Es muy bueno estar interesado en orar conforme a lo que la Biblia enseña.
La Biblia muestra que la oración debe ser dirigida al Padre en el nombre del Hijo y en el poder del Espíritu Santo.
Note lo que dijo Jesús en Juan 14:13-14 “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.”
Ahí está. La oración debe ser dirigida al Padre en el nombre del Hijo. Pero, ¿qué significa pedir en el nombre del Hijo? Esto no es simplemente decir: En el nombre de Jesús, antes de pronunciar el amén al final de la oración.
Pedir en el nombre de Jesús significa decir al Padre: Esto que estoy pidiendo es lo mismo que te pediría el Hijo. Esto que te estoy pidiendo es para que tu nombre sea glorificado, así como tu Hijo glorifica tu nombre. Esto que te estoy pidiendo es por los méritos de tu Hijo, porque yo no tengo ningún mérito para que sea escuchado y contestes mi pedido. Aquí es, precisamente ahora, donde "entra en juego" la persona del Espíritu Santo.
Es el Espíritu Santo quien nos guía a pedir conforme a los deseos de Cristo Jesús. También es el Espíritu Santo quien intercede a nuestro favor en la oración. Romanos 8:26 dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”