El hombre que escucha, siempre podrá responder. Proverbios 21:28 (b)
La comunicación es un proceso mediante el que se transmite información de un agente a otro. Y para tener una comunicación efectiva se requiere al menos, un emisor, un mensaje y un receptor.
Hay un juego muy conocido que se llama “El teléfono”; sólo necesita 3 participantes, y consiste en que la primera persona lee un mensaje y se lo comunica a la segunda y ésta lo retransmite al oído de la tercera. Al final, se le pide a la última persona que diga en voz alta cuál era el mensaje. La mayoría de las veces llega distorsionado; mientras más personas participen, más modificaciones sufre el mensaje. Con este divertido juego, comprendemos que no sólo es importante hablar sino también escuchar, porque sólo así, podremos transmitir un mensaje fidedigno, tal y como es, sin aumentar ni quitar palabras.
Otro ejemplo de comunicación efectiva es cuando vamos al doctor. Nadie se retira del consultorio solamente, después de haberle indicado los síntomas y vuelve a su casa esperando mágicamente ser curado. Lo que hacemos es contarle al médico qué actividades realizamos, qué comimos las últimas semanas y qué tipo de malestar empezamos a sentir; con esta información, él empieza a revisarnos, nos manda realizar algún análisis, nos da un tratamiento y nos receta algún medicamento.
¿Cuántos de nosotros estamos acudiendo a Dios, sólo para pedirle que haga determinados milagros en nuestras vidas, sin darle la oportunidad de que nos hable y nos diga qué necesitamos hacer para reponernos de esta situación y seguir adelante?
¿Cuántos de nosotros estamos acudiendo a Dios, sólo para pedirle que haga determinados milagros en nuestras vidas, sin darle la oportunidad de que nos hable y nos diga qué necesitamos hacer para reponernos de esta situación y seguir adelante?