lunes, 17 de marzo de 2014

Honor - Reflexiones

El ambiente estaba cargado de mucha tensión. Rosa Elliot llegó a la cuarta ronda del concurso nacional de ortografía en Washington. Se le había pedido a la pequeña de 11 años, de Carolina del Sur, que deletreara la palabra “admisión”. Ella lo hizo con su suave acento sureño, pero los jueces no fueron capaces de determinar si había pronunciado una “o” o una “a” como letra al lado de la última.
Debatieron entre sí varios minutos mientras escuchaban las grabaciones. Sin embargo, la letra decisiva tenía un acento demasiado marcado como para descifrarla. Finalmente el jefe de los jueces le preguntó a la única persona que conocía la respuesta.
- ¿Era una letra “a” o una “o” ?, le preguntó a Rosa. En ese momento, estando rodeada de jóvenes concursantes que murmuraban entre ellos, Rosa, que sabía el correcto deletreo de la palabra, tranquilamente, sin titubear, contestó que había pronunciado mal la palabra y se fue del escenario.
Todo el auditorio se puso de pie y aplaudió, incluyendo unos cincuenta reporteros gráficos. El momento fue emocionante y lleno de orgullo para sus padres. Aun vencida era victoriosa. En efecto, con el paso de los años, se escribió más acerca de Rosa Elliot que sobre el “desconocido” ganador del concurso.
Ser una persona que ama la verdad, aunque esta vaya en contra de uno, le reviste de gran honor…
…EL HONOR ES MEJOR QUE LOS HONORES...
I Samuel 2:30
…Porque yo honraré a los que me honran…
Salmos 25:21
…Integridad y rectitud me guarden; Porque en ti he esperado.
Salmos 84:11
…Porque sol y escudo es Dios: Gracia y gloria dará el Señor: No quitará el bien a los que en integridad andan.
Proverbios 20:7
…El justo que camina en su integridad, Bienaventurados serán sus hijos después de él…

El Señor es mi pastor y la protección divina

Los dos salmos, el 34 “La protección divina” y el 23 “Jehová es mi pastor”, tienen una propiedad o un nexo común, que es SU PROTECCIÓN. Porque el Señor no abandona a sus hijos. No lo hace, por supuesto, a los que le quieren, a sus siervos, a los que le temen. Pero, ya leído, analicemos un poco lo que nos dice:
 El Salmo 23, en mi modesta opinión el más excelso de los salmos, comienza así: “El Señor es mi pastor”.
Hay una notable confianza en esta frase. No hay un "sí condicional" ni un "pero", ni tampoco un "espero que…"; sino que dice: "El Señor es mi pastor."
Nos está diciendo que perseveremos en nuestra total confianza y dependencia de nuestro Padre Celestial.
La palabra más dulce de todas las de esta frase es el monosílabo "mi". No dice: "El Señor es el pastor del mundo en general, y guía a la multitud de su rebaño". No; por el contrario dice: "Dios es mi pastor". Aunque no fuera el pastor de nadie más, es, con todo, mi pastor; me cuida, me vigila y me guarda. Es decir, estamos bajo el cuidado del Señor. Cristo, verdaderamente, nos mantiene alejados de nuestros enemigos, del pecado. Pero Él será realmente dulce si entras en su rebaño, incluso a pesar de tus pecados.
Vengamos, pues, a Jesucristo; dejemos que Él sea ahora el pastor de nuestra alma. Que este pensamiento de que Jesucristo es dulce en su trato con todos los miembros de su rebaño, especialmente con los que pecaron, persuada los corazones de algunos pecadores a que entren en su redil. En el nombre de Jesús, amén.
Fdo. M. Gayo
 

¿Cómo sé si lo que hago es la Voluntad de Dios?

Nuestras decisiones, emprendimientos, relaciones, actividades etc.., todas deben ir acorde con la palabra de Dios
Esta es una pregunta que a todos nos martillea. Muchas personas, al vivir, toman decisiones, hacen cosas y experimentan quebrantamientos porque asumen que todo es la voluntad de Dios, pero luego dicen que cometieron un error y lo que al principio parecía ser voluntad de Dios terminó siendo del maligno. ¿Cómo sabemos si lo que hacemos es la Voluntad de Dios? ¿De qué forma puedo apercibirme que mis pisadas van de acuerdo a su Voluntad?
Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación, que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. 1 Tesalonicenses 4:3-7
Dios revela su Voluntad en su Palabra, y si lo que haces va de acuerdo a su Palabra, estás accionando según su voluntad. Por más atractiva, placentera o deleitosa que sea la actividad que realizas, si no va de acuerdo a la Palabra de Dios estás fuera de su Voluntad. Estar en su Voluntad requiere negar la nuestra para hacer la de Él, o sea, romper con lo que nos gusta para vivir de la manera que a Él le agrada. 
La consecuencia de que obres en la voluntad de Dios es “Santificación". Si lo que emprendes contribuye a mejorar tu relación con Él, a tu madurez y a tu crecimiento, entonces estás en el carril de su Voluntad pero, si por el contrario, es nocivo, destructivo y te separa de Él, entonces no vas en la senda correcta. 

Renuévame y Yo te busco

En la Biblia, en Colosenses 3:23 leemos: y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. No hace mucho tiempo pude adquirir, por correo electrónico, un vídeo musical del concierto que dirigió y cantó Marcos Witt en Puerto Rico, con motivo del 25 aniversario de su ministerio pastoral. Solamente decir que este hombre, aparte de cantautor cristiano excelente, es compositor, pastor y líder cristiano-evangélico.
¿Por qué incido en este versículo? Veamos: Cuando escuché este concierto realmente quedé estupefacto. Su impacto en mí fue tremendo. ¡Es… genial! Dentro de él, y las más de dos horas que dura, encontramos muchas canciones que jalonan la carrera musical de Marcos. Pero hay una, como bien reconoce él, que, para mi gusto y también para él, es de lo mejor y, seguramente, la más famosa. Se llama “Renuévame”.
“Renuévame” es una canción que compuso en 1.992 y es un canto de alabanza-adoración al Señor. En ella se oye la necesidad que tenemos de Él, que necesitamos que nos renueve. Necesitamos que cambie nuestra naturaleza pecadora por la suya, por su naturaleza espiritual. Dice que “todo lo que hay dentro de mí necesita ser cambiado, Señor; todo necesita más de ti”.
Esta canción dio la vuelta al mundo, se vendieron miles y miles de copias; hay múltiples versiones de ella, como la última precisamente en este concierto, una bachata, como le enseñó nuestro querido y admirado Juan Luis Guerra. Pero la mejor versión de todas es la de Dios, porque sólo Él sabe cómo hacer para que todo, absolutamente todo en nuestro corazón, sea cambiado y enfocado a Él.
Marcos la compuso con todo su corazón, como para el Señor, pero… cuando la acabó comprendió que, aunque verdaderamente excelsa, necesitaba un complemento, necesitaba algo más.

La Camisa - Reflexiones

Paco, de 8 años, entró en su casa después de clase, pisoteando fuerte. Su padre, que se dirigía al fondo, al verle entrar, le llamó para hablar. Paco le acompañó, intrigado.
Antes de que su padre hablara algo, Paco dijo irritado:
- Padre, estoy con muchísima rabia. Joaquín no debería haberme hecho lo que hizo. Su padre, un hombre sencillo pero sabio, escuchaba a su hijo mientras este seguía con su reclamo.
- Joaquín me humilló delante de mis amigos. ¡Me gustaría que le pasase algo malo!
El padre escuchó muy callado, mientras caminaba buscando una bolsa de carbón. Llevó la bolsa hasta el fondo y le dijo a Paco:
- Hijo, quiero hacerte una propuesta. Imaginemos que aquella camisa blanca que está en el tendedero es tu amigo Joaquín, y que cada trozo de carbón es un pensamiento malo que tú le envías. Quiero que arrojes todo este carbón a la camisa, hasta el último trozo, y dentro un rato vuelvo para ver como quedó.
Al niño le pareció un juego divertido, la camisa estaba colgada lejos y pocos trozos acertaban al blanco. El padre, que miraba todo, le preguntó:
- Hijo, ¿como estás ahora?
- Estoy cansado, pero feliz porque acerté muchos trozos de carbón en la camisa.
El padre miró a su hijo, que no entendía la razón de aquel juego, y dijo:
- Ven, quiero que veas una cosa.
El hijo fue hasta el cuarto y se miró en un gran espejo. ¡Qué susto! Paco sólo conseguía ver sus dientes y sus ojos. Su padre, entonces, le dijo:
- Viste que la camisa casi no se ensució…. pero fíjate en ti mismo. Las cosas malas que deseamos a los otros son como lo que te pasó a ti. Aunque consigamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos de éstos se quedan siempre en nosotros mismos.
Mateo 5:44
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.
Lucas 6:31
Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.