domingo, 26 de febrero de 2017

DIOS es la solución

¿Qué tienen en común Jesús, Job, José, David y Josué? Que todos pasaron por grandes sufrimientos, fueron perseguidos, experimentaron lo que es el dolor, la tribulación. Ellos tuvieron que pasar por situaciones de extrema complejidad por alcanzar su verdadera bendición. ¿Acaso los problemas que tienes son más grandes que los que ellos tuvieron que afrontar?
Ellos entendieron que la clave está en confiar en Dios; y para alcanzar los sueños de Dios tenían que verse como Dios los vio, no como la gente los veía. Ahora, ¿eres lo que Dios dice que eres o lo que dice la gente? ¿Cómo te ves? ¿como un valiente y vencedor o como un cobarde y perdedor?
Dios es la solucionA estos siervos también les fallaron las personas, los traicionaron, algunos quedaron solos en medio de su dificultad, les tocó pasar por su propio "desierto", y su única ayuda fue Dios. Además fueron tentados, y en algunos casos tuvieron miedo.
Seguro que nuestros problemas no llegan a ser tan grandes como los que estos hombres tuvieron que pasar. ¿Podríamos comparar nuestros problemas con todo lo que pasó Jesús? ¨Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados¨ Isaías 53:4-5 (Reina-Valera 1960).
¿Aguantaríamos todo lo que le paso a Job?, ¿soportaríamos como lo hizo José? Pero Dios les prometió y les cumplió ¨Aún llenará tu boca de risa, y tus labios de júbilo.¨ Job 8:21 (Reina-Valera 1960).
¿Pasaríamos por un desierto como el de David? ¨Danos socorro contra el adversario, Porque vana es la ayuda del hombre. En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos.¨ Salmos 108:12-13 (Reina-Valera 1960).
¿Nos enfrentaríamos a la cantidad de ejércitos que venció Josué? ¨Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo. Josué 3:7 (Reina-Valera 1960).

La oración por los muertos

¿Pueden los vivos ayudar a los muertos cuando oran por ellos? De acuerdo a la doctrina católica, sí pueden:
“La comunión con los difuntos. La Iglesia, consciente de la comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones; ‘pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados’ (catecismo de la Ig. Católica). Nuestra oración por ellos no solo puede ayudarlos, sino que hace eficaz su intercesión por nosotros.
Resultado de imagen de La oración por los muertosPero en esta declaración hay tres afirmaciones que contradicen a la Biblia. Examinémoslas:
- “Es una idea santa y provechosa orar por los difuntos”.
Según la Palabra de Dios, no es santo ni provechoso orar por los difuntos. A los cristianos se les instruye a orar por los vivos, pero no hay ni un solo ejemplo de cristianos verdaderos que hayan orado por los muertos. Esta es otra tradición humana.
- La oración por los muertos puede ayudar a liberarlos de sus pecados.
Esta es una tradición basada en otra tradición. Las Escrituras nunca indican que esta afirmación sea verdadera. Como vimos antes, la persona debe ser librada de sus pecados antes de morir.
- Nuestras oraciones por los muertos hacen eficaz su intercesión por nosotros.
Tal como se construye con bloques de juguete, el catolicismo continúa añadiendo una tradición sobre otra sin tener ningún fundamento bíblico. Aquí llegamos a un punto álgido, en el cual nuestras oraciones supuestamente son capaces de:
“… hacer eficaz su intercesión en nuestro favor”.
La pregunta obvia es: ¿Por qué necesitamos que otros intercedan por nosotros? ¿Acaso no es suficiente tener a Dios el Hijo intercediendo por nosotros? ¿Necesita el Creador del universo que hombres y mujeres mortales lo ayuden a persuadir al Padre a nuestro favor?

Gracia total

 Ella dijo:
—Ninguno, Señor.
Entonces Jesús le dijo:
—Ni yo te condeno; vete y no peques más. (Juan 8:11).
La enseñanza de Jesús sobre el ideal absoluto y la gracia total parece contradictoria.
Veamos: Jesús nunca rebajó el ideal de la perfección. Al joven rico, le dijo: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto» (Mateo 5:48). Y a un experto en la ley, que le preguntó sobre el mandamiento más importante, le explicó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente» (Mateo 22:37). Nadie ha cumplido perfectamente estos mandamientos.
Sin embargo, el mismo Jesús ofrece tiernamente la gracia total. Perdonó a una adúltera, a un ladrón en la cruz, a un discípulo que negó conocerlo y a un hombre llamado Saulo que perseguía a los cristianos. La gracia es absoluta y para todos, alcanza incluso a aquellos que clavaron a Jesús en la cruz. «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» rogó el Señor mientras agonizaba (Lucas 23:34).
Durante años, me sentía tan indigno al considerar los ideales absolutos de Jesús, que no captaba bien la idea de la gracia. Sin embargo, cuando entendí esta dualidad en el mensaje, descubrí que el concepto de la gracia viene a través de la vida y las enseñanzas de Cristo.
La gracia es para todos los que no pueden seguir adelante por sí solos. La gracia es para todos.
Señor, tu gracia me asombra. Quiero disfrutarla.
Jesús cumplió los requisitos perfectos de la ley para que podamos disfrutar de la paz perfecta de su gracia.

El club 99

Érase una vez un Rey que a pesar de su lujoso estilo de vida, no era feliz.
Un día, el Rey observó a un sirviente que cantaba alegremente mientras trabajaba, lo que le fascinó. ¿Por qué siendo él el supremo soberano de la tierra era tan desdichado y sombrío, mientras que en un humilde siervo había tanta alegría? El rey preguntó al sirviente: “¿Por qué estás tan contento?”
Imagen relacionadaEl hombre respondió: “Su Majestad, yo soy nada más que un sirviente, pero mi familia y yo no necesitamos demasiado – solo un techo sobre la cabeza y comida caliente para llenar nuestros estómagos”.
El rey no quedó muy satisfecho con esta respuesta, y más tarde, solicitó el asesoramiento de su consejero de más confianza. Después de escuchar al Rey hablar sobre sus quejas, pesares y la historia del siervo, el consejero dijo: “Su Majestad, creo que el sirviente nunca ha sido parte de El Club 99”.
“¿El Club 99? ¿Y qué es eso?”, preguntó el Rey.
El consejero respondió: “Su Majestad, para saber realmente lo que es el Club 99, usted debe colocar 99 monedas de oro en una bolsa y dejarla en la puerta de la casa del sirviente.”
A la mañana siguiente el sirviente vio la bolsa, la recogió y la llevó adentro de su casa. Cuando abrió la bolsa, dio un gran grito de alegría … ¡Cuántas monedas de oro!
Comenzó a contarlas. Después de varios intentos, quedó convencido de que había 99 monedas. Se preguntaba, “¿Qué podría haber ocurrido con la última moneda de oro? Nadie dejaría 99 monedas”
Y buscó por todos lados. Pensó que quizá se hubiera extraviado, pero no la encontró. Finalmente, agotado, decidió que iba a tener que trabajar más que nunca para ganar la moneda de oro que le faltaba y completar las 100.
A partir de ese día, la vida de aquel siervo cambió. Trabajaba en exceso, y se convirtió en un gruñón horrible, que castigaba a su familia por no ayudarlo a ganarse la moneda de oro y dejó de cantar mientras trabajaba.