitiste seducirte por lo mismo y volviste a caer.
love,flowers,Te ves en el espejo y te das cuenta de que estás cansado de luchar con lo mismo y no poderlo superar; por un momento crees que no puedes ser parte del Reino de los Cielos de esta manera. Tú mismo te destituyes creyendo que no mereces nada más de Dios.
Tienes un sentimiento de impotencia, pues aunque quieres hacer las cosas bien, pero tarde o temprano siempre terminas cediendo. Ya no sabes qué más hacer, te sientes casi vencido y sin nada que pueda ser un revulsivo para salir adelante.
Te sientas delante de tu computador esperando que haya una Palabra para ti, y antes de abrir el correo electrónico dices: “Señor necesito una Palabra tuya”.
Dios tenía preparado este momento, no es una coincidencia ni mucho menos un invento. Dios sabía que a esta hora ibas a venir de esta manera: “Cansado de luchar con lo mismo y esperando que Dios te hablara de una manera sobrenatural”.
En la agenda de Dios estaba, este día, a esta hora y de la manera que está siendo; no es un sueño, no es un invento, menos una casualidad, es porque tenía que ser de esta manera.

Tres actitudes que nos llevarán a alargar el tiempo de respuesta - Devocionales, reflexión

No hay duda de que Dios tiene escrito un plan perfecto para nuestra vida, pero, ¿hasta dónde podemos interferir para que esos planes no se lleven a cabo en el tiempo y circunstancias estipuladas?
Hay algo que la mayoría de nosotros padecemos y es que nos es muy difícil esperar, somos muy desesperados; tal parece que la palabra “ESPERAR” significa toda una eternidad y es allí cuando la desesperación nos impulsa a tomar decisiones consecuentes, más de la falta de capacidad de esperar, que por ser acertadas.
Hay, por lo menos tres cosas, que harán que los planes que Dios tiene para nosotros tarden más de lo estipulado para que lleguen a concretarse:
Primero: Querer darle una ayudadita a Dios. El mejor ejemplo de esto se encuentra en la historia de Abraham y Sara. Dios le había hecho la promesa a Abraham de que su descendencia seria como la arena del mar y las estrellas de los cielos: incontables. Sin embargo, ellos tenían en contra varias situaciones: una de ellas la edad de Sara, que ya no era propicia para quedar embarazada, y es más, cuenta la Biblia que Sara ya había cesado en su período, o sea, que físicamente ya no era apta para quedar embarazada; si a esto le sumamos que en su etapa de “fertilidad” tampoco pudo quedar embarazada debido a su incipiente infertilidad, podemos concluir que era imposible que la promesa de Dios pudiera cumplirse en términos humanos y físicos. 
Por ello Sara tuvo la “brillante idea” de darle una ayudadita a Dios, propuso a su esposo acostarse con su criada Agar y dejarla embarazada: “Abram hacía ya diez años que vivía en Canaán, y su esposa Sarai aún no había podido tener hijos. Pero como ella tenía una esclava egipcia que se llamaba Agar, le propuso a su esposo: Abram, como Dios no me deja tener hijos, acuéstate con mi esclava y ten relaciones sexuales con ella. Según nuestras costumbres, cuando ella tenga un hijo ese niño será mío, porque ella es mi esclava. Abram estuvo de acuerdo. Entonces Sarai tomó a su esclava y se la entregó a su esposo. Abram se acostó con Agar, y ella quedó embarazada. Cuando Agar se dio cuenta de que iba a tener un hijo, comenzó a despreciar a Sarai. Entonces Sarai le reclamó a Abram: —Tú tienes la culpa de que Agar me trate con desprecio. Recuerda que fui yo quien te la entregó. Ahora resulta que como está embarazada, se siente superior a mí. Por eso Dios habrá de castigarte.” Génesis 16:1-5 (Traducción en lenguaje actual). 

Etapas - Ánimo en mensaje - Vídeo

etapas
Cuando era pequeña de edad siempre imaginaba mi futuro como en una película de Hollywood. Creía que estudiaría en la Universidad una carrera muy difícil, que rápidamente tendría un trabajo que me generaría altos ingresos, que tendría un marido, hijos, una casa y posiblemente un perro. 
Cuando era niña estaba segura que el futuro que me esperaba era extraordinariamente prometedor, pero sobretodo, instantáneo. No pensaba en que conseguir todo lo que entonces deseaba requeriría mucho esfuerzo, sacrificio, pero también muchísimo tiempo. Siempre fantaseaba sobre mi futuro, hasta me imaginaba vestida con la ropa de ir a trabajar y los tacones que usaría. Siempre pensaba que lo que iba a venir era mucho mejor que lo que ya estaba viviendo.

Con el paso de los años, y al ir adquiriendo un juicio adecuado a la realidad, me di cuenta que el crecer no era tan sencillo; sin embargo, siendo niña quería ser mayor para “tener mi familia y mis cosas”, razonamiento típico que se instala aún con más fuerza en la adolescencia.

Mientras fui estudiante universitaria siempre soñaba con el día en que podría trabajar en lo que me apasionaba, en que podría viajar por el mundo, vestirme con la ropa que soñaba y comenzar a formar una familia. Siempre mirando en prospectiva. Al salir de la universidad y enfrentarme al mundo laboral, sufrí la segunda “muerte” del “mundo justo” y me di cuenta de que la “realidad”, fuera de las cuatro paredes de una facultad, era muy distinta y que por mucho que amara la profesión, habría momentos en que querría salir corriendo.

Amigos con derecho - Devocional aliento

Los amigos con derecho dejan heridas muy profundas en el corazón.

¿Con derecho a qué?, es la pregunta que le hago a aquellas personas que dicen tener amigos con derecho. Recuerdo a unos jóvenes de mi ciudad que se hicieron “amigos con derecho”. Con derecho a besarse, a manosearse, con derecho a cometer fornicación, a ser irrespetuosos entre ellos, y hoy día, producto de esa amistad con derecho, hay una criatura según ellos no deseada. Los verdaderos amigos con derecho son aquellos que tienen el derecho de respetarse, cuidarse y ayudarse mutuamente.
Muchos han entablado esas relaciones con derecho y el resultado han sido heridas, golpes, abusos y marcas, señales que todavía llevan dentro. Los llamados amigos con derecho no existen.
Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas Que te hacen divagar de las razones de sabiduría. Proverbios 19:27
Todo este tema ha sido originado por enseñanzas erróneas que escuchamos de otras personas. Y lo peor no es haberlas oído, sino ponerlas en práctica. ¿Cuál es tu propósito al tener un amigo(a) con derecho? Lo que a muchos les sucede es que no quieren tener compromisos formales en el orden establecido por Dios, así que por ello viven teniendo amistades con derecho. Sin embargo lo único que se logra a través de estas relaciones es herir el corazón de la otra persona, jugar con sus sentimientos y formar una falsa ilusión de algo que sólo es un pasatiempo. ¿Hasta cuándo vas a vivir de la misma manera?

¡Él Murió por Mí! - Reflexiones - Vídeo

William y Mary Tanner estaban cruzando los rieles del ferrocarril cuando sucedió. El pie de Mary resbaló y se encajó entre el riel y el cruce para peatones de madera.
refle-tren25aElla trató frenéticamente de sacar el pie, al mismo tiempo que empezó a escuchar el ruido de un tren que se aproximaba. Sólo quedaban segundos, pues el expreso venía a toda prisa hacia ella por la curva. Will Tanner tiró de su pie desesperadamente tratando de liberarla.
refle-tren25Cuando el tren se acercó más, el silbido sonó a todo volumen y los frenos chirriaron, Will la tomó en sus brazos.
Mientras la gente se estremecía horrorizada, el tren les pasó por encima.
Un testigo dijo que justo antes de que la máquina les golpeara escuchó al valiente hombre gritar: "¡Me voy a quedar contigo Mary!" ¡Ese sí que es un gran amor!
Esta historia me recuerda a nuestro Salvador, el cual nos amó con un amor que puede salvarnos (Juan 3:16).
La muerte se precipitó sobre Él mientras pendía en la cruz, y asumió la pena completa que nosotros merecíamos. Escuchó a personas gritarle que se salvara a Sí mismo y que bajara de la cruz (Mateo 27:40). Pero para salvar a los demás, Cristo optó por no salvarse a Sí mismo (v.42).
Con amor divino y sacrificado Jesús rehusó salvar su propia vida. Murió para poder perdonar nuestros pecados. Nuestro Salvador se quedó en la cruz: por ti y por mí.