viernes, 24 de abril de 2020

¿Por qué tarda Dios en responder a nuestras oraciones?

¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? Salmo 13:1 

El tiempo de Dios es perfecto, para responder nuestras oraciones ...No hay duda de que todos quisiéramos que nuestro Dios respondiera inmediatamente nuestras oraciones, que no tuviéramos que esperar como normalmente pasa en nuestro mundo terrenal, pero el Reino de los Cielos no funciona de esta manera. 

En la palabra de Dios podemos ver normalmente a los seres humanos en que podemos sentirnos impacientes, incluso desesperados, por lo que consideramos una “Tardanza de Dios”. 
Nuestra lógica humana terrenal que nos hace sentirnos tan impacientes y ansiosos, nos dice: Si Dios es todopoderoso, si para Él no hay nada imposible, si Él tiene poder para cambiar mis circunstancias en este mismo momento, ¿por qué no lo hace? Esta pregunta seguramente es la que la mayoría de las personas se están haciendo en todo el mundo en este tiempo de pandemia, en la cual los cristianos no hemos cesado de orar y de clamar. Confiamos en su poder, en sus promesas, pero la respuesta de Dios aparentemente no llega, y entonces... ¿Por qué tarda Dios en responder? 

PRIMERAMENTE: Tenemos que comprender que nuestro Dios no se rige o se limita por nuestro tiempo. Dicho de otra manera, Dios no obra presionado por nuestro reloj o nuestro calendario, Él es eterno, como nos lo declara su palabra (2 Pedro 3:8) Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 
Esto nos debe hacer entender que nosotros no podemos regir a Dios, que Él no está bajo nuestro dominio. Nos recuerda que Él es Dios, y que nosotros debemos aceptar su voluntad y someternos a ella, no Él a la nuestra. 

¿Por qué Dios nos dio cuatro Evangelios?

Estas son algunas razones por las que Dios nos dio cuatro Evangelios en vez de uno:

(1) Para proporcionarnos una descripción más completa de Cristo. 

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Aunque toda la Biblia está inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16), Él utilizó autores humanos con diferentes trasfondos y personalidades para llevar a cabo Sus propósitos a través de sus escritos. Cada uno de los autores de los Evangelios tenía un propósito diferente con su Evangelio, y para cumplir esos propósitos, cada uno enfatizó diferentes aspectos de la persona y el ministerio de Jesucristo.

Mateo escribió para la audiencia hebrea, y uno de los propósitos de su Evangelio era mostrar, mediante la genealogía de Jesús y el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, que Él era el Mesías largamente esperado, y que por lo tanto, debía ser creído. El énfasis de Mateo estaba sobre Jesús como el Rey prometido, el “Hijo de David”, quien se sentaría para siempre sobre el trono de Israel (Mateo 9:27; 21:9).


Marcos, sobrino de Bernabé (Colosenses 4:10), fue un testigo ocular de los eventos en la vida de Cristo, habiendo sido también amigo del apóstol Pedro. Marcos escribió para la audiencia de gentiles, como se aprecia por su falta de inclusión de datos importantes para los lectores judíos (genealogías, controversias de Cristo con los líderes judíos de Sus días, referencias al Antiguo Testamento, etc.). Marcos enfatizó a Cristo como el Siervo sufriente. Aquel que no vino para ser servido sino para servir y dar Su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45).

El evangelista Lucas, el “médico amado” (Colosenses 4:14) y compañero del apóstol Pablo, escribió tanto el Evangelio de Lucas como los Hechos de los Apóstoles. Lucas es el único autor gentil del Nuevo Testamento. Desde mucho tiempo atrás, ya era aceptado como un diligente y erudito historiador, por aquellos que habían utilizado sus escritos en estudios históricos y genealógicos. Como historiador, él declara que es su intención escribir de forma ordenada la vida de Cristo, basada en los reportes de aquellos que fueron testigos oculares (Lucas 1:1-4). Dado que él escribió específicamente para el beneficio de Teófilo, aparentemente un gentil de cierto rango, su Evangelio fue redactado teniendo en mente a una audiencia gentil, y su intención era mostrar que la fe cristiana está basada en eventos históricamente fiables y verificables. Con frecuencia, Lucas se refiere a Cristo como “el Hijo del Hombre,” enfatizando Su humanidad, y comparte muchos detalles que no se encuentran en los relatos de los otros Evangelios.

El Evangelio de Juan, escrito por Juan el apóstol, es diferente a los otros tres Evangelios y posee un gran contenido teológico referente a la persona de Cristo y el significado de la fe. Con frecuencia se hace referencia a Mateo, Marcos y Lucas como los “Evangelios Sinópticos”, por su contenido y estilo similar, y porque en ellos se observa una sinopsis de la vida de Cristo. Mas el Evangelio de Juan comienza, no con el nacimiento de Jesús o Su ministerio terrenal, sino con la actividad y características del Hijo de Dios antes de hacerse hombre (Juan 1:14). El Evangelio de Juan enfatiza la deidad de Cristo, como se aprecia en su uso de frases como “El Verbo era Dios” (Juan 1:1), “el Salvador del Mundo” (Juan 4:42), el “Hijo de Dios” (usado repetidas veces), y “Señor y... Dios” (Juan 20:28).. En el Evangelio de Juan, Jesús también afirma Su deidad con muchas declaraciones del “Yo Soy.” La más notable entre ellas está en Juan 8:58, en donde Él asegura que “... antes que Abraham fuese, Yo Soy” (comparar con Éxodo 3:13-14). Pero Juan también enfatiza el hecho de la humanidad de Jesús, deseando mostrar el error de una secta religiosa de sus días, los gnósticos, quienes no creían en la humanidad de Cristo. La explicación de Juan sobre su propósito principal para escribirlo, está casi al final de su Evangelio: “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en Su nombre” (Juan 20:30-31).

Perfecto Amor

“Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”. Juan 15:10
Cuando pensamos en el perfecto amor del Padre no pensamos en que se encuentre relacionado con “guardar sus mandamientos”; pero, cuando nosotros guardamos sus mandamientos (obedecemos), como consecuencia, nos amamos unos a otros de la misma manera como Jesús nos ha amado. ¿Qué significa esto? ¿Cómo nos ama el Señor? Esta es la manera en la que debemos amarnos:
Resultado de imagen de perfecto amor1- Amor sacrificial (Juan 15:13), “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos”. Esta clase de amor está dispuesto a ceder nuestros derechos por el bien de alguien más.
2- Amor sincero (Romanos 12:9), El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo y seguid lo bueno. Debemos ser genuinos, auténticos al amar, despojándonos de toda hipocresía.
3- Amor servicial (Gálatas 5:13), “… sino servíos por amor los unos a los otros”. Cuando amamos como Cristo nos amó, no hay lugar para el egoísmo. Solo con un corazón desprovisto de éste es como podemos servir a los demás.
4- Paciente (Efesios 4:2), con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor. Todos somos diferentes, pero nuestras diferencias nos complementan. Por tanto, debemos soportarnos unos a otros y ser tolerantes con los demás, usando para ello ese amor paciente que el Padre nos da.
5- En unidad (Colosenses 2:2), Lucho para que sean consolados sus corazones y para que, unidos en amor, alcancen todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo”. El amor cubre multitud de faltas y nos permite caminar en unidad con nuestros hermanos, dejando a un lado todas aquellas cosas que nos separan.

¿Qué es el hombre?

Jehová, ¿qué es el hombre para que en él pienses,
o el hijo de hombre para que lo estimes?
 Salmos 144:3
De todos los análisis y las divagaciones en que me he encontrado inmerso, éste parece ser uno de los más intrascendentes; porque es muy difícil tener una apreciación objetiva de uno mismo, cuesta ser imparcial. No se puede ser juez y parte. Ser la imagen reflejada en un espejo, ser el espejo mismo, y además el espectador y dueño de ambos. Esto lleva a subestimar o a sobredimensionar, tanto los defectos como las virtudes de aquello que es el objeto de nuestro análisis.
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Como especialista patológico, admiré la capacidad creativa del autor, del artista, del diseñador y ejecutor de esta extraña y compleja maquinaria que es la humana, en todas y cada una de sus obras de arte; admiré el sello de exclusividad y la garantía de una calidad que trasciende los tiempos y las edades. Fascinado por el funcionamiento del hígado, del cerebro y del corazón; recogiendo huesos para estudiarlos; transitando en el enredo de kilómetros de arterias, venas y vasos capilares, surge la pregunta: “¿Qué es el hombre?”, pregunta que dividía mi alma en dos. Era como el separador entre dos hojas de un libro, ¡tan apasionante como indescifrable!
Entre la anatomía y la fisiología; entre la literatura y la filosofía; entre la materia y el espíritu; la medicina y la psicología, la pregunta: “¿Qué es el hombre?” es como la pregunta del millón. ¿Qué es el ser humano? ¿Es la mejor de las máquinas? ¿Es solo una bomba distribuidora de sangre? ¿Es el hombre solo un cerebro capaz de procesar información, como el disco duro de un ordenador? ¿Debemos pensar en el hombre como un riñón que filtra, un estómago que consume, un pulmón que ventila y un intestino que desecha?  Amanecer como espectador en la sala de urgencias de un hospital en busca de respuestas, puede ser la experiencia más frustrante o la más emocionante y elevadora.