sábado, 9 de mayo de 2020

Amor perfecto

Todos necesitamos recordar cómo nos ama Jesús.
Independientemente de que lo hayas conocido durante toda tu vida o últimamente, la necesidad de que te hable del amor que te tiene es la misma. Con el ajetreo de la vida y el trabajo es fácil olvidar lo real que es, lo cercano que está, cuánto se interesa en todos los detalles de tu vida y el afán con que desea que conozcas Su corazón.

Tener confianza en cuánto nos ama Jesús no solo nos hace felices, sino que es una fuerza estabilizadora en nuestra vida.
Resultado de imagen de Amor perfecto de DiosCuando nos garantiza con frecuencia que nos ama, lo creemos y confiamos en ello, obtenemos una paz y seguridad que nos serena aunque afrontemos desilusiones, dificultades, sufrimientos o cualquier otra cosa que nos depare la vida.

Su amor es lo bastante fuerte para sacarnos adelante en toda dificultad. Es perdurable, digno de confianza y eterno.

Su amor es perfecto.
Es lo único en este mundo que es absolutamente perfecto. Hay muchas cosas que son bonitas, hermosas y maravillosas, pero nada es tan perfecto como Su amor. Vivimos en un mundo imperfecto, con humanos imperfectos y en circunstancias que dejan que desear, pero el amor de Él nos permite remontar las dificultades de la vida. Él es perfecto, igual que Su amor.

Su amor es gratuito.
No hay que esforzarse para obtenerlo ni tratar de demostrarle que lo merecemos. Eso también es bueno, porque todos pecamos y cometemos errores. Si tuviéramos que granjearnos el amor de Jesús, ninguno lo lograríamos, ya que todos somos humanos con debilidades parecidas y metemos la pata. Él, en Su divina providencia y sabiduría, lo sabía, y decidió amarnos sin compromisos.

Su amor es incondicional.
No solo nos ama cuando todo va bien. No solo cuando encaramos la vida con entusiasmo, cuando somos felices y obedientes, hacemos progresos espiritualmente o dejamos huella. Nos ama cuando estamos contentos y cuando estamos tristes. Nos ama cuando estamos enfermos y cuando estamos sanos. Nos ama cuando hacemos cosas dignas de Su alabanza y cuando hacemos otras que lo entristecen.
Maravilla pensar que no pone una sola condición para amarnos.

Su amor es eterno.
No es pan para hoy y hambre para mañana. El amor de Jesús no tiene fecha de caducidad. No nos lo pueden quitar ni robar. No se desgasta ni pasa de moda al cabo de unos años. Si bien es tradicional e histórico, al mismo tiempo es moderno y actual. Siempre está vigente. Nos amaba hasta antes de que lo conociéramos. Nos amó desde el principio de la vida y seguirá haciéndolo por la eternidad.

Con amor eterno te he amado; 
por tanto, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3b
Soy el pensamiento que albergas en la mente.
El sueño más profundo de tu corazón.
Tu compañero constante.
Voy dondequiera que vayas.
J E S Ú S

Rompe el silencio

"Pocas cosas se parecen tanto a la muerte como el silencio, y este lo sabe. Cuando no hay lugar para las palabras, es porque estas provienen del sinsentido, de lo inabordable. Eso que es imposible de decir y que se pierde en una oscuridad sin nombre. Solo hay un dolor mudo y lacerante, que se levanta como la última barrera ante la locura. Por eso su trabajo (el del escritor-denunciante) lo apasiona, lo seduce.… En cada historia se despliega una angustia que clama por ser acallada. Y, extraña paradoja, la angustia solo se silencia con palabras”.

Tiempo atrás, se conocieron las historias de algunas mujeres que habían sufrido durante años, maltrato y abuso sexual por parte de sus padres, desde pequeñas. Hechos, que no obstante haber ocurrido en diferentes y distantes lugares del mundo, fueron conocidos a través de los medios de comunicación y conmovieron a la opinión pública.
Las historias de esas víctimas, que durante años estuvieron sometidas al abuso, que eran esclavas del dolor y del terror, pero sobre todo presas del silencio, nos sacuden, nos conmueven.
Resultado de imagen de Rompe el silencioDe cada una de estas historias, emergen al menos, tres denominadores comunes: el silencio, la angustia, y la maldad, que, lejos de discernir entre unos y otros, hieren tanto a inocentes como a culpables. Un código de silencio envuelve tanto a víctimas como a victimarios, encerrándolos en un sentimiento de angustia y desolación, sumergiéndolos en una muerte en vida sin posibilidad de salida.

Los seres humanos, ante circunstancias adversas, tendemos a crear nuestras propias tumbas, sentimientos o creencias, y encerrarnos en ellas, sepultando con nosotros sueños, ilusiones y proyectos de vida.
Es la puerta del dolor. Un evento trágico, traumático, que, no importa su índole, produce una herida en lo profundo del alma. Una herida que a su manera, duele, sangra, no importando de qué lado de la vereda se encuentre -víctima o victimario-. Un punto de inflexión, una bisagra en la línea del tiempo que define un antes y un después.

Sin importar circunstancias ni tiempos, detrás de cada una de esas historias hay almas heridas. Almas con tobillos rotos, bloqueadas, imposibilitadas de caminar. No los tobillos de los pies, los del alma. Están literalmente estancadas. No caminan, pero no porque no quieran hacerlo. No lo hacen porque no pueden; a menos que abran la puerta de su alma, y alguien se presente y tenga a bien ayudarlos a salir, difícilmente lo van a poder hacer por sí mismas.
Alguien dijo que el silencio es la peor de las respuestas. Es algo parecido a la muerte. En pocas palabras: vivir encerrado en tu propia tumba amasando angustia, soportando el dolor. Pero la puerta del dolor debe ser abierta nuevamente. El dolor, justo por donde entró debe salir. No hay otro camino hacia la libertad.

Amado/a: si tu alma sufre, sin importar cuál sea la causa, es hora de que pidas a Dios que abra las puertas que deben ser abiertas. Luego, busca el consejo de pastores, maestros, profesionales de tu confianza que estén preparados para escucharte.

ROMPE EL CERROJO DE LA CÁRCEL DE TU SILENCIO.

Una nueva vida te espera.


Encontraré Los Tesoros Escondidos

“Te daré los tesoros escondidos y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre” Isaías 45:3
Hoy salgo a la vida para enfrentar cualquier clase de situaciones que podrían hacer estremecer mi pasos. ¿Cómo saldré con confianza? Cuando leo la palabra de Dios, encuentro en ella hermosos tesoros que vienen a fortalecer mi espíritu y a animarme en el trayecto diario. La palabra divina en ese momento, me da una de las promesas hermosas de Dios. Te daré los tesoros escondidos.
Resultado de imagen de Encontraré Los Tesoros EscondidosHoy muchos saldrán a las calles y autopistas desesperados, porque quieren encontrar tesoros que los hagan ricos y seguros según su propia concepción de la vida. Muchos terminarán este día cansados, angustiados y desesperados porque no pudieron lograr esos tesoros, pero la promesa de Dios para mí hoy es: Te daré los tesoros escondidos.
¿Qué tesoros escondidos promete Dios para mí hoy? Los tesoros de sus palabras y promesas divinas. NO hay tesoro más grande que el ser humano pueda disfrutar, que las promesas de Dios y las verdades que a través de su palabra vienen a nuestro corazón. Podemos tener dinero, cheques, tarjetas, cuentas bancarias y no tener ningún tesoro, porque el verdadero tesoro es el del corazón. Cuando diariamente llenamos nuestro corazón de su Palabra estamos atesorando para la vida eterna. Además, hoy el Señor promete darme los secretos muy guardados. Tesoros y secretos. ¿No es cierto que el hombre busca tesoros y secretos? Esos tesoros y esos secretos tienen un propósito. ¿Para qué quiere Dios darme tesoros y secretos? Para que sepa que Él es el Señor. Así lo dice el verso... Para que sepas que soy el Señor, el Dios de Israel, que te pongo nombre.
Los tesoros y los secretos que hoy encuentro en la Palabra no son para mí vanagloria y orgullo, son para que yo sepa quién es el Señor. Eso es lo que necesito. Hoy necesito saber quién es el Señor, y lo sé cuando encuentro sus tesoros escondidos y sus secretos bien guardados. Sus tesoros y sus secretos me revelarán su amor, su bondad, su misericordia y sus planes para mí.
Señor, Gracias porque tus promesas son dulces y especiales. Gracias por la fuerza de tu amor. Gracias porque en este día podré encontrar los tesoros escondidos y los secretos bien guardados, que están reservados para quienes los buscan. Yo sé, Señor, que los tesoros no se pueden encontrar si no hay esfuerzo y trabajo, y los secretos no se revelan si no hay discernimiento y dedicación. Ayúdame en este día para tener el arrojo, la fuerza, el trabajo, la diligencia y a apartarme con tu palabra para hallar lo que me has prometido.