jueves, 20 de diciembre de 2018

Es necesario nacer de nuevo

El mundo se perdió debido a la desobediencia del hombre de los mandamientos y estatutos de Dios, y a la mala práctica de los fariseos de aquel entonces, que hacían leyes muy apartadas de la santidad que el Dios de los cielos exigía (Él mismo dijo: SED SANTOS PORQUE YO SOY SANTO); creando así tradiciones de hombres imponiendo sus ideas y dejando a un lado los mandatos de Dios. Había leyes como no comer sin lavarse las manos, cuando Jesús mismo dijo parafraseando: Ustedes lavan lo de afuera pero el interior donde mora el Espíritu de Dios está sucio. También dijo: lo que contamina al hombre no es lo que entra en el vientre sino lo que sale de la boca porque viene del corazón del hombre.
Un hombre fariseo, maestro del pueblo de Israel, vino a Jesús pues quería salvar su alma. Sabiendo y siendo consciente de que tal como vivía no era agradable a Dios, vio que en Jesús había algo... y por eso vino a Él por respuestas. Reconoció que Jesús era realmente quien decía ser y por eso, a escondidas de los demás fariseos por miedo a que lo echaran de la iglesia, vino a Jesús.
Juan 3: 1 – 5
1 Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los judíos. 2  Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabísabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no estuviere Dios con él3  Respondió Jesús, y le dijo: De ciertode cierto te digoque el que no naciere otra vez, no puede ver el Reino de Dios.
Si te percatas, al acercarse a Jesús, él no le preguntó nada; solo lo saludó y lo puso en el lugar que merecía Jesús de todo honor y gloria, reconociendo que Él era Dios. Quizá pienses que la respuesta que le dio Jesús era inapropiada, porque Nicodemo no le preguntó nada, pero Jesús dijo que el que no naciere otra vez, no puede ver el Reino de Dios. La respuesta de Jesús no era inapropiada porque Él sabía lo que había en el corazón de este hombre, sediento de ser diferente, cansado de su manera de vivir; quería ser diferente y Jesús le dio la respuesta que él buscaba, salir de toda esa monotonía que habían creado los sacerdotes. Él quería ser diferente, y esa es la enseñanza que Jesús nos dio, que seguirlo y servirle es una forma de vida diferente de humildad, amor y pasión por las almas, una vida apartada del mal que agrade a Dios. Tenemos que buscar en todo momento ser trasformados por el poder de Dios, porque todos los cristianos debemos sufrir una trasformación espiritual para llegar a agradar a Dios; para ver el reino de Dios es necesario que procuremos vivir a la manera de Dios, que trasformemos toda nuestra mala manera de vivir en una nueva forma de vida en Cristo Jesús.
  4  Le dice Nicodemo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede entrar otra vez en el vientre de su madrey nacer?
Nicodemo pregunta cómo se puede nacer de nuevo. Estaba convencido de que Jesús tenía la respuesta de una mejor forma de vida que agradara a Dios, y lo que él anhelaba y buscaba estaba cerca. Jesús es el camino, la verdad y la vida. Hoy en día es necesario que nosotros también seamos diferentes, que cambiemos nuestra forma de vivir, que saquemos de nuestro corazón todo lo fariseo que nos queda aún, y dejar que la palabra de Dios y la unción del Espíritu Santo vaya moldeando nuestro ser interior (mal carácter, ira, enojo, malas maneras de hablar y vivir, etc.). En ese momento, Nicodemo no entendió que el nacer de nuevo consiste en renovar nuestra mente y nuestro corazón, que cambiemos los malos hábitos y nuestra antigua forma de vida se convierta en una novedad de vida. En el versículo 3 y 5 se repite de cierto, de cierto te digo; cuando Dios habla dos veces es porque la orden es en serio, verdadera y debe cumplirse rápidamente.
5  Respondió Jesús: De ciertode cierto te digoque el que no naciere de agua y de Espírituno puede entrar en el Reino de Dios
Jesús le respondió que el que no naciere del agua..., porque la palabra de Dios es como el agua que limpia, porque cuando confrontas tu vida contra la palabra, esta te limpia de todo pecado, y agua porque tienes que bautizarte tal y como hizo Jesús en obediencia al Padre al iniciar su ministerio (es necesario bautizarse para arrepentimiento de nuestros pecados). En sí la vida del creyente trata de una relación íntima con Dios a través de Cristo Jesús, y de obediencia, como Jesús obedecida a Dios Padre en todo, y con el espíritu, porque es necesario que el Espíritu de Dios more en ti y recibas el bautismo del Espíritu Santo que te sella como propiedad de Dios.
2ª Corintios 1:22. Nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazóncomo garantía de sus promesas.
2ª Timoteo 2:19 No obstante, el sólido fundamento de Dios permanece firme, teniendo este sello“El Señor conoce a los que son Suyos,” y: “Que se aparte de la iniquidad todo aquél que menciona el nombre del Señor.

Cuento: El Gavilán y el Pollito

Esta es la historia de la amistad entre un gavilán y un pollito. El gavilán, como todos lo saben, se come a los pollos, se alimenta de carne. Un día el pollito paseaba por el campo, cuando vio al señor Gavilán atrapado en una red, y sin que nadie le dijera nada corrió a soltarlo. El gavilán muy agradecido se hizo amigo del pollito; le tomó un cariño muy especial al pollito, tanto es así que lo amaba y lo respetaba de tal forma que no hacía nada que lo dañara; pero un día la gallina se llenó de envidia al ver la gran amistad que existía entre los dos, y empezó a decirle al pollito: ten cuidado, que el gavilán siempre ha comido pollo, no sea que un día te coma; la gallina le repetía esto todos los días al pollito, por lo que este empezó a tener temor y a alejarse del gavilán. El gavilán no comprendía qué estaba pasando con su amistad, pues él seguía amando tanto al pollito que de ninguna manera le haría daño, sin embargó respetó la decisión del pollito de alejarse, aunque no sabía la razón por la que se rompía su gran amistad.
Cierto día, iba el pollito por el campo, cuando de repente le salió al paso un zorro y empezó a correr para cazarlo y comérselo. El gavilán, que pasaba por allí, se dio cuenta de lo que sucedía, y no importándole que el pollito ya no le hablara y que se hubiera alejado de él, inmediatamente se dejó caer sobre el zorro hiriéndolo y ahuyentándolo de tal forma que, para el pollito solo llegó a ser un gran susto; el pollito se dio cuenta de su gran amistad, y que los amigos de verdad nunca lo abandonan a uno ni en los momentos más difíciles, por peligrosos que estos sean. Desde ese día la amistad de ellos creció tanto que nada hizo que se rompiera nunca más.
Lo mismo pasa con las personas, que a veces se dejan de hablar como buenos amigos por chismes, envidias de terceros, diferencias sociales y creencias. No dejemos que otros destruyan a nuestros amigos, dejando de valorar la grandeza de la amistad o lo profundo que significa tener un amigo sincero de verdad.
Por ejemplo: Jesús, el Mejor y Gran amigo que dio su vida en la cruz del calvario para salvarnos. Sin conocernos, solo por ese gran amor que Él tuvo para nosotros, aunque a veces dejándonos llevar por el qué dirán o por qué pensarán de nosotros, nos alejamos de Él. Aun así, Él derramó su preciosa sangre para darnos vida eterna. Esto es algo que nunca debemos olvidar, el gran amor que Él tiene para sus amigos.

¿Por qué la gente rechaza a Jesús como su Salvador?

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Son diferentes las razones que esgrime la gente para rechazar a Cristo, pero estas cuatro muestran las categorías principales: 

(1) Algunas personas no piensan, y por supuesto tampoco creen, que necesitan un salvador. Esta gente se considera a sí misma como “básicamente buena” y no se dan cuenta de que ellos, al igual que todo el mundo, son pecadores y no pueden venir a Dios por sí mismos. Pero Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6). Aquellos que rechazan a Cristo nunca estarán con Dios y abogarán por su caso basados en sus propios méritos. 


(2) El miedo al rechazo social o a la persecución, desanima a algunas personas a declarar a Cristo como su Señor. Los que antes eran incrédulos, y ahora creyentes, en Juan 12:42-43, no confesaban a Cristo porque estaban más preocupados por su estatus entre sus semejantes que por hacer la voluntad de Dios: “Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.”

(3) Para otras personas, las cosas que les ofrece el mundo actual son más atractivas e importantes que las cosas eternas. Leemos la historia de un hombre así en Mateo 19:16-23. Este hombre no estaba dispuesto a perder sus posesiones terrenales a fin de ganar una relación eterna con Jesús. (Ver también 2 Corintios 4:16-18).

(4) Mucha gente simplemente resiste la luz del Espíritu Santo para convertirlos a la fe en Cristo. Esteban, un líder de la iglesia primitiva, les dijo a aquellos que estaban a punto de asesinarlo, “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo...” Hechos 7;51. El apóstol Pablo también hizo una declaración similar ante un grupo que rechazaba el evangelio en Hechos 28:23-27Habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndolos acerca de Jesús, tanto por la Ley de Moisés como por los Profetas. 24 Algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. 25 Como no estaban de acuerdo entre sí, al retirarse les dijo Pablo esta palabra:

—Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo:
26 »“Ve a este pueblo y diles: De oído oiréis y no entenderéis; y viendo veréis y no percibiréis,
27 porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos y oigan con los oídos, y entiendan de corazón y se conviertan, y yo los sane.”
Cualesquiera que sean las razones por las que la gente rechaza a Jesucristo, su rechazo tiene consecuencias eternas desastrosas. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12) Y aquellos que lo rechazan, por cualquiera que sea la razón, enfrentan una eternidad en las “tinieblas de afuera” del infierno, donde habrá “lloro y el crujir de dientes.” (Mateo 25:30)