
En la palabra de Dios podemos ver normalmente a los seres humanos en que podemos
sentirnos impacientes, incluso desesperados, por lo que consideramos una “Tardanza
de Dios”.
Nuestra lógica humana terrenal que nos hace sentirnos tan impacientes y ansiosos, nos dice: Si Dios es todopoderoso, si para Él no hay nada imposible, si Él tiene poder para cambiar mis circunstancias en este mismo momento, ¿por qué no lo hace? Esta pregunta seguramente es la que la mayoría de las personas se están haciendo en todo el mundo en este tiempo de pandemia, en la cual los cristianos no hemos cesado de orar y de clamar. Confiamos en su poder, en sus promesas, pero la respuesta de Dios aparentemente no llega, y entonces... ¿Por qué tarda Dios en responder?
PRIMERAMENTE: Tenemos que comprender que nuestro Dios no se rige o se limita por nuestro tiempo. Dicho de otra manera, Dios no obra presionado por nuestro reloj o nuestro calendario, Él es eterno, como nos lo declara su palabra (2 Pedro 3:8) Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
Esto nos debe hacer entender que nosotros no podemos regir a Dios, que Él no está bajo nuestro dominio. Nos recuerda que Él es Dios, y que nosotros debemos aceptar su voluntad y someternos a ella, no Él a la nuestra.
Nuestra lógica humana terrenal que nos hace sentirnos tan impacientes y ansiosos, nos dice: Si Dios es todopoderoso, si para Él no hay nada imposible, si Él tiene poder para cambiar mis circunstancias en este mismo momento, ¿por qué no lo hace? Esta pregunta seguramente es la que la mayoría de las personas se están haciendo en todo el mundo en este tiempo de pandemia, en la cual los cristianos no hemos cesado de orar y de clamar. Confiamos en su poder, en sus promesas, pero la respuesta de Dios aparentemente no llega, y entonces... ¿Por qué tarda Dios en responder?
PRIMERAMENTE: Tenemos que comprender que nuestro Dios no se rige o se limita por nuestro tiempo. Dicho de otra manera, Dios no obra presionado por nuestro reloj o nuestro calendario, Él es eterno, como nos lo declara su palabra (2 Pedro 3:8) Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
Esto nos debe hacer entender que nosotros no podemos regir a Dios, que Él no está bajo nuestro dominio. Nos recuerda que Él es Dios, y que nosotros debemos aceptar su voluntad y someternos a ella, no Él a la nuestra.