Cita Bíblica: Santiago 1:2-11
Estamos en una época en la que abundan nuestras promesas y compromisos. Estamos llenos de ánimo y nos sentimos poderosos para llevar a cabo cualquier empresa, como emprender algún negocio, o retomar algo que estábamos haciendo, o pensar en servir de mejor manera en nuestra iglesia...; pensamos y pensamos y luego, seguimos pensando. Abunda la frase “Esta vez sí…” pero llega el fin del año y nos sentimos frustrados por no haber realizado lo que planeábamos hacer y, llenos del sentimiento de culpabilidad, nos volvemos a comprometer con cosas que no vamos a cumplir; esto pasa una y otra vez en el ciclo de la vida de muchos de nosotros.
En mi iglesia, son frecuentes las palabras que se dicen acerca de 4 principios: “determinación, disciplina, compromiso y perseverancia”. ¡Cuánta falta nos hace al pueblo de Dios aplicar estos cuatro principios! Pero yo añadiría otro: Sabiduría.
Salomón define la sabiduría como un tesoro que todo hombre debe buscar con gran ímpetu y esfuerzo. Ahora bien, existen muchos filósofos a lo largo de la historia que han hablado de lo que, en su opinión, es la sabiduría; aunque nos basaremos en lo que Santiago define como “La sabiduría que viene de Dios”. Si tenemos temor de Dios y algo de prudencia..., ésta es la sabiduría que vale la pena tener.
Veamos, entonces, lo que habla Santiago en este pasaje. Es el comienzo para invitar a la sabiduría que viene de Dios a ser parte de su vida diaria:
1. La sabiduría que viene de Dios nos ayuda a ver las dificultades como oportunidades (versos 2 y 3):
En estos primeros dos versículos, Santiago dice que debemos estar gozosos cuando estemos en dificultades, porque cuando nuestra fe se pone a prueba produce perseverancia. La Biblia dice constantemente que la fe puesta a prueba es más valiosa que el oro.
Ahora, seamos sinceros con nosotros mismos: ¿Realmente saltamos de felicidad cuanto los problemas tocan la puerta de nuestra casa? ¿Somos lo suficientemente avispados como para decir “Dios, estoy en una situación difícil pero yo confío en ti y sé que me ayudarás”? ¿Realmente, cuando nos vemos frente a frente con la prueba, la vemos como una oportunidad para ser mejores y tener una fe más firme y valiosa?
Ahora, seamos sinceros con nosotros mismos: ¿Realmente saltamos de felicidad cuanto los problemas tocan la puerta de nuestra casa? ¿Somos lo suficientemente avispados como para decir “Dios, estoy en una situación difícil pero yo confío en ti y sé que me ayudarás”? ¿Realmente, cuando nos vemos frente a frente con la prueba, la vemos como una oportunidad para ser mejores y tener una fe más firme y valiosa?
Si su respuesta es negativa a estas preguntas, necesita la sabiduría de Dios para ver las dificultades desde una perspectiva diferente: La perspectiva de Dios.